Ataque A Las Brujas Equivocadas

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Un grupo entero de brujos nos habían atacado, la batalla fue muy difícil al enfrentar solo a tres de ellos y de la nada salieron más, pero la misma directora llegó, deteniendo el enfrentamiento solo con su presencia.

Todos estaban alerta y yo me sentía más relajada, para mí, la directora era alguna clase de Diosa invencible.

—Muy bien, les daré una oportunidad —ella tomó asiento en el aire y cruzó las piernas, como si debajo hubiera alguna silla—. No pelearé esta vez.

Musidra, Domino y Freila levitaron lentamente hacia nosotras.

—¿Cómo estás, Pao?

—Musi, sabía que estaban aquí cuando el sonido de la explosión no llegó a nosotras.

—No pude resistirlo aunque la directora nos pidió observar solamente —así que ella nos salvó de quedar sordas, era extraño verla actuando tan concentrada y madura cuando la mitad del tiempo solía estar a cuatro patas.

—¿Entonces solo te irás sin dar pelea, bruja Morgana?

—No digas tonterías —respondió la directora a los brujos—. Atacaron a mis preciosas estudiantes y a mi preciada aprendiz en un momento de descuido, tengo que permitirles poner sus asuntos en orden.

No siempre podré pelear sus batallas, así que, si pueden ganarles, dejaré que se vayan intactos —un momento, ¡¿nos haría pelear a nosotras?!

—Supongo que ya es demasiado bueno para la directora —Pao sonrió resignada.

—No digas eso, ella tiene razón —pero Freila la contradijo—. Ya no estamos en primer y segundo año, compañeras de tu edad están esperando para ir a enfrentarse al mundo; como amantes de Lucifer, hay que dar el ejemplo.

—Supongo que sí —sin importar lo que dijeran, la presencia de la directora les permitía hablar tan tranquilamente.

Domino arrojó una poción a Pao.

—Toma, imagino que gastaste casi toda tu energía.

—Dos tercios solamente —la gran hermana bebió la poción sin dudarlo.

—No permitas que Musi salga herida.

—¿No pelearás?

—¿Contigo y Freila en la vanguardia? no gracias, me dan más miedo ustedes.

—Suficiente de palabrerías —la directora chasqueó los dedos y Avelin, Domino, Net, Mavis y yo fuimos transportadas a un costado de lo que se convirtió en el campo de batalla.

Las únicas que quedaron para hacer frente a los enemigos eran Musidra, Pao y Freila, ¿sería suficiente?

—Presten atención, chicas, esto es lo mínimo que espero de ustedes.

Miramos en dirección a las demás y tanto Pao como Freila se posicionaron al frente.

—Musi, danos ritmo —ordenó Freila y la bruja con el collar de perro suspiró mientras un instrumento musical aparecía en sus manos.

—Saben que odio tocar violín —se colocó en posición—. Pero bueno, también lo saben, yo amo la música —la melodía que surgió después era tan enérgica y sorpresiva que era difícil de creer que surgiera de la misma mascota de las amantes de Lucifer, la misma chica que se estaba quejando sobre tocar aquel instrumento.

Las notas tenían tanta intensidad que las chicas enfrente parecían brillar.

Transferida a una Escuela de Brujas Tomo IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora