Orden Equivocada

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El sonido del acero chocando resonaba contra las paredes de la cueva, la humedad del ambiente era cortada con cada tajo, mi hermana golpeaba una y otra vez y yo... retrocedía asustada.

—¡Vamos, vamos! —apenas podía mover mi espada para bloquear sus ataques—. ¿Qué es esa postura, Erika? si no separas más los brazos del cuerpo, podrías perderlos —incluso me corregía sin dejar de moverse.

—¡Ya te dije que no sé cómo usar una espada! —respondí lanzando un tajo al aire.

Ella esquivó con un giro y la punta de su florete acabó peligrosamente cerca de mi cuello.

—Bueno, supongo que como calentamiento es suficiente —parecía muy feliz justo en ese momento.

—¡¿Calentamiento?! ¡sentí que moría!

—Perdón por eso, debía saber en donde estabas para saber desde donde enseñarte —explicó girando su florete como una espada láser.

—Pero te dije que no sabía nada.

—No es totalmente cierto, al inicio tienes una buena postura, sabes moverte hacia adelante y hacia atrás, pero demonios, eres un tronco bajo presión —Ay, justo eso me pasa con las chicas—. Es mejor empezar despacio y dejar que tu cuerpo se acostumbre —parecía que su consejo no era sólo sobre esgrima—. En más de un aspecto.

—¿Y cómo hacemos?

—En guardia.

Repetí la posición que me mostró la directora, era ligeramente distinta a la de mi hermana, probablemente por experiencia o por estilo.

—Ahora, la forma de esgrima de los Rüstung realmente iría contigo, pero no tengo problema con que uses el estilo de los Fay.

—¿A qué te refieres?

—Los Rüstung somos una familia defensiva, nuestro estilo de esgrima se basa en la defensa y francamente, no te veo a ti lanzando el primer ataque en una pelea real.

—¿Y cómo ganas una pelea defendiendo?

—Atacame.

—Ay...

Avancé hacia ella, tiré un tajo y como respuesta, golpeó mi florete hacia arriba y como si tuviera un rebote, su punta voló a mi cuello.

Se separó.

—De nuevo.

Apreté los dientes, di un golpe que fue desviado, luego otro, mi hermana giró, se acercó y de alguna forma, terminó sujetando mi muñeca, apuntando mi propia espada a mi cuello y la suya haciendo cuz, era como terminar entre unas tijeras.

—La defensa no significa que pierdas la oportunidad de atacar, sólo que buscas el momento justo; si juegas bien en defensiva, tu oponente tarde o temprano te dará la oportunidad y a diferencia de simplemente atacar hasta generar una apertura, el que la genere por sí misma suele ser más peligroso para él.

—No sé, a mí me parece más peligroso ser atacada.

—Pero no tienes el coraje para atacar —eso dolió—. Escucha bien, Erika, no importa lo buena esgrimista que seas, si siempre te concentras en atacar, iras generando aperturas.

Las personas que sólo atacan, a menudo acaban exponiendo sus debilidades y terminan destruidas por su propia mano —.

—Esto parece más que sólo esgrima.

—Te dije que saber usar una espada es más útil de lo que piensas, tú eres una linda persona que nunca ataca, pero al menos debes saber defender y buscar oportunidades, ahora, en guardia.

Transferida a una Escuela de Brujas Tomo IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora