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/Lilith/

*¿No quieres despedirte?-pregunta Nobara despacio, niego.

Este lugar está muy oscuro y aunque sé que está soleado la idea de la luz en este momento me irrita, no combina para nada con cómo me siento.

*Ven con nosotros-dice Fushiguro, vuelvo a negar pero ahora levanto la cabeza para mirarlos.

*Debo volver a mi templo-digo bajo.

*Podemos acompañarte-dice Nobara.

*No se preocupen-digo intentando sonar bien-lamento mucho su perdida-digo bajo, yo recién estaba conociendo a Itadori pero ellos ya eran amigos así que debe ser peor para ellos.

*Podemos quedarnos contigo si quieres-insiste Nobara, sonrío, aunque sin muchas ganas, de forma sincera porque realmente aprecio su preocupación mientras vuelvo a negar, el hombre al final del pasillo los está esperando.

*Ustedes tienen cosas que hacer-aseguro-y yo...quiero hablar con Gojo una cosa antes de irme-miento y me siento mal por hacerlo pero hasta yo desconozco la razón por la que quiero quedarme.

*¿Es un adiós entonces?-dice Nobara triste, tomo su mano despacio, ella se sonroja por eso pero no se aparta.

*Podría venir a verlos si quieren-ellos asienten-los voy a extrañar.

*Si nos vamos a ver entonces no uses el tono de despedida-me regaña Nobara y me abraza molesta, sonrío y se lo devuelvo.

*Cuídense-digo y miro a Fushiguro que asiente serio, ambos se alejan por el pasillo y cuando me quedo sola en el pasillo frio y oscuro mi cuerpo no logra sostenerse y caigo al suelo apoyando mi cuerpo contra la muralla y abrazando mis piernas a mi pecho.

La sangre de Itadori sigue en mi ropa, ahora es una mancha negra y aunque pude haberme cambiado no tengo ánimos para nada, las lagrimas vuelven a picar en mis ojos y caen por mis mejillas de forma silenciosa.

Quiero retenerlas, hacer a un lado mis emociones pero no lo logro, siento un vacío en el pecho inexplicable. Sé que quería a Itadori, era un chico increíble y demasiado bueno para merecer lo que estaba pasando pero ni siquiera la muerte de Hiro me dejó esta sensación de abandono.

Quizás es porque Hiro recibió a la muerte como un descanso, el termino de un castigo pero Itadori...

Estaba llorando desesperado y aterrado por la idea de morir.

Las palabras de Sukuna hacen eco en mi cabeza y el odio viene a mi, si ese idiota no se hubiera confiado y tomado una decisión tan estúpida como esa ambos seguirían aquí, aunque sea sólo para irritarme Sukuna estaría aquí. 

Aunque la idea sea tan egoísta para una sacerdotisa, estar sola tan pronto me genera odio, Itadori iba a quedarse mucho más tiempo conmigo, incluso si lograba solucionar las cosas él no iba a darme la espalda, hicimos un plan para conocer lugares nuevos y Sukuna acabó con todo.

¿Cómo pudo ser tan estúpido?

La sonrisa de Sukuna aparece en mi cabeza y las ganas de gritar y golpearlo vuelven a florecer, ¿Cómo pudo ser tan estúpido? él sabia que Itadori lograba contenerlo, lograba seguir en control, incluso si le estaba costando debió saber que la posibilidad seguía estando, no era tonto, al menos eso dejó ver y aún así fue capaz de hacer algo tan estúpido.

El cuerpo de Itadori esta en la habitación a mis espaldas, no sé qué harán con él pero al ser el recipiente de Sukuna supongo que no puede ser simplemente enterrado. Sé que él murió y ya no puede sentir nada pero el hecho de que no pueda tener un entierro digno me molesta, merece un lugar para descansar.

Libres (Sukuna)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora