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/Sukuna/

*¿Así que ella lo golpeó y te amenazó?-pregunto divertido.

Fuji asiente.

*Ella dijo que si no le decía cómo encontrarlo, usted lo sabría y se haría cargo-aguanto la risa orgullosa que quiere escapar de mi.

Ashi entra al lugar llevándose mi buen humor, se acerca al trono sin levantar la mirada, se pone al final de las escaleras y se arrodilla.

*Habla ya-digo irritado y ella mira de reojo a Fuji.

*Ella...ella no quiere salir, señor-aprieto mi puño-mi señora no ha querido comer en todo el día y no quiere ver a nadie.

*¿No ha salido de la habitación?-pregunta Fuji y la chica lo mira.

*Salió a darse un baño y luego volvió a su habitación y no ha querido salir-informa-ella suena muy triste, mi señor.

Debe ser por el mocoso.

Ayer le hablé de él, Lilith no dijo mucho luego de escuchar lo que dije pero pude ver en sus ojos como algunos recuerdos la atacaban, puede haber sido su voz u otra cosa. Ella volvió a su habitación y hoy no la he visto todo el dia. Crei que bajaria y me pediria otra mentira, por eso hice llamar a su compañia, porque ya es de noche y ella no se ha presentado ante mi.

Iré a verla.

Me levanto del trono cuando la puerta se abre y veo a Atriel entrar con sus hombres, su expresión es de enojo pero ni eso me divierte. Veo como Fuji tira de Ashi a su lado para dejar que el grupo se quede ante mi.

*¿Qué?-suelto serio.

*Obtuvo lo que quiso-dice Atriel-quiero lo mío.

*Te dije que la decisión era de ella-digo serio-y por lo que supe, dejó bastante claro su desinteres-los ojos de Atriel brillan con odio y eso logra divertirme un poco-ya no hay razones para que tú y tu grupo se queden, vayanse antes de que otras maldiciones tomen tus tierras-digo provocandolo.

Fuji me da una mirada rápida sonriendo levemente. Él sabe que tomaré esas tierras, sólo no he tenido la necesidad en este momento porque estoy haciéndome cargo más de Lilith que de las maldiciones.

*Espero que para la mañana se hayan ido-digo bajando las escaleras y pasando por su lado-Fuji, hazte cargo, yo iré a descansar.

*Sí, señor-responde.

*¿Por qué le das poder de decisión?-suelta Atriel enojado haciendo que me detenga-ella es una prisionera, una simple humana. No depende de ella su vida.

*Eso es cierto-digo y sonrío-su vida es mía, así que no vuelvas a abrir la boca sobre esto.

*¿Por qué?-espeta enojado-¿tan bien lo hace que...?-mi mano apenas se mueve cuando su voz se corta y yo me volteo para su costado sangrar, esperaba hacer un corte más pequeño pero a veces no lo controlo.

Cae de rodillas al suelo cuando sus compañeros recién son capaces de reaccionar pero apenas logran soltar un sonido de sorpresa, no se mueven ni me miran.

*Te lo advertí-digo serio.

*Que vergüenza-dice apenas-el rey de las maldiciones siendo dominado por una humana-tomo su cuello-una put...-mis uñas le abren la garganta traspasando la piel y tomando todo para tirarlo fuera.

Me levanto escuchando el cuerpo caer tras de mi.

*Deja sólo a uno, Fuji-digo quitándome el kimono-deja a quien entienda que si intenta sólo mirarme a la cara, esta muerto.

*Sí, señor.

Subo hasta mi habitación para quitarme la sangre y cambiar mi ropa por una nueva, también cambio mi forma a la de dos brazos para ir a verla. Abro su puerta despacio y la veo apoyada contra la ventana mirando hacía afuera, sus ojos estan hinchados y rojos, fijos en el cielo gris que hay fuera.

Libres (Sukuna)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora