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/Sukuna/

Acomodo a Lilith sobre mí y ella me abre el kimono mientras yo le impido dejar de besarme. Mi mano va hasta su nuca para enredar mis dedos en su cabello y profundizar aun más el beso, abro su boca con violencia y ella suelta un gemido desesperado. El hombro de su kimono baja y al ver su piel desnuda mi boca va hasta allá, Lilith comienza a rozarse sobre mi y ambos comenzamos a gemir desesperados.

El corazón me late con fuerza y puedo sentir el de ella de la misma forma, puedo escuchar su respiración irregular y los gemidos casi dolorosos que suelta.

*Sukuna-gime asustada.

No me detengas.

Mi mano va a tirar de su kimono para quitárselo definitivamente pero ella toma mi mano.

*Mierda Lilith, sabes que si dices que pare, lo haré, así que, si lo vas a hacer, hazlo ya-digo irritado porque aunque lo haría, eso no significa que no me irrite, ella toma mi rostro en sus manos con fuerza haciendo que la mire.

*No puedo respirar-dice apenas-siento que va todo muy rápido y el pecho me duele-la miro sorprendido.

Sí, siento el dolor en su cuerpo, incluso puedo sentir el placer que siente. Su pecho y entrepierna están ardiendo y eso sólo lo puedo saber por la unión, pero en Lilith esta unión esta dormida así que esto es abrumador.

Realmente no esta respirando.

*¿Debe sentirse así?-su corazón va demasiado rápido y sé que debo alejarme e ir más lento.

¡Maldita sea!

Cierro los ojos con fuerza y apoyo mi cabeza en su hombro, tomo varías respiraciones hondas intentando no pensar en la posición en la que estamos y el hecho de que estamos tan cerca. Me concentro en su corazón, nunca lo había escuchado de esa forma y me preocupa que su ritmo sea tan acelerado e irregular.

*Iré más despacio-prometo bajo y la mano que estaba por desabrochar su kimono sube a su cara para acariciarla.

He esperado mucho, puedo ir despacio ahora.

Mi mano va hacía su cabello y lo acaricio despacio, ella me mira y cierra los ojos ante el cariño.

*Quizás no debemos hacer esto-susurra con los ojos cerrados-no estoy segura pero no sé si es así cómo debe sentirse.

*Es porque no estaba pensando-reconozco bajo, ella suelta una risa.

*¿Eso te sorprende?-mi mano golpea su trasero con fuerza-¡Oye!

*Eres muy insolente para hablar con el rey de las maldiciones-digo con la voz ronca pero sin poder evitar sonreír al verla.

*Estoy sobre ti, creo que eso me da algo de poder-levanto una ceja.

*¿Eso crees?-ella asiente, siento como su respiración se va calmando y el ardor en su pecho disminuye, su respiración poco a poco comienza a calmarse.

*¿Dejas que cualquiera se te suba?-pregunta levantando su ceja, niego y llevo mis manos a sus caderas para acariciarla despacio, su corazón da un salto.

*No, detesto que se me suban-ella sonríe y su corazón vuelve a su ritmo.

*Yo no te veo molesto-dice divertida y sus manos van hasta mis hombros acariciándolos-algo de poder debo tener para lograr esto.

¿Algo?

Si ella supiera que su poder va mucho más allá de esto, no se quedaría aquí.

Cuando nos alejamos junto al mocoso de sus dioses y de los hechiceros, ella solía entrenar conmigo, al principio me negué porque no soporto la culpa de lastimarla pero mientras ella avanzaba y mejoraba, se sentía más que bien ver lo lejos que podía llegar en poco tiempo.

Libres (Sukuna)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora