/Sukuna/
El cuerpo del mensajero se parte en dos en mis manos con demasiada facilidad. Su sangre se mezcla con la de los mensajeros anteriores y vuelvo mi vista al frente.
La enorme cúpula aparece ante mi, puedo ver a las últimas personas dentro corriendo aterradas y a lo lejos el templo que antes era de Lilith. El lugar perdió toda la hermosura que ganó el día que ella se volvió sacerdotisa.
Ese día, el verde normal que había tenido en el tiempo de Hiro, cambió a un morado brillante y atractivo al reconocer a su nueva sacerdotisa.
*Tienes muchos sentimientos para ser una maldición-dice el ejecutor al cruzar la barrera sin problemas-¿vas a destruir un lugar con tantos recuerdos?
*Los mejores recuerdos están lejos de aquí-digo serio.
*Tengo entendido que el hechizo de unión es sólo físico, no sentimental-dice y puedo captar la burla en su voz.
*¿Ya vas a dejar de ocultarte tras tus mensajeros?-pregunto ignorandolo.
*No me oculto tras ellos, estaba haciendo tiempo para que la gente en este lugar pueda protegerse-suelto una risa.
*¿Desde cuándo les importan los que están aquí?-suelto de forma sarcástica-sé lo que les hacen. Los obligan a trabajar y apenas les dan comida, todo se lo lleva la porquería que pusieron como sacerdote.
*No te permito cuestionar los designios de los dioses.
*No estaba pidiendo permiso-una sonrisa divertida se me forma al escuchar la molestia en su voz-de todas formas, creo que ya estoy listo para ti-digo estirando los brazos dejando que los huesos me suenen.
*Te recuerdo que no puedes pasar a este lugar-suelto una risa divertida.
Aunque Lilith tuvo mucho cuidado en su trato, hay algo que ella no sabía en ese momento y yo sí. Yo era consciente de nuestra unión y sabía que necesitaría algo para poder escabullirme con ella, al menos hasta que ella también me aceptara. Sabía que aunque no nos gustara en ese entonces, yo iba a ceder a mi impulso sexual y esperaba que ella no me lo negara, pero debía asegurarme que cuando ella quisiera o me necesitara también, tendría una forma para llegar hasta ella.
Traspaso el campo sin problemas y no puedo evitar sentir una inmensa satisfacción al ver su expresión tomar algo de terror y confusión.
*El trato era no atacar el lugar y a las personas que venían por ayuda-sus ojos se encienden pero no sé si más miedo u odio-y yo no voy a atacar el lugar ni a una persona que buscaba ayuda.
*¿Vas a usar tu truco de dominio?-suelto una risa.
*No, lo haré con mis propias manos-salto a él listo para golpearlo de la forma humana en que vi pelear al mocoso muchas veces.
No es que intente ser como él pero pelear de esta forma humana, sólo va a humillarlo más. Y sonrío al ver sus ojos encenderse en odio al ver la forma en que lo ataco.
*A él-gruñe con odio y veo a cuatro de sus sirvientes acercarse para atacarme, lo hacen con cierta magia que no conozco, intentan forzarme a atacar de la misma forma pero estoy decidido a humillar a sus malditos dioses.
Tomo el brazo de uno y se lo arranco sin problemas haciéndolo chillar. Uno de ellos comienza a vomitar, otro se queda quieto y el otro grita con odio listo para atacarme, pero entonces un rugido se abre paso deteniendo incluso a los demonios.
Una enorme bestia viaja y choca contra el campo del templo con odio. Es como una enorme serpiente pero tiene cuatro patas de enormes garras, su cuerpo parece trasparente y por dentro viajan millones de relámpagos. Levanta la cola y golpea el campo de nuevo al mismo tiempo que ruge con fuerza.
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Libres (Sukuna)
Fantasy*¿Y qué de interés podrías ofrecerle a alguien que ni siquiera está interesada en su vida? *Libertad-ofrece con un tono bajo y el sonido de esa palabra hace eco en mi cabeza-ser sacerdotisa toda una vida sin ser capaz de escoger tu propia vida segur...