48

747 92 32
                                    

/Lilith/

Entro al salón esperando ver a Sukuna y Fuji hablando como todas las mañanas pero para mi sorpresa ninguno de ellos está. Doy media vuelta para ir a buscarlo a su habitación pero choco con Atriel, la maldición de la otra noche.

*Por fin despiertas-comenta divertido.

*¿Sabes dónde esta Sukuna?

*¿Para qué lo buscas?-pregunta con una sonrisa tensa.

*¿Sabes o no?-pregunto con impaciencia.

*Claro que lo sé-dice orgulloso.

*Quiero ir con él-suelto sin pensar haciéndolo soltar una carcajada baja.

*Créeme que no querrás-dice y su mano va a mi mejilla-esta en un lugar muy feo-aprieto los labios.

*No tengo miedo-tomo su mano-llévame con él.

*Mejor quédate con...-suspiro internamente pero sabiendo que él sabe dónde está y que puede llevarme.

*Necesito explicarle algo antes de irme-miento y eso lo hace sonreír.

Idiota.

*A menos que ya no quieras enseñarme tus tierras-el sonríe de lado.

*Bien-dice y tira de mi para salir del lugar.

Le toma menos de 5 minutos conseguir una maldición alada en la que me hace subir después de él.

La maldición parece igual que todas, quitando las alas. Repite una palabra que apenas logra modular y no parece inteligente, hace todo lo que Atriel le dice.

*Infierno-dice como si nada y la palabra hace eco por mi cabeza.

*¿Infierno?-pregunto confundida cuando la maldición alza vuelo sin problemas.

*Parece que Sukuna tiene unos asuntos personales en el lugar-dice sonriendo-¿Ya estás asustada?-niego.

En este momento la idea de ir a buscarlo al infierno no significa nada comparado con todo lo que soñé, con mis ganas de que me diga otra mentira con la que pueda llegar a la verdad. Bastó que terminara esa mentira para que mi mente se sintiera extrañamente tranquila y al mismo tiempo corriera la ansiedad por mi cuerpo.

Mis sueños también tomaron más formas que antes, pude ver al chico de cabello rosa y escuchar su risa. Aún no logro ver su rostro, siempre me enseña la espalda pero su presencia en mis sueños se siente cálida, sin embargo, cuando se acerca el fin y debo despertar una tristeza horrible me invade.

Por eso necesito hablar con Sukuna.

Tengo muchas preguntas, mi cabeza es un lio y los recuerdos que hay en ella, se mezclan, no sé cuál es real y cuál es una mentira.

A la maldición voladora no le toma mucho llegar hasta lo alto de una montaña, va tan arriba que tengo la sensación de que el oxígeno se reduce. Atriel guía a la maldición por entre los ricos de la montaña haciendo que esta se lastime levemente, una extraña sensación presiona mi pecho antes de ver a Fuji ante una entrada escondida entre las piedras.

*Fuji-llamo y él voltea a verme, le da una mirada seria a Atriel quien detiene a la maldición y se baja de ella.

*Mi señora-dice respetuoso pero serio-puedo saber qué hace aquí.

*Estoy buscando a Sukuna.

*Me temo que mi señor esta ocupado ahora-dice dando una mirada rápida a la entrada que expulsa una horrible sensación de maldad que me pone los pelos de punta.

*Necesito verlo-digo rápido.

*No estés tan ansiosa, preciosa-dice Atriel poniendo su mano en mi tobillo para comenzar a subir-tendremos mucho tiempo lue....-levanto el pie y golpeo su cara con fuerza.

Libres (Sukuna)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora