/Lilith/
Entro al salón esperando ver a Sukuna y Fuji hablando como todas las mañanas pero para mi sorpresa ninguno de ellos está. Doy media vuelta para ir a buscarlo a su habitación pero choco con Atriel, la maldición de la otra noche.
*Por fin despiertas-comenta divertido.
*¿Sabes dónde esta Sukuna?
*¿Para qué lo buscas?-pregunta con una sonrisa tensa.
*¿Sabes o no?-pregunto con impaciencia.
*Claro que lo sé-dice orgulloso.
*Quiero ir con él-suelto sin pensar haciéndolo soltar una carcajada baja.
*Créeme que no querrás-dice y su mano va a mi mejilla-esta en un lugar muy feo-aprieto los labios.
*No tengo miedo-tomo su mano-llévame con él.
*Mejor quédate con...-suspiro internamente pero sabiendo que él sabe dónde está y que puede llevarme.
*Necesito explicarle algo antes de irme-miento y eso lo hace sonreír.
Idiota.
*A menos que ya no quieras enseñarme tus tierras-el sonríe de lado.
*Bien-dice y tira de mi para salir del lugar.
Le toma menos de 5 minutos conseguir una maldición alada en la que me hace subir después de él.
La maldición parece igual que todas, quitando las alas. Repite una palabra que apenas logra modular y no parece inteligente, hace todo lo que Atriel le dice.
*Infierno-dice como si nada y la palabra hace eco por mi cabeza.
*¿Infierno?-pregunto confundida cuando la maldición alza vuelo sin problemas.
*Parece que Sukuna tiene unos asuntos personales en el lugar-dice sonriendo-¿Ya estás asustada?-niego.
En este momento la idea de ir a buscarlo al infierno no significa nada comparado con todo lo que soñé, con mis ganas de que me diga otra mentira con la que pueda llegar a la verdad. Bastó que terminara esa mentira para que mi mente se sintiera extrañamente tranquila y al mismo tiempo corriera la ansiedad por mi cuerpo.
Mis sueños también tomaron más formas que antes, pude ver al chico de cabello rosa y escuchar su risa. Aún no logro ver su rostro, siempre me enseña la espalda pero su presencia en mis sueños se siente cálida, sin embargo, cuando se acerca el fin y debo despertar una tristeza horrible me invade.
Por eso necesito hablar con Sukuna.
Tengo muchas preguntas, mi cabeza es un lio y los recuerdos que hay en ella, se mezclan, no sé cuál es real y cuál es una mentira.
A la maldición voladora no le toma mucho llegar hasta lo alto de una montaña, va tan arriba que tengo la sensación de que el oxígeno se reduce. Atriel guía a la maldición por entre los ricos de la montaña haciendo que esta se lastime levemente, una extraña sensación presiona mi pecho antes de ver a Fuji ante una entrada escondida entre las piedras.
*Fuji-llamo y él voltea a verme, le da una mirada seria a Atriel quien detiene a la maldición y se baja de ella.
*Mi señora-dice respetuoso pero serio-puedo saber qué hace aquí.
*Estoy buscando a Sukuna.
*Me temo que mi señor esta ocupado ahora-dice dando una mirada rápida a la entrada que expulsa una horrible sensación de maldad que me pone los pelos de punta.
*Necesito verlo-digo rápido.
*No estés tan ansiosa, preciosa-dice Atriel poniendo su mano en mi tobillo para comenzar a subir-tendremos mucho tiempo lue....-levanto el pie y golpeo su cara con fuerza.
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Libres (Sukuna)
Fantasy*¿Y qué de interés podrías ofrecerle a alguien que ni siquiera está interesada en su vida? *Libertad-ofrece con un tono bajo y el sonido de esa palabra hace eco en mi cabeza-ser sacerdotisa toda una vida sin ser capaz de escoger tu propia vida segur...