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/Lilith/

El corazón se me acelera y siento que arde, las lágrimas no dejan de salir de mis ojos y me queman la cara fría. La lluvia al menos hace que pasen desapercibidas pero no ayuda con el dolor.

Soy una tonta.

No importa todo lo que Sukuna hizo o dijo estos últimos días, dejarlo atrás sin aviso, me duele. Verlo en su trono antes de cruzar la puerta me recordó lo que él es y lo que soy yo. Sukuna es el rey de las maldiciones y necesita ciertas cosas para mantener el poder, una de ellas es una reina al parecer y ya consiguió una que es perfecta para él. Y yo....yo soy sólo la humana que ahora necesita buscar lo que está al fondo del mar.

Nunca había ido tan lejos pero por alguna razón sé exactamente dónde ir, no me siento perdida y tengo la terrible confianza de que llegaría incluso con los ojos cerrados. El pecho me arde tanto como la vez que estuve con Sukuna, haciendo que lleve mi mano de forma inconsciente al pecho.

La maldición chilla y yo acaricio su cabeza despacio.

*Está bien, tranquilo-digo alto para que pueda escucharme, incluso si no me entiende-debemos seguir.

Hace unos minutos estoy sintiendo la sensación sobre que algo malo está sucediendo con Sukuna.

Está en peligro.

Grita mi corazón otra vez pero niego molesta. No es real, son sólo mis ganas de volver con él, de pedirle que no se case con Nomi, que no tiene razones para someterse a una estúpida época, que yo...

Vuelvo a negar y fijo mi vista al frente.

Debo hacer esto.

Y aunque él estuviera en peligro, él es más fuerte que cualquier persona y tiene a un montón de maldiciones que pelean por él. Así que tampoco es que vaya a necesitarme.

Pronto el olor del mar me distrae del dolor y los pensamientos. El agua y el viento pelean por un poder que no pueden poseer. Las olas violentas se hacen presente y las veo chocar contra la orilla y las rocas a lo lejos mientras el viento me traspasa los oídos con fuerza, como si quisiera cortar el agua y todo lo que está cerca.

Ver la oscuridad del mar me pone los pelos de punta. Nos adentramos tanto que lo único que se ve luego de unos segundos, es una oscuridad que me acelera el corazón...los relámpagos se hacen presente iluminando el lugar.

-Sangre Lilith.

La voz de la mujer es un susurro dulce, y no me aterra ni confunde su orden. Sé lo que tengo que hacer. Llevo mi dedo a la boca, intento no pensar en el dolor y con fuerza lo presiono contra mi colmillo hasta sentir el sabor salado y único de la sangre.

El corazón me da un salto y cuando abro los ojos puedo ver una línea roja que avanza un poco más adelante y luego se hunde en el océano.

Al llegar donde la línea se hunde, la maldición se detiene en el aire y yo miro el agua. La caída será lo más suave. El frío será horrible y la fuerza del mar apenas va a dejar que me mueva, quizás ni siquiera pueda nadar. Los relámpagos golpean el mar justo bajo de mi dejando ver la sombra de una enorme bestia esperando a que salte.

Podría morir ahí abajo.

La idea de morir de pronto me parece tan divertida que termino soltando una risa que se vuelve cada vez más alta. El rugido de una bestia se eleva al mismo tiempo y veo el agua temblar por ese sonido. Sonrío y miro los relámpagos una vez más.

Ya me enfrenté al rey de las maldiciones, ¿Qué podría ser peor que eso?

Salto sin pensarlo. El viento se siente tan frio que tengo la sensación que la piel se rasga lentamente. Todo se termina en unos segundos cuando me hundo en el agua, está tan helada como creí que siento que la piel me quema. Abro los ojos y veo como los relámpagos iluminan el lugar pero no las necesito para seguir la linea roja parece no tener fin.

Libres (Sukuna)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora