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/Lilith/

Al otro día, decidida tomo primero los libros que Itadori encontró en la biblioteca, ambos hablan del alma, de qué se componen y cómo diferenciar el cuerpo de ella para ayudar. Aunque nunca había tomado este libro conozco la mayoría de los datos, es una de las cosas que Hiro me enseñó apenas tuve consciencia. No me sirve más que para repasar mientras los chicos están en sus cosas de hechiceros, el segundo habla sobre la curación del alma, cómo se trata, cómo reconocer un alma enferma, al igual que el anterior son cosas que ya conocía. En la tarde tomo el primer libro de los que traje de la habitación de Hiro, tomo el que creo que es menos problemático.

Los demonios y el infierno es algo que debo saber, después de todo son ellos nuestros "enemigos", así como lo son las maldiciones para los hechiceros, aunque las puertas del infierno se cerraron hace mucho y hace siglos que no se ve a uno fuera de ese lugar. Comienzo a leer intentando sólo quedarme con lo importante, los demonios son, en general, seres muy molestos, de un ánimo terrible pero listos para tomar lo que sea para su provecho y diversión, sacan lo peor de ti porque eso les divierte, no les interesa nadie ni nada, ni siquiera su propia vida, en lo único que piensan es en ver a otros sufrir. Fueron condenados por las deidades supremas a estar en una dimensión mucho más pequeña que la tierra, haciendo que su territorio se volviera mucho más pequeño y su enojo e irritación mucho más grande, están deseosos por su libertad y la destrucción del mundo exterior, son expertos en generar tratos que les benefician y que los acercan al exterior pero como los humanos rara ven pactan con ellos hace mucho que ninguno sale.

El infierno es un lugar con muchos escenarios para torturar, las almas que llegan ahí se arrepentirán incluso de aquello que disfrutaron, se arrepentirán de haber nacido y mucho más del día de su muerte. Aunque el escenario cambia cuando se trata de un humano entrando por voluntad propia al infierno, ya que, se genera una alucinación para mantener al humano el mayor tiempo posible hasta que su alma sea atada o realice un pacto.

*Lilith-pego un salto de la mesa y levanto la vista para encontrarme con esa venda oscura y una enorme sonrisa-¿cómo vas?

*Acabo de comenzar-digo despacio.

*¿Haz encontrado algo?-dice y se sienta sobre la mesa acercándose, tiro mi cuerpo levemente hacia atrás y niego.

*No mucho-reconozco-pero aún me falta por leer así que no me preocupa.

*¿Cómo te sientes?-las mejillas se me encienden cuando inclina su cuerpo levemente hacia a mi-sé que estos temas no son los que los sacerdotes deben leer.

*Está bien-aseguro-mientras nos sirva no debería ser un problema-un cuerpo se pone a un lado de Gojo y sonríe.

*Lilith-dice Itadori-vamos a comer-me toma de la muñeca y tira de mi, suelto una risa mientras salgo detrás de la mesa para seguirlo.

*Vas a sacarme el brazo-digo y él me suelta divertido.

*Lo siento-mira el libro en mi mano y corre la mirada-te la haz pasado el día leyendo-asiento.

*Si no encuentro algo debería ir a ver al otro sacerdote-digo intentando sonar esperanzada pero dudo que Kanat sepa de eso y si lo sabe no va a querer decirme, si Hiro lo tuvo tan bien escondido y aun así fue castigado asumo que Kanat no sabe nada-no quiero perder mucho tiempo en esto-digo levantando el libro.

*¿Crees que el otro sacerdote sepa algo?-su sonrisa tiembla levemente.

*Espero que si-digo confiada y él me mira-si no sabe, seguiré buscando.

*¿Todavía no te aburres de mi?-niego.

*Nunca había tenido amigos, lo sabes-digo avergonzada-no quiero perderlos sin intentar evitarlo-él al escucharlo se sonroja y ahora si corremos la mirada.

Libres (Sukuna)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora