Intenciones y desiciones parte II

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Los personajes no me pertenecen son creación del gran Akira Toriyama. La trama e historia si son idea original mía.

Inmaculado sueño mío hecho suspiro y piel, he estado esperándote {...} ¿Podré alguna vez dejar de perder el control? No puedo creer que estés llevándote mi corazón en pedazos. Tomará algo de tiempo, podría necesitar de un crimen para que estés deshecha. Ahora intentaremos mantenernos ciegos a la esperanza y miedo ajeno. Hey niña, sigue siendo más salvaje que el viento y hazme romper en llanto... ¿A quién necesitas? ¿A quien amas cuando estás deshecha? ... — Come undone, Duran Duran.

El príncipe Saiyajin maldijo a todo su linaje y a él mismo, ahora estaba más que avergonzado. Ella tenía todo el derecho a repudiarlo, y a temerle.

La ira estalló en él, pues debido a sus estúpidos celos, la había lastimado y no físicamente, pero la llevó al límite con sus odiosas insinuaciones producto de su mente plagada de inseguridades que lejos de ayudarlo a aclararse lo hicieron llevarla al límite de sus cordura.

Se sintió enfermo y asqueado consigo mismo.

«Ella tiene razón en temerme, me comporté como un animal...»

Estaba muy seguro que el colapso que ella tuvo fue por todo el estrés al que por idiota la sometió. De pronto; su mente ágil cuestionó algo más. Estaba demasiado asustada... Cómo si ya hubiera vivido una experiencia  así antes. Horrorizado la contempló mientras ella descansaba entre sus fornidos brazos.

«¿Acaso alguien intentó lastimarla?»

Su pulso se aceleró y una vena a punto de explotar apareció en su cuello y en su frente. De tan solo imaginarlo se ponía mal.

—Mataré y despedazaré al malnacido que se haya atrevido siquiera asustarla...—  susurró enojado.
Un sentimiento pesado que comprimió la boca de su estómago se instaló en él...  Sabía que ninguno de ellos dejaría que le pasara nada malo... solo había dos opciones: que antes de conocerlo algo malo
le hubiese sucedido, o que realmente ella lo viera como una amenaza, y que lo creyera capaz de cometer un acto atroz contra ella.

Se quedó viendo ese frágil y menudo cuerpo que sostenía en forma delicada, solo tenía su ropa interior puesta, volteó a buscar el resto de la indumentaria que le había quitado antes, pero la halló despedazada en el suelo.

«Tsk, tiene razón en odiarme...»

Furioso consigo mismo, se quitó la capa, y con esta cubrió el delicado y hermoso cuerpo femenino. La acomodó en el escritorio un momento. Sentía el ki en reposo de su cachorro en la habitación de al lado. Sabía que esa habitación era insonorizada y agradecía en esos momentos que la científica se hubiera tomado esas molestias.

Sintió la vergüenza cubrirlo. Caminó hacia la habitación, junto con la presencia de su hijo sentía otro ki más, uno diminuto y eso le llamó la atención.

Al abrir la puerta se halló con una curiosa alienígena, pequeña muy blanca y de figura redondeada. Ella lo miró con los ojos bien abiertos.

Gure no tenía que adivinar quién era, el parecido con el amor de su vida era impresionante, pero este hombre tenía facciones más adustas más duras y rezumaba peligro por todas partes. A la pequeña alíen no se le pasó por alto que su ropa estaba ensangrentada, y eso la asustó demasiado.

—¿Quién demonios eres tú y qué haces en la habitación donde descansa mi hijo?— En tono suave pero exigente demandó el peliflama. No quería hablar fuerte para no despertar al crío dormido.

Gure se tragó el nudo en la garganta producto del miedo que ese hombre le ocasionó. Y a pesar de que sentía todos los músculos de su cuerpo engarrotados debido al terror que sentía crecer en ella, sabía que debía contestar, así que halló su voz perdida:

El destino de un Príncipe /Vegebul / V.BDonde viven las historias. Descúbrelo ahora