CAPÍTULO 55

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Leah

—No, Leah, no discutiremos sobre eso.

—No puedes acompañarme y lo sabes. Tienes que cumplir con los eventos de la banda.

—Pero ...

—Cariño, no quiero pelear, la decisión ya la tomé... —me interrumpe.

—¿No consideraste por un momento mi opinión, o tu estado?

Sin mirarlo meto la última playera a mi mini maleta. Hemos tenido esta discusión desde que le dije que me iré a Phoenix por unos días. Ale me ha pasado el contacto de una buena abogada que ya lleva días trabajando en el caso, de hecho se trasladó a Phoenix para hablar con Laurel para que le cuente su versión de los hechos. Debido a la importancia que tiene la abogada, ella logró que se apresurara la audiencia para Laurel.

Ha pasado un mes desde que me enteré de lo que está pasando mi amiga, y quise irme corriendo a verla, pero Ale me aconsejó que estando allá no podría hacer nada, y dejé que me ayudara para manejar las cosas con discreción. No me he puesto en contacto con Laurel, pero hace unos minutos me llamó la abogada diciendo que habían encontrado a Laurel inocente, y mañana le dan salida. Así que iré a recogerla. No la he visto en siglos y estoy emocionada, aunque sea en estas circunstancias.

Me siento en la cama y dejo una mano sobre mi estómago. Es una panza bastante decente para que esté a nada de cumplir cuatro mes. No se nota demasiado, suelo usar sweaters anchos para disimularla. La mantengo ahí mientras siento la mirada de mi novio sobre mí.

—No les va a pasar nada, lo prometo, solo voy a visitar a una amiga. No pasarán más de tres días —le aseguro.

—Está bien —murmura por fin, cediendo. Aunque si me decía que no igual iba a ir.

Mira la pintura que está en la esquina de mi cuarto. Es el dibujo que le hice el día que se quedó aquí, cuando tuvimos nuestra primera vez juntos. La pasé a un lienzo más grande, aunque aún no está del todo terminada.

—¿Te llevo al aeropuerto? —pregunta volviendo su vista a mí.

—No, me voy en unas cinco horas, podemos esperar a que Des salga del colegio y luego ir a almorzar.

—¿Qué se te antoja?

—Muchas cosas, cariño —le hago saber.

—Me refiero a algo que puedas comer, pequeña descarada —me dice sonriendo.

—No sé de qué hablas —respondo haciéndome la desentendida. Le planto un beso sobre los labios, para luego levantarme y bajar la maleta de la cama.

—Queremos puré de papas —admito, poniendo las manos sobre mis caderas— También jugo de piña y...

—¿Queremos? —pregunta con una sonrisa burlona y una ceja arqueada.

—Así es —comento sonriente, para luego seguir diciendo— tus dos gotas de semen que se colaron en mi útero...

—¿Por qué eres así? ¿Qué pasa con esa idea de matar nuestros momentos románticos? —pregunta desconcertado.

—¿Se supone que era un momento romántico? Perdón, cariño, ya me conoces, no tengo remedio.

—Y porque te conozco es que no me sorprende —soltó sin exaltarse. Tomé su mano y salimos de mi habitación, llevando la maleta conmigo para dejarla en la sala.

El comportamiento de Nate supera todas las expectativas sobre el mejor novio, me ha tratado como toda una diosa en este tiempo. No es que no lo hiciera antes, sin embargo, el hecho de que esté embarazada ha encendido algo en él. Se le ve más atento, al grado que a veces suele ser molesto. Esta más nervioso de lo usual. Me parece tierno que se preocupe tanto por nosotros.

Inefable (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora