CAPÍTULO 19

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Leah

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Leah

Cuando Nate dijo que me llevaría a casa, era solo a eso. Tan pronto como me dejó frente al edificio se tuvo que ir a buscar a Des a casa de Margaret. Me sentí un poco decepcionada, pensé que pasaría a quedarse un ratito, tal vez a ver una película, pero jamás le pediría que eligiera entre su hija o yo, ¿cómo podría? Quiero a esa pequeña y Nate seguro me lo recompensa luego. Un padre ejemplar, es lo que es Nathan.

Cuando detuvo el auto sabía que no podía solo irme sin despedirme bien, y si bajaba del auto corríamos el riesgo de ser fotografiados, hecho que terminaría mal, muy mal. Con nuestras caras impresas en papel y en todas las redes sociales anunciándome como la nueva conquista de Nate. Evento que deseo evitar a toda costa, al menos por ahora.

Al quitarme el cinturón, solo voy y lo beso, confiando en los vidrios oscuros los que no permiten ver desde afuera. Sin embrago, soy consciente de que tiene que ir por Des, por lo que solo lo beso por pocos segundos, segundos que él, como de costumbre, aprovecha bastante bien. Si estuviéramos teniendo sexo, de seguro hubiera sido un "rapidín" pero creo que ninguno de los dos quiere que la primera vez que estemos juntos sea de esa forma. Relamo mis labios que se encuentra muy hinchados y seguro están rojos a más no poder.

Le deposito un rápido beso cuando estoy por bajar y este ríe ante mi infantil acto. Me quiero morir de vergüenza cuando eso pasa, ¿Quién carajos se supone que soy? Me estoy volviendo loca, repito, me estoy volviendo loca, loca por Nate, pero ¿Saben qué es lo más terrorífico? Que me gusta, me gusta estar así, me gusta cómo me siento. No obstante, mi felicidad no dura demasiado, cuando estoy entrando a mi departamento, y noto que mi teléfono no está. Joder, lo dejé en la sala de ensayo. Espero que los chicos sigan allí.

Tomo las llaves de mi motocicleta y salgo disparada a por ella, con tanta brusquedad que olvidé el casco; espero que no me multen por ello. No me toma más de diez minutos llegar a Evolution, y suerte que los encargados de seguridad me conocen y me dejan pasar sin tanto protocolo. Voy directo a la sala de ensayo de los chicos.

—Estoy bien, lo juro. Ya no duele tanto —La voz de Iam sale casi exhausta.

—Te creo, ya no te vuelves tan loco como antes —dice Shane.

—Lo que yo no entiendo es cómo lo ocultaste tanto tiempo. Él seguro te habría entendido, no creo que sean de los que se dejen de hablar por una chica —Bray se une a la conversación.

—Es difícil, pero ella no es para mí, solo me confundí. Eso fue todo.

Me siento algo mal por escuchar una conversación que se ve bastante personal por lo que decido entrar sin tocar.

—¡Qué bueno que siguen aquí! Dejé mi teléfono y pensé que no había nadie.

Iam me ve con horror y Bray alarmado, Cal abre bastante sus ojos verdes y Shane, como siempre, actúa como si nada. Aunque no sé con exactitud de lo que hablan, no hay que ser un genio para saber que se trata de una chica. No quiero meterme donde no me llaman por lo que voy a lo que vine: buscar mi teléfono.

Inefable (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora