The wrong side of town - Parte I y II

Capítulo XXV

*No tuve tiempo para editar este capítulo, perdónenme si ven errores de ortografía o redacción :C*

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Luego de haber pasado la mayor parte de la hora de Literatura montándonosla en la biblioteca y de no haber hecho absolutamente nada de lo que nos habían encargado, tuvimos que pedir el libro para el fin de semana y quedar en vernos. Al final, había terminado embaucándome a mí misma para hacer exactamente lo que no tenía que hacer, pero la maestra Tanner había dejado en claro que no aceptaría ningún tipo de trato especial ni para la hija del alcalde ni para el quarterback estrella de Sylver Valley, y no esperaba nada menos que un trabajo excepcional.

Por suerte (o quizá no tanto), Aaron tenía libre el día que nos vimos, así que nada realmente pasó.

Pero los días sin eventos solo duraron hasta el lunes siguiente, cuando Katt me citó en medio de la noche a algún lugar del lado sur para vandalizar la moto de Gabe junto con Hails, Gina, Matt y Jake. No tenía idea de qué los hacía pensar que ayudaría en algo como eso siendo la hija del alcalde, así que me desligué rápidamente de su plan y volví a casa, sabiendo que si le decía algo a alguien, esto terminaría en una batalla campal.

Seguía pensando en eso el lunes cuando empezaron las clases. La moto de Gabe estaba rayada con grafitis por todas partes, de la misma forma que habían sido rayado los casilleros, con consignas contra el sur y contra los Raiders.

—Esas cosas son difíciles de limpiar —se rio Katt mientras miraba el desastre del que había sido parte.

—Son unos idiotas —suspiré, intentando ignorar a cualquier persona que me pudiera asociar con esto, incluyendo a Aiden.

—¿Por qué estás tan enojada? —preguntó Hails, frunciendo el ceño.

—Porque... porque no creo que sea correcto hacer eso.

—Pero sí es correcto hacerlo con nuestros casilleros —Katt frunció el ceño también. Parecía que todo el mundo estaba enojado conmigo.

—No sabemos si Gabe tuvo algo que ver. Además, pienso que es más una venganza personal de Jake —me crucé de brazos.

—Así como nosotros, ellos también trabajan en equipo —Hails se encogió de hombros—, y todos son culpables por asociación.

Eso era lo que me temía que pensara Aiden de mí cuando nos viéramos.

Y eso fue exactamente lo que hizo.

—¿Qué te hace pensar que sé algo? —exclamé, frustrada luego de que me preguntara qué había pasado, sabiendo que había muchas formas en las que Aiden podría hacer que abriera mi boca y dijera algo que no debía decir.

—Eres Alexandra King. Raro sería que no supieras nada —me miró de soslayo.

Estábamos jugando al gato y al ratón, y yo era el ratón que no sabía donde escabullirse y que sabía que pronto lo atraparían. Aiden era el gato, y era un cazador estupendo.

—No sé.

—Te ves tan culpable, Alex —arqueó una ceja hacia mí.

—No sé nada de la moto de Gabe. ¿Quieres dejar de atormentarme?

—¿Eso es lo que estoy haciéndote? —me miró con burla—. Me pregunto si ellos harían lo mismo por ti.

—¿De qué hablas?