Parte II - Capítulo XLIII

233 23 3
                                    

Aiden

—Pateé el trasero de esos engreídos.

Ash y yo estábamos teniendo el momento de nuestras vidas mientras nos reíamos de cómo había avergonzado a dos chicos que no podían haber dejado sus bocas cerradas antes de pelear con Ashley. Resulta que, que te venza una chica no es tan terrible, a menos que le digas comentarios obscenos en los que supones que eres mejor que ella solo para terminar en el suelo soltando una lágrima luego de que una llave durara unos segundos más de lo que el árbitro señaló.

—Nunca se vuele aburrido —me reí y chocamos puños.

—¿Dónde está Alexandra? Parecía como que iba a vomitar en cualquier momento.

—La sangre y los golpes la ponen un poco nerviosa. Salió a tomar aire, solo para mandarme un texto diciéndome que nos esperaría en su camioneta.

—Mmmh, predecible, sabía que su majestad no iba a soportar más de cinco minutos.

—En su defensa, fueron alrededor de 15. Además, era eso o soportar otra cena con sus padres donde fingen que todo está bien.

—Sugiero que vayamos por malteadas para celebrar.

—Suena bien, déjame llamar a Alex.

Ashley asintió distraída mientras se arreglaba el cabello con la cámara frontal de su celular. Le marqué a Alex, pero su celular me envió directo al buzón.

—Extraño.

—¿Qué pasa?

Marqué una vez más, deseando que solo fuera un problema momentáneo de señal, pero la voz robótica decía que era el celular de Alex el que no estaba disponible. Rápidamente busqué la camioneta de Alex con la mirada, solo para encontrarme con que no estaba.

—¿Qué sucede? —insistió Ashley—. No me gusta esa mirada.

—El celular de Alex está apagado y su camioneta no está aquí —contesté, intentando mantener mi voz calmada mientras abría la aplicación de rastreo. Luego de todo lo que había pasado, decidimos que sería bueno que Alex compartiera su ubicación conmigo todo el tiempo, solo por si acaso.

—Uhm... bueno, quizás fue a hacer algo y su celular se apagó. Ya sabes, con lo que está pasando cualquiera olvida su cargador.

—Sí, puede ser. No debe ser nada.

A pesar de que estaba manteniendo la compostura mientras la aplicación cargaba la última ubicación del celular de Alex, tenía un mal presentimiento. Sabía que su batería podía haber muerto, y que no volvería a su casa sin su cargador, pero por otro lado Alex no se habría ido con su celular sin batería sin dejar un mensaje para advertirme.

Cuando luego de segundos que parecieron horas la última ubicación conocida cargó, una angustia que nunca había sentido antes me invadió. Estaba justo a las afueras de Sylver Valley, en una zona boscosa con unas pocas cabañas alejadas de la sociedad y entre ellas.

—Ash, marca al 911.

—¿Q-que?

—Márcales. Diles que la hija del alcalde está desaparecida. Ahora.

—Aiden, la hemos visto hace apenas una hora, nadie va a creer que simplemente desapareció. ¿Estás seguro que...?

—Es una King, vendrán enseguida —dije, intentando mantener mi calma pero el temblor en mi voz me asustó más y también pareció desestabilizar a Ash, que tomó su celular y marcó rápidamente al 911, quienes no pidieron más detalles y nos encontrarían aquí.

The wrong side of town -  Parte I y IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora