Capítulo XLII

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Antes que nada quiero disculparme por la demora, andaba de vacaciones jeje

***


Durante el resto del día tuve demasiado tiempo para pensar; lo suficiente como para arrepentirme de lo que había estado a punto de hacer si Ashley no hubiera aparecido para interrumpirnos. En aquel momento la había odiado con toda mi alma por haber arruinado todo cuando finalmente había reunido el valor para hablar con él, pero ahora estaba comenzando a pensar que su exquisito momentum era el destino intentando evitar que cometiera un error garrafal. Mi vida había ido mayormente bien cuando me guardaba mis sentimientos, y cuando salían a la superficie y todo salía mal, el dolor siempre era difícil de llevar. No tenía idea de qué planeaba diciéndole a Aiden que estaba perdidamente enamorada de él, ¿Qué volviera conmigo? ¿Qué me confesara su amor innegable? Ninguna opción era plausible.

Durante toda la jornada escolar me la pasé evitando a todo el mundo, e incluso me llevé mis libros a casa para no tener que encontrarme con Aiden otra vez en el casillero. Sabía que no me llevaría a ningún lado, sobre todo porque mañana tendría que verlo en su casa y actuar como si no hubiera estado a punto de decirle que estaba enamorada de él.

Cuando llegué a su casa al día siguiente después de mi entrenamiento, pensé que el asunto se olvidaría. Estaba dispuesta a intentar adaptarme a esta nueva realidad sin Aiden, mirándolo sin poder tenerlo. No era la primera vez que esto le pasaba a alguien en el mundo, y definitivamente no sería la última. Solo me quedaba superarlo, así que no mencioné nada mientras trabajábamos en silencio en la asignación de la semana.

El silencio entre nosotros era todo menos reconfortante, pero moriría antes de hablarle o mirarlo, así que mantuve mi cabeza gacha todo el tiempo que estuvimos juntos y ni siquiera me atreví a mirarlo cuando me hacía preguntas sobre la asignación. Respuestas robóticas era todo lo que podía darle, consciente de que tendría que acostumbrarme a esta nueva realidad algún día. Si hacía algo más que eso, terminaría rompiéndome frente a él, y era lo único que no estaba dispuesta a hacer. Si el mundo veía que podía romperme, entonces nunca volvería a estar completa otra vez.

Las horas pasaron agónicamente lento hasta que terminamos. Nunca había realmente deseado separarme de Aiden, pero ahora solo quería llegar a mi habitación para llorar tranquila. Sin embargo, Aiden tuvo otros planes, porque me detuvo un segundo antes de que cruzara la puerta luego de despedirme, y no me quedó de otra que girarme a enfrentarlo, a pesar de que estaba mirando a todos lados menos a él.

—¿Qué era lo que querías decirme ayer?

La pregunta me agarró por sorpresa. No creía que él siquiera recordara eso, después de como había salido junto a Ashley como si yo no hubiera estado ahí a punto de derramar mis sentimientos sobre él.

—Yo... uh...

Me quedé un buen rato trabada, tiempo que estaba segura no era socialmente aceptable para responder una pregunta tan simple, pero no había manera en el infierno de que le dijera lo que iba a decirle.

—No lo sé, no lo recuerdo —mentí, apretando mis labios por lo falsa que había salido mi voz. Era la voz que utilizaba con todo el mundo para fingir que estaba bien, y dolió de mil formas distintas tener que usarla con Aiden luego de que él fuera la única persona con la que me sentía cómoda hablando con sinceridad.

—No lo sé, Alex. Hiciste un lío de ello, así que no me trago eso de que no lo recuerdas.

Como si importara a esta altura.

—Si me acuerdo, te lo dejaré saber —me crucé de brazos, sintiendo mi voz quebrarse un poco. No sabía como protegerme de él, no sabía cómo proteger a mi corazón de esto.

—Está bien —aceptó, pero no supe qué era lo que estaba pensando porque no me molesté en mirarlo.

—Nos vemos —me despedí atropelladamente y casi corrí hacia mi camioneta, de vuelta a casa, donde tendría que seguir fingiendo estar compuesta, y ahora que también tenía que fingir frente a Aiden, todo acababa de volverse un poco más agotador.

La siguiente semana pasó de la misma forma. Aiden no volvió a preguntarme nada, pero comenzaba a hablarme como si esperara que yo cambiara de actitud. Sabía que me estaba volviendo ridícula sin mirarlo ni hablarle ni siquiera cuando era necesario, pero no sabía de qué otra forma podía evitar romperme frente a él. Pensé que él sería un idiota conmigo por lo que le hice, pero en cambio, me estaba hablando casi como lo hacía habitualmente, como si no sintiera ganas de estar enojado.

No sabía por qué Aiden estaba haciendo esto. ¿Se sentiría culpable? No tenía mucho sentido, considerando que él no había hecho nada malo, pero la forma en la que me invitaba a comer cuando estaba en su casa o me preguntaba si estaba bien se sentían extrañas, como si se preocupara por mí. Sin embargo, rechacé cada una de sus invitaciones y respondía sus preguntas como si fuera un dispositivo electrónico con respuestas predeterminadas, solo para salir medio corriendo de su casa al final del día y convencerme de que yo no le importaba, y de que si tenía un poco de sentido común, no me haría tontas esperanzas con él.

Los días que pasaron no ayudaron a curar mis heridas. Cada vez me sentía un poco más miserable y me encontraba extrañándolo, recordando todos nuestros momentos y maldiciéndome por haber borrado todos nuestros mensajes. Ahora, no me quedaba nada con lo qué recordar más que mis tormentosos pensamientos, ni siquiera mensajes de algo que ya no significaba nada.

The wrong side of town -  Parte I y IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora