Capítulo VI (Editado)

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Alexandra

Odiaba a Aiden Reed. Lo odiaba casi tanto como me obsesionaba, y esa era una combinación que estaba empezando a ser peligrosa ahora que estaba obligada a pasar tiempo con él.

Pero Aiden y la arpía de Ashley tendrían que esperar, porque tenía cosas más importantes que hacer.

—Como saben, todos los seniors tenemos derecho a seguir una hilera de acontecimientos en nuestro último año —expresé por el micrófono frente a la atenta multitud—. Su servidora, Alexandra King, junto con Katherine Nash y Hayley Johnson seremos las encargadas de organizar y distribuir los tiempos. Nos aseguraremos de que todo sea completamente democrático y a diferencia de generaciones anteriores queremos crear instancias donde todos puedan participar en la elección de actividades. ¿Alguna pregunta?

Luego de unos murmullos y de que me asegurara que nadie tenía una inquietud que presentar, seguí hablando.

—Y para aquellos que han estado viviendo bajo una roca y no se han enterado, la primera actividad que se lleva a cabo, justo después del baile de bienvenida, es un viaje a un centro de ski. Sin embargo, este año abriremos la posibilidad de elegir entre ir a la playa, a la nieve, o a acampar.

Mucha gente abucheó a la última opción, y tuve que estar de acuerdo con el desacuerdo general.

—Luego del viaje —continué cuando cesaron los abucheos—, que es el que vendrá a fin de mes y en el cual cada profesor comunicará las actividades a evaluar, comenzará la recaudación de fondos de todos aquellos que deban participar en el viaje de fin de año. Como ya sabemos, la generación anterior de seniors decidió, al igual que las dos anteriores, viajar a Paris. El lugar definitivo será elegido dentro del mes, así que les pido encarecidamente que estén atentos a ello ya que es una actividad obligatoria, además de presentarse junto a varios créditos extras y oportunidades de los profesores para mejorar sus notas. Ahora, Hayley y Katt les comunicarán cómo procederá la elección del viaje de fin de mes.

Dejando el micrófono, me aparté a un lado y me crucé de brazos, atenta a la multitud.

Como siempre que alguien del norte hablaba, los sureños no estaban interesados en lo absoluto. Es más, estaban haciendo el suficiente ruido como para interrumpir a Katt, que estaba contando que se abriría una encuesta en la página oficial de la escuela que acabaría a media noche para elegir el lugar del viaje.

En algún momento, Jake les gritó al grupo más grande —en el que estaba Aiden— que guardaran silencio, y todo se desplomó.

El almuerzo era usualmente tierra de nadie porque mientras almorzábamos nosotros, también lo hacían profesores y funcionarios, y Emma, la señora de la cafetería, disfrutaba de los pleitos más de lo que le gustaba admitir como para hacer algo al respecto.

—¡Quiero verte intentándolo, niño de papi! —gritó Gabe con voz burlona a algo que Jake había dicho, pero no había podido poner atención porque estaba tratando de no hervir de ira por el hecho de que Ashley tenía sus piernas sobre las de Aiden.

Sus perfectas y torneadas y sexys piernas, de las que probablemente Aiden nunca podría cansarse.

Bien, ya fue suficiente.

Sacudiendo mi cabeza, decidí despejar mi mente un momento para ver cómo podía salvar la escena. Lo cierto era que el centro de estudiantes trabajaba mucho en organizar el año de los seniors, y ahora que finalmente era nuestro turno, no tenía ganas de estropearlo.

—¡Chicos! ¡Ya es suficiente! Podemos estar tranquilos cinco minutos, ¿sí? —grité para que todos me escucharan, pero se voltearon a verme con aburrimiento solo para después seguir peleando—. ¡Joder! ¿¡qué les pasa en la puta cabeza!?

The wrong side of town -  Parte I y IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora