Parte II - Capítulo XXV

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Aiden

—Bueno, si es que hay una mejor forma de sacar al gato de la bolsa, aún estoy por verla.

La broma de buena fe de Ash no me hizo sentir mejor en lo absoluto, porque todo estaba mal en esta situación.

Ella, Gabe y Kyle me habían arrastrado fuera de la escuela, hacia el patio, antes de que perdiera toda mi mierda, si es que no la había perdido ya.

—Seré el primero en decirlo —murmuró Kyle—. Juzgué mal a Alexandra. Está loca, y totalmente en el buen sentido de la palabra.

—Tengo que decirle al director lo que realmente pasó, no voy a dejar que ella...

—Aiden, ya cálmate —insistió Ash—. Nadie obligó a Alexandra a hacer lo que hizo.

—Me importa una mierda.

—No podemos darnos el lujo de perderte para el partido de mañana —suspiró Gabe—. Es lo que Garret quería que pasara. Es la razón por la que King se sacrificó por ti.

—Además, ella sabe lo que hace —agregó Ash—. Es la hija del alcalde. No va a pasarle nada. Como mucho, la suspenderán hoy y mañana, hasta que sus padres arreglen todo durante el fin de semana y vuelva como si nada hubiese pasado el lunes, mientras ustedes se contonean con su nuevo y bonito trofeo de las estatales.

Sabía que tenían razón, pero Alex estaba metida en este lío por mi culpa, porque mi autocontrol se había desvanecido por completo cuando se atrevió a hablar de ella así, luego de lo que él le hizo. Nadie podría haber encontrado mejores palabras en este mundo que me hubiesen hecho reaccionar más rápido.

Quería decir que me arrepentía, pero lo cierto es que lo volvería a hacer cada vez.

—De todas formas, Garrett podría decir la verdad en cuanto salga de la enfermería —dijo Gabe, pensativo—. Con su palabra bastará. Nadie va a creerle a King que ella hizo algo como eso.

—Jake no dirá nada —dijo una voz femenina a mis espaldas. Era Katherine Nash, que nos estaba mirando alternativamente—. Alex se fue en modo Rambo contra Jake, y él nos ha dado la orden explícita de no decir nada. No sé qué fue lo que Alex le dijo, pero lo asustó lo suficiente como para que mantenga la boca cerrada.

—¿Fue sola a hablar con ese hijo de...?

—Aiden, por favor, cálmate—me recordó Ash en voz baja para que nadie escuchara, y yo tuve que contar hasta diez para calmarme otra vez. Iba a sermonear a Alex hasta el jodido cansancio cuando la viese—. Intenta parecer controlado.

—Sus padres están por llegar, pero me dijo que tenía que asegurarme de que, y cito "Aiden no haga algo estúpido". Por eso estoy aquí, para dejarles saber que no deben decir la verdad, porque nadie del norte lo hará.

—Aiden está a punto de hacerlo —Ash rodó los ojos.

—Mira, Reed, mi mejor amiga acaba de sacrificarse por ti y quiero creer que es porque de verdad vales la pena, así que no lo arruines y déjala que tome su propia decisión —soltó un suspiro—. No digas lo que pasó. Además, sé lo que le hizo Jake, y sé que la defendiste, y sé que era de ella de quien estaba hablando cuando dijo esa imbecilidad. Se merecía ese puñetazo, pero tú no mereces que te expulsen. Además, te puedo asegurar que Alex saldrá sin ningún problema de esto.

—¿Qué fue lo que le hizo Garrett? —preguntó Kyle, confundido.

Katherine lo miró con aburrimiento.

—Nada, porque Aiden lo golpeó antes de que lo hiciera.

—Y sí que fue un buen golpe, incluso mejor que el de hoy —Ashley sonrió, probablemente por el recuerdo—. Luego yo le pegué una patada también. Fue catártico.

—Bueno, supongo que lo tenía merecido —dijo Gabe.

Ashley se volteó hacia Katt, mirándola con una media sonrisa.

—Gracias por la información, Katt. Nos aseguraremos de que todo siga su curso normal. Bueno, todo lo normal que puede ser.

Katherine le devolvió la sonrisa a Ashley y luego se marchó, sin mirar a nadie más que ella en el proceso.

Realmente se gustaban, porque eso se parecía un montón a como yo estaba seguro de que me quedaba mirando a Alex.

*

Después de eso, todo el mundo estaba hablando y mirándonos de reojo, preguntándose que pasaba. Algunos llegaban a las conclusiones equivocadas, otros, a la correcta. Sabíamos algunas cuantas cosas: Alex había sido suspendida, y Garret, por alguna razón, también. Se rumoreaba que la enfermera se había dado cuenta que su aliento olía a alcohol, lo cual no me hubiese sorprendido en lo absoluto por la manera errática en la que estaba actuando.

No había querido llamar a Alex. No tenía idea de qué le diría a sus padres o si de siquiera se podrían tragar que ella había sido la que le dejó la cara así a Garret, por lo que no me extrañaría que no estuviera en posesión de su celular. Esperaría a que me llamase, y si eso no funcionaba, iría a su casa en la madrugada, o quizás después de que sus padres se fueran a trabajar mañana. Nadie me daría la lata por llegar a clases tarde en el día del partido.

Cuando llegué a esa conclusión, me obligué a relajarme un poco. Si habían suspendido a Garret era por algo, y Alex... bueno, no me preocupaba que suspendieran a Alex, solo me preocupaba que las palabras de ese imbécil la hubiesen hecho sentir mal, o el hecho de que estuvo prácticamente sola con él en la enfermería. Me apostaba lo que fuese a que no había sido el perfecto caballero que se esperaría de alguien como él.

A quien sí le preocupaba la suspensión de Alex era a las animadoras, que no estaban seguras de qué hacer en el gran acto de mañana sin Alex, que era la que iba en la cima de todo y en el centro la mayoría del tiempo.

Por mi parte, no estaba preocupado. Sabía que encontraría la forma de no defraudar a su equipo.

Lo más apremiante ahora ni siquiera era detener los rumores que se estaban esparciendo como incendio forestal a través de la escuela, porque si había algo que estaba seguro de que iba a pasar era que todo el norte se volvería contra Alex.

Pero los Raiders le deberíamos una, y eso sería más que suficiente.

The wrong side of town -  Parte I y IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora