The wrong side of town - Parte I y II

Capítulo LXI

Alexandra

No tenía idea de qué hacer o a quien acudir. ¿Cómo podía arreglar esto? No podía terminar con Aiden, pero tampoco podía dejar que esos videos se hicieran públicos. De lo que sabía, el acosador tenía además videos de Ashley, Katt, Jake y Hayley, y si bien estos últimos dos no me interesaban en lo absoluto, tampoco era tan vengativa como para querer que su vida se arruinara también.

Bueno, la vida de los hombres definitivamente no se arruinaría, pero la de nosotras... era una historia distinta.

Luego de intentar por algunas horas el celular de Katt sin resultado, finalmente decidí hacer algo que iba en contra de mis instintos: llamar a Ashley. Después de todo, si queríamos iniciar una tregua, suponía que podíamos empezar por aquí.

—Alexandra —contestó secamente.

—Hola, Ashley. Uhm... siento lo de hoy.

Hubo un largo silencio antes de que ella contestara.

—¿Por qué llamas?

—Necesito tu ayuda.

—¿Mi ayuda? Cariño, la mitad de mi vida y la de tu amiga se acaban de arruinar, no veo cómo podría ayudarte en este momento.

—Hay una forma, lo sé. ¿Podemos vernos?

—Alexandra...

—Por favor, Ashley. Esto es mi culpa, es mi culpa que esas fotos se hayan filtrado.

—¿Tu culpa? ¿De qué mierda hablas?

—¿Me verás o no?

—Está bien. Mi casa. Ahora. Te textearé la dirección.

No esperé a que Ashley me enviara su dirección para subir a mi camioneta. Ya iba a mitad de camino hacia el sur cuando el mensaje me llegó. Vivía a tan solo una calle de Aiden, así que sabía como llegar y no me tomó demasiado tiempo. Ella estaba sentada en las escaleras del porche cuando llegué.

—Mi papá está... indispuesto. Tendremos que hablar aquí —dijo, acercándose a mi ventana, y yo le hice un gesto para que subiera a mi camioneta—. ¿Has sabido algo de... Katherine?

—No he conseguido que conteste su celular —negué con la cabeza—. Tampoco está en su casa.

—Entendible. Aiden ha estado llamándome todo el día también, pero yo... no tengo ganas de hablar con nadie.

—Hablaste conmigo —le recordé.

—Pensé que algo le había pasado a Katherine —comentó con voz algo ida, demostrándome que Katt le importaba más que de lo quería admitir—. Ahora dime, ¿qué maquinación te traes entre manos?

—Antes que todo, lee esto —le entregué mi celular, y Ashley fue leyendo los mensajes con el ceño fruncido—. Aún no tengo idea de quién es, pero por cómo habla, sospecho que es alguien del norte. Quiere que termine con Aiden, pero tampoco quiere revelar nuestra relación, probablemente por locos celos, así que está intentando hundir a las personas que me importan. Es la misma persona que envió los videos.

—¿Tienes alguna idea de quién puede ser?

—No. Estoy descartando a las personas que salen en los videos, así que Jake y Hayley están fuera de la lista de sospechosos, y la única otra persona en la que pensé...

—No me digas. ¿Matt? Todo el mundo sabe que babea por ti como un Terranova de 9 meses.

—Pero no veo cómo Matt podría hacer esto. Es tan inocente, y tan caballeroso. El chico no puede hablarme sin sonrojarse por completo.