Capítulo 28

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29 de mayo, 2020

Adeena:

—¿Les gusta? —les pregunto a Noah y Sierra que están a mi lado, viendo el local que acabo de comprar para la futura librería.

—Huele raro —dice Noah haciendo que voltee los ojos.

—Hay que hacerle todos los arreglos, no puedo quejarme con el precio al que me lo dejó.

—Cierto —dice asintiendo—. Vamos por lo básico, hay que limpiar, tirar los horribles muebles que hay y dejar todo lindo para pintar.

—Manos a la obra —dice Sierra aplaudiendo, sonrío alegre y doy un saltito de felicidad para entrar y comenzar con la limpieza.


Me estoy por poner el otro guante, cuando veo mi celular, Helen me pregunta otra vez por Marcus y ya no sé cómo hacerle entender que no volví a hablar con él y ahora estoy enfocada en otras cosas como para eso.

Marcus... desde la pelea que no sé nada de él, no lo llamé ni le escribí, ni él a mí. No sé qué es de su vida, tampoco pretendo saberlo...

Bueno, sí me gustaría saber si se siente igual de mal que yo por lo que dijimos. Pero no fui yo quien empezó todo y, sinceramente, pretendo enfocarme en ponerle rumbo a mi vida.

Así que, como vengo haciendo, ignoro todo lo que tenga que ver con Marcus y me pongo manos a la obra con mi futura librería.

No puedo estar más contenta.




Marcus:

—¿Duele? —no le respondo a Logan, solo cierro los ojos y aprieto los labios aguantando el dolor—. Sí, creo que te duele.

—Cállate, idiota —siseo y ríe—. ¿Cuánto le falta? —pregunto como puedo y el chico me mira.

—No mucho.

Respiro hondo y trato de pensar en otra cosa mientras termina.

Me encantaría que estuviese aquí otra persona, y no Logan. Una persona que me dijo que me acompañaría en mi primer tatuaje, pero no está, no está porque actué como idiota y todo se fue a la mierda.

Hoy la quise llamar.

Mierda la estoy queriendo llamar desde la pelea.

Pero primero quiero poner en orden mi vida, haciendo las cosas que siempre quise hacer, y cuando esté libre, buscarla.

La extraño, lo admito.

Y me hierve la sangre de pensar que ahora debe estar con el baboso del novio.


—Listo —dejo ir el aire que estaba reteniendo.

Me levanto y miro el espejo, es una serpiente de dos cabezas en el brazo derecho, comienza en la mitad y termina con las cabezas en mi hombro, como si estuviese subiendo por mi brazo.

Una sesión larga, pero valió la pena, está genial.

—Quedó asombroso —dice Logan a mi lado.

—Sí —digo sonriendo—. Me encanta.

—¿Valió la pena el dolor? —me pregunta y asiento.

El chico me dice los cuidados que tengo que tener, me pone una venda transparente y me da una crema para ayudar la cicatrización.

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