Capítulo 48

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26 de agosto, 2020

Adeena:

—Quédate quieta —me reprime Sierra mientras pasa la esponja por mi cuello.

—No tan fuerte, duele —me quejo.

—Jódete por andar teniendo sexo alocado.

Río y golpea mi hombro.

—Quieta dije.

Obedezco mientras trata de tapar los chupones que Marcus me dejó en la librería, ya que aún no se van.

Por suerte no utilizo bikini o se me verían las marcas de sus dedos en mi trasero.

Por el espejo del baño veo que Marcus pasa, pero retrocede al vernos.

—¿Siguen aquí? —pregunta divertido.

—Sí, por tu culpa —bufa Sierra haciéndome reír.

—Claro que no, si fuese por mí no se taparía nada —lo miro mal.

—Marcus, no puedo atender a los clientes de la librería con chupones en el cuello.

—¿Por qué no?

—¡Porque no!

—Noto cierta falta de argumento —dice cruzándose de brazos mientras se apoya en el marco de la puerta.

Le entrecierro los ojos y ríe para besar mi mejilla.

—¿Entonces no vienes al viaje con nosotros? —le pregunta Sierra y Marcus hace una mueca.

—No puedo, tengo juntas importantes y un accionista viaja desde su país sólo para hablar conmigo.

Hago una mueca ya que pretendía mostrarle Francia y lo hermoso que es, pero entiendo que debe quedarse.

—Una lástima, vas a perderte de un asombroso viaje.

—Sierra —la regaño.

—Gracias por el ánimo —le dice de mala gana Marcus.

—De nada —le responde sonriente a lo que él voltea los ojos—. Listo.

Me miro en el espejo y sonrío, ni se notan.

—Sos la mejor.

—Lo sé, cariño, lo sé —me dice mientras guarda todo.

Automáticamente Marcus toma mi cintura para atraerme hacia él. Mira mi cuello y frunce el ceño.

—Me gustaba más antes.

—Una lástima.

—Ya voy a reforzarlos.

—Marcus... —le advierto y sonríe para inclinarse y besarme.

Sus labios se mueven suaves sobre los míos y sonrío en medio del beso, cuando estoy por llevar mis manos a su cuello, Sierra me aparta de él.

—¡Hey! —le dice él.

—Lejos, que no quiero tener que volver a hacerlo.

—Sabes que va a ver una próxima.

Ella bufa y sale del baño, dejo de reír cuando él vuelve a pegarme a él.

—¿En qué estábamos...?

—En que tenemos que ir con los demás a la sala —digo colocando mi dedo sobre sus labios haciendo que me mire mal—, tenemos que terminar de organizar lo del viaje.

Me aparto y salgo del baño, pero toma mi brazo volteándome hacia él y toma mi rostro presionando su boca sobre la mía para robarme un beso profundo que me hace suspirar y quedarme con ganas de más, aferra sus manos a mi cintura haciendo que no quede espacio entre ambos, pero cuando estoy por llevar mis manos a su cabello él se aleja.

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