Capítulo 56

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26 de septiembre, 2020

Marcus:

Veo dormir a Adeena a mi lado, con su rostro pegado a mi pecho. Su desnudez siendo tapada por la sábana.

Apoyo mi mejilla sobre mi puño, apoyado sobre mi codo en la cama de lado observándola dormir.

El sol está saliendo y me muevo un poco para que los rayos de este no la molesten en el rostro.

Se remueve, pegándose más a mí y sonrío pasando mis nudillos por su suave mejilla. Observándola dormir plenamente relajada, vulnerable, hermosa.

Nunca llegué a pensar que el día que fui a lo de Helen iba a cambiar todo. Y que ahora no puedo imaginar un futuro que no sea a su lado.

Si ese día me hubiesen dicho que estaría así, admirando cómo duerme, completamente perdido por ella, capaz de hacer todo por la mujer que me tiene en la palma de su mano, no lo hubiese creído.

Mucho menos creer que salí de mi zona de confort, faltar al trabajo, hacerme un tatuaje, allanar un lugar, correr carrera de autos, irme de viaje sin avisar.

Haciendo todo lo que deseo, siendo feliz y libre, a su lado.

Suspiro pensando en cómo se tomará la idea de vivir juntos, espero que diga que sí y si no quiere, puedo esperar todo lo que quiera hasta que quiera hacerlo.

No me voy a ir a ningún lado, tengo todo el tiempo que ella quiera.

Pero espero que diga que sí.


Esto fue un impulso.

No tenía para nada planeado esto. Pero lo vi y aquí estoy.

—¿Cuánto falta? —digo entre dientes.

—Ya casi, hombre.

Aprieto con mucha fuerza mis dientes por el dolor, pero escucho lo que dice.

—La amas demasiado ¿No? —pregunta divertido.

—¿Se nota? —pregunto sarcástico.

Él ríe y yo quiero ahorcarlo.

No sé cuánto tiempo más pasa, hasta que respiro cuando dice que terminó.

Me levanto y voy al espejo, sonrío ante el resultado. Mi celular suena y pensando que es Adeena lo tomo, ya que no le dije de esto.

Pero es este número nuevamente y una muy mala sensación me invade cuando lo leo.

"Yo se los advertí, no me escucharon. Ahora van a lamentarlo"

Decido sacarle captura a todo, sólo por las dudas, porque es un loco nada más ¿No?

Estoy contento por lo que acabo de hacer y no voy a dejar que un desconocido que no influye en nada de mi vida me lo arruine. Así que me apuro a pagar para ir a mostrárselo a Adeena.


Se queda estática en su lugar cuando me bajo un poco el pantalón y le muestro mi pelvis.

—¿Te lo... tatuaste? —dice impactada.

—Así es, en ese lugar para que sólo tú lo veas —digo y sé que me puse rojo.

—Es temporal ¿No?

—Claro que no —digo frunciendo el ceño.

—Marcus, te lo tatuaste, de verdad —dice demasiado sorprendida y asiento sabiéndolo—. ¿Estás loco?

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