Capítulo 43

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1 de agosto, 2020

Adeena:

Una música hace que me despierte y me remueva, reconozco el tono de mi celular, estiro el brazo para intentar alcanzarlo en la mesa, pero no llego; cuando me quiero mover, el brazo de Marcus se aferra a mi cintura, presionándome contra él, impidiendo moverme.

Vuelvo a intentar estirarme y un gruñido ronco hace que deje de moverme.

—Si sigues moviéndote así, esto va a terminar contigo gimiendo.

Jadeo y abro los ojos con sorpresa a la vez que siento, no solo mi cara roja, sino todo el cuerpo. Carraspeo mi garganta y logro tomar el celular.

—¿Hola?

—No sé dónde estás —comienza Sierra—. Estoy sola con Isaac en la habitación y tú no estás en la cama, Noah me dijo que Marcus tampoco está en su cama y despertó solo con Logan —no respondo—. Como sé que luego vas a contarme, solo quiero decirte que salgan de donde sea que estén porque estoy segura que seguían durmiendo y en pocas horas debemos estar en el patio con los demás. Isaac y yo nos vamos a la habitación de Helen, así está sola por si la necesitas.

—Gracias —es lo único que puedo decir, escucho una suave risa de su parte.

—Ay, amiga, sé que vas a contarme muchas cosas.

Corta y vuelvo a dejar el celular en la mesa para voltear y quedar frente a Marcus que aún tiene los ojos cerrados.

Recuerdo lo de anoche y una sonrisa se dibuja en mi cara mientras paso los dedos suavemente por su rostro y cuello.

Me gusta sentirlo contra mí, mi cuerpo se acopla al suyo sin ningún esfuerzo.

No sé si lo de la canción lo hizo a propósito, haciendo lo que decía, pero yo sé que sí me siento identificada, ya que podría acostumbrarme a sus dedos sobre mi piel, a sus besos, podría ver su tatuaje hasta memorizarlo y me gusta sentir lo áspera de su mano en contraste a la suavidad de la mía.

Cuando abre los ojos suspiro como idiota al ver cómo sus lindos ojos verdes brillan a la vez que sonríe, me gusta cómo se ve su cabello alborotado y esa tranquilidad que desprende.

—Debemos levantarnos —susurro mientras sigo paseando mis dedos por su piel.

—Si sigues haciendo eso te aseguro que no vamos a salir de aquí en todo el día.

Volteo los ojos y me pega a él.

—No me voltees los ojos o yo voy a hacer que lo hagas, pero de otra manera.

Río y escondo mi cara en su cuello, haciéndolo reír a él.

—De verdad debemos levantarnos.

—No quiero, estoy bien así, gracias.

Cuando su mano acaricia mi espalda estoy tentada a aceptar, pero recuerdo que estamos en el sofá de un bar y que alguien puede vernos.

Por lo que lo termino arrastrando y obligando a que se cambie y nos vayamos.


Presiono el botón del ascensor de nuestro piso ya que estamos en habitaciones diferentes, pero en el mismo piso.

Apenas lo hago, Marcus toma mi mano para pegarme a él y besarme. Sus labios acarician los míos dulcemente, como si tratara de saborear cada parte de ellos y suspira como si estuviese igual de encantado que yo con esto.

Cuando las puertas se abren me arrastra por pasillo hasta su habitación.

—Espera aquí.

Obedezco ya que otra cosa no tengo que hacer y cuando vuelve está sonriendo.

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