Capítulo 37

2.8K 438 46
                                    

12 de julio, 2020

Adeena:

Ayer casi me da un infarto. A Isaac le comenzó a doler mucho la cabeza y fuimos disparados al hospital, pensé que había sido por la carrera, pero sólo era jaqueca por cansancio, ya que se la pasa viendo series y películas por la noche en vez de dormir, algo que yo no sabía.

—Que sea la última vez Isaac.

—Ya deja de retarlo, desde ayer se lo dices.

—Noah, no te metas. Estoy hablando con Isaac.

Noah levanta las manos en modo de rendición y miro a Isaac desde el espejo retrovisor, está cruzado de brazos mirando por la ventana y a su lado Sierra.

—¿Me escuchaste?

—¡Que sí!

—Baja el tonito conmigo que no soy ninguna amiga tuya. Sabes perfectamente que si te lo digo es por tu bien y porque me preocupo.

—Nunca te lo pedí.

Lo miro desde el espejo entre dolida y molesta. Porque él sabe cuánto me importa y ayer de verdad me asusté.

—Bien, como quieras.

Sé que no lo dijo queriendo, pero estoy muy enojada para dejársela pasar.

—Adi...

—No quiero hablar ahora contigo. A ver si solito te puedes cuidar.

Quiere hablar de nuevo, pero veo que Sierra toma su brazo y niega.

El resto del camino pasa tenso.


Veo cómo Sierra, Noah y Isaac están sentados en los sillones, callados; mientras yo termino de hablar con unas editoriales para acordar los libros que me tienen que llegar y la cantidad.

Una vez termino de hablar cuando vuelvo me encuentro a Marcus y Logan entrando a la librería.

—¿Qué hacen aquí? —pregunto y Logan palmea en hombro de Noah.

—Es cierto, la lectora está de malas.

Miro a Noah y este no me mira.

—¿Qué pasó? —Marcus me hace mirarlo colocando sus manos sobre mis brazos y colocándose frente a mí—. ¿No deberías estar contenta porque en unos días abres tu librería?

—Lo estaba. Pero alguien —remarco la palabra mirando a Isaac y evitando concentrarme en la cercanía de Marcus—, me sacó el buen humor.

Marcus mira a Isaac sin quitar sus manos de mí, lo que comienza a ponerme nerviosa.

—¿Qué pasó, Isaac?

Este no lo mira, solo mira al suelo.

Marcus me mira y yo lo miro, frunce los labios ya que sé que no le gusta verlo así.

—Cuéntame.

Le cuento lo que pasó y Marcus suspira.

Va hacia Isaac y se agacha a su altura para hablar con él, no sé qué dicen, pero Isaac asiente.

Estoy por hacer otra cosa, pero un abrazo me saca de mi lugar, Isaac se aferra a mi cintura y mi corazón late contento.

Me agacho y lo abrazo más fuerte.

—No quise decir eso, lo siento.

—Lo sé, cariño, no te preocupes, yo también lamento habértelo dicho tanto, es que me preocupas de verdad.

Aroma a LibrosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora