Capítulo 54

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22 de septiembre, 2020

Adeena:

El sábado volvimos de Francia, fue un viaje lleno de risas y momentos hermosos. Pero lo que más me gustó es que Marcus haya estado allí.

Ayer no fue tan lindo ya que empezó a sonar Firework y todos los recuerdo en los que evito pensar de Isaac me invadieron y me sentí tan destrozada que no pare de llorar en toda la noche.

Pero ahí estaba Marcus, yendo a mi casa a mitad de la noche al escucharme mal para estar a mi lado, abrazándome y acompañándome en mi dolor.


Estamos almorzando con mis tíos, mi madre, la familia de Marcus, Noah, Sierra y Logan, en la casa de Helen.

Quiero que te comportes —le digo a mi tío que me mira sorprendido.

Siempre me porto bien.

Mentira —me apoya mi tía.

¡Bien! —asiento, más tranquila, pero escucho cuando susurra detrás de mí—. No prometo nada.

Niego con la cabeza, deseando que todo salga bien.


Comiendo, me preguntan sobre la librería y contenta les digo lo bien que va.

—Entonces, Marcus... —comienza Derek y ruego porque no diga nada que me avergüence—. Trabajas como CEO, ¿Es cierto?

—Sí —dice este, tranquilo.

—¿Qué es más importante, el trabajo o Adeena?

—Derek... —lo reprimo sabiendo que ya va a empezar con sus preguntas.

—Ambas, el trabajo es mi sustento, vivo bien gracias a eso. Pero Adeena es con la que quiero pasar el resto de mi vida, así que... —parece pensar—, no, creo que sólo Adeena —asiente solo—. Sí, Adeena.

Él sigue comiendo sin percatarse de lo que acaba de decir frente a todos.

Creo que no necesitas preguntar nada más —le dice mi madre a mi tío y este frunce el ceño comiendo callado sabiendo que es cierto.

—Cuídala o eres hombre muerto —Derek lo señala con el cuchillo y volteo los ojos.

—Siempre —dice este sonriendo y asintiendo.


Me quedo sentada sobre el regazo de Marcus en la silla en su oficina del departamento. Sólo vine para decirle algo, lo vi en una llamada y quise dejarlo, pero me dijo que me quede aquí.

Así que sólo hago garabatos en una hoja en blanco de su agenda mientras él habla de trabajo con su mano en mi cadera para que no me vaya.

Escribo su inicial y la sumo con la mía, pongo que es igual a un corazón y abajo escribo "te amo" en francés.

Cursi, lo sé, pero estoy aburrida.

—¿Tarde mucho? —pregunta dejando su celular y apoyando su mentón en mi hombro para ver lo que hago.

—No, espero no te moleste que la haya escrito.

—Claro que no —dice rodeando mi cintura con sus brazos—. ¿Qué hiciste?

—Nada, sólo...

Toma la agenda y la acerca para ver lo que dibujé último.

—Es sólo un dibujo simple, nada más —digo sin saber por qué me puse nerviosa.

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