Capítulo 6

3.7K 537 54
                                    

Marcus:

Cuando entro al hospital la veo hablando con un enfermero. Me acerco y toco su brazo, cuando me ve esta entre sorprendida y confusa.

—¿Me olvidé algo en el auto?

—No, es que todos los meses me hago análisis, así que aprovecho para hacerlos.

—Okey... —parece desconfiada, pero termina asintiendo—. Me tengo que ir, así te dejo hacerte los análisis tranquilo —asiento y veo como entra a otra sala.

¿Sí sabes que es mentira?

Sí, idiota.

Me siento en una de las sillas y tomo mi celular para esperar mientras organizo cosas del trabajo.

No entiendo por qué me quedo a esperarla a que termine si no la conozco, no sé por qué me preocupa que se vuelva sola de noche a su casa, pero lo hago.


Luego de un tiempo, alguien se sienta a mi lado y volteo para ver a Adeena.

—¿Terminaste?

Frunzo el ceño, confuso.

—¿Qué?

Me mira divertida y sigo sin entender.

—Si terminaste de hacerte los análisis.

Mierda.

—Oh, sí, sí. Estoy esperando los resultados —digo medio nervioso.

Ella asiente, riendo suavemente.

—¿Tú?

—Estoy esperando a que alguien termine de hacer algo para volver.

Asiento y luego de unos segundos, pregunto intrigado.

—¿Puedo saber qué haces aquí?

Parece dudar un poco, pero termina asintiendo.

—Voy a contarte una pequeña historia —dice atrayendo toda mi atención.

Ya la tenía...

—Cuando tenía 19 años, me esguince el tobillo, por lo que vine aquí. Me encontré con un niño, Isaac, que en ese momento tenía nueve años. Como yo venía seguido por chequeos y la rehabilitación, me lo encontraba siempre.

—¿A él le pasó algo? —pregunto y asiente con una mueca.

—Tiene cáncer —asiento—. Al principio fue medio hostil, pero luego de alguna manera u otra me gané su amor como él el mío y nos hicimos grandes amigos. En un momento yo no tenía que venir más, pero lo hacía para verlo, cuando él se recuperó también nos seguimos viendo, pero tuvo una recaída, así que vengo a verlo aquí.

—Se volvieron cercanos —afirmo y asiente con una sonrisa.

—No hay semana que no lo vea, nos volvimos importante para el otro, yo vengo para acompañarlo y hablar con él. Trato de hacerlo reír o simplemente, distraerlo y hacerle compañía.

—¿Y la familia?

—Son buena gente, pero no empatizo muy bien con ellos ya que creo que no le dan la atención que él necesita más allá del tratamiento. Pero ellos no me importan si te soy sincera, Isaac sí.

—Eso es muy dulce de tu parte —digo sinceramente y me mira sonriendo, me quedo viendo sus ojos avellanos, son muy lindos.

—La verdad, no lo hago para impresionar o decir "Ay, qué buena persona soy", nunca me importó, pocos saben que hago esto, solo lo hago porque él es importante para mí, porque me hace sentir bien hacerlo sentir bien a él.

Aroma a LibrosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora