Aroma a Libros

Capítulo 5

25 de enero, 2020

Marcus:

Entro a la casa de mi abuela y escucho dos risas, veo a Adeena riendo con Helen y cuando me ven dejan de hablar.

—Hola —dice mi abuela—. Me gusta que vengas seguido.

—Aprovechando que estoy aquí, quise venir —digo sentándome con Adeena en frente y mi abuela a un lado.

—Te alisaste el cabello —le digo a Adeena que me mira y sonríe.

—Así es.

—Le queda bien ¿No? —pregunta Helen y asiento.

No imagino qué le puede quedar mal...

Ignoro mi conciencia y veo un libro sobre la mesa.

—¿De quién es? —pregunto y Adeena lo toma.

—Mío, Helen acaba de devolvérmelo.

—¿Puedo? —digo señalándolo medio divertido al ver cómo lo abraza, hace una mueca—. ¿Qué?

—Soy muy cuidadosa con mis libros, no me gusta prestarlos porque siempre le hacen algo malo, sólo a Helen se los presto.

Aguanto una risa y asiento.

—Lo comprendo, me parece bien, pero no voy a hacerle nada, sólo quiero ver de qué trata.

Me mira dudosa, frunciendo sus labios y aguanto el extraño deseo de bajar mi vista a ellos.

Termina suspirando y me lo entrega. Lo tomo con cuidado y leo.

—Matar para contarlo de Linda Howard —digo en voz alta—. Parece viejo.

—Lo es —dice sin quitar su vista de mis manos, como si vigilara que no le haga nada malo—. Es un libro que no conseguí en ninguna librería ya que es de hace años, lo pude comprar por una página de internet de libros usados y por suerte lo encontré en buen estado y a un buen precio.

—¿Romance?

—Crimen, pero tiene el romance justo en medio.

—E intenso —dice Helen haciendo que Adeena asienta con sus mejillas levemente sonrojadas.

—Parece interesante...

—¿Quieres leerlo? —pregunta mi abuela y niego devolviéndole el libro a Adeena.

—Gracias, pero no es lo mío, luego puedes contarme de qué trata.

Asiente y Adeena comienza a guardar sus cosas.

—Debo irme o llegaré tarde.

—¿Cómo vas a ir? —le pregunta Helen.

—En Uber.

—¿No tienes auto? —le pregunto ya que pensaba que sí.

—Sí, pero está en el taller.

Asiento, se levanta y antes de pensar, largo la pregunta.

—¿A dónde vas?

—Al Hospital.

—Marcus quizás puede llevarte —dice Helen y la miro.

—No hace falta, gracias.

—Tengo cosas que hacer, puedo llevarte, me queda de paso —me escucho decir.

Pero es mentira.

Cállate.

—No pasa nada, de verdad —dice, pero me levanto.