Capítulo 53

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7 de septiembre, 2020

Adeena:

—¿Adivinen quién está aquí? —digo emocionada y Noah me mira con desdén.

—Ya lo sabemos.

Frunzo el ceño y Sierra esconde una sonrisa.

—¿Cómo?

—A menos que hayas encontrado a otro Marcus aquí con el cuál tener sexo y gritar su nombre, supongo que es tu novio.

Abro los ojos con sorpresa a la vez que siento mi cara ponerse roja, Sierra ríe, pero Noah no.

—Bueno, parece que ya lo saben —dice Marcus rodeando mi cintura con su brazo y riendo sobre mi cabello.

—¿Cómo...?

—Fuimos con Sierra a tratar de subirte el ánimo.

—Pero parece que ya te subiste sola, pero no precisamente al ánimo.

Ella se carcajea y yo la miro mal.

—¡Tú no te rías! —le digo a Marcus que levanta sus manos en modo de rendición, pero aprieta sus labios reteniendo su risa.

—Quedé traumado —sigue Noah.

—Bueno, te la debía e incluso la tuya fue peor —me defiendo y me mira mal.

—Ya. No peleen —Helen llega junto a los padres de Marcus que lo saludan y les dicen lo contentos que están de que esté aquí.

—¿Tienen hambre? —pregunta Dakota siendo abrazada por su esposo.

—Mucha —digo y Noah gruñe en molestia.

—Ya. Entendimos.

Río y lo volteo para subirme a su espalda, toma mis piernas y me aferro a su cuello.

—Deja de ser tan quejoso y llévame a comer que muero de hambre.

Con todo el sexo que tuviste ayer seguro que vas a devorarte el restaurante —dice en Francés Helen.

¡Abuela!

¿Vas a negarlo?

Me duele la garganta de gritar.

¡Por el amor a Dios! —dice una señora a nuestro lado viéndonos con horror—. ¡Que Dios no las escuche!

Mencioné muchas veces a Dios, creo que presenció todo, no se preocupe que seguro lo disfrutó mucho.

¡Adeena! —dice Helen riendo y la señora tiene cara de querer prendernos fuego en una hoguera, pero se mete a su habitación.

Eso le pasa por meterse en vidas ajenas.

¿Qué te pasó y qué hiciste con mi Adeena?

—¿Todo bien? —pregunta Marcus colocando su mano en mi cintura, volteo y lo miro para asentir, besa castamente mis labios y Noah muerde mi brazo.

—¡Hey!

—Deja de besuquearte con él frente a mí que suficiente tengo con haberlos oído.

Bufo y comenzamos a caminar para ir a comer.


—Entonces, al chico lo apuñalan —le cuento emocionada el libro que leí de una escritora que me gusta mucho a Marcus y me mira con atención—. Y al hermano también, mi pobre amor —eleva una ceja y río—. Sabes que amo a mis personajes, estás uno debajo de ellos, tranquilo.

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