Capítulo 29

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30 de mayo, 2020

Marcus:

Me siento mejor al haberme arreglado con Adeena, pero ahora, quiero hacer otra cosa.

Que deje al baboso ese.

Ahora estamos en la casa de ella y Noah con Sierra.

—Dile que venga si quiere —me dice Adeena cuando le mencioné a Logan.

—Mira que, si viene, entra en confianza y no tienes escapatoria de él —le advierto divertido y sonríe.

—No me molesta, me agrada.

—Y a mí —dice Noah saliendo de la cocina.

Asiento y le digo a Logan que venga.


Estoy sentado en el sofá con Adeena a mi lado que fija la mirada en la película y ríe. Yo fijo la mirada en ella.

Es como si mis ojos no pudiesen estar mucho tiempo sin posarse en ella. 

Ella voltea al sentir mi mirada y sonríe levemente.

—¿Qué?

—Hay algo que no te conté —me mira confusa y sonrío para subirme la manga de la remera y mostrarle el tatuaje en mi brazo.

Sus ojos se abren con sorpresa e incredulidad.

—¡¿Te hiciste un tatuaje?! —río y asiento.

—¿Te gusta?

Deja el pote de pochoclos en la mesa, sus ojos no se despegan de mi brazo y asiente mientras se acerca para verlo mejor. Levanta una mano y susurra.

—¿Duele si lo toco? Se nota que está hecho hace poco.

—Ayer me lo hice —baja la mano al instante.

—Entonces no toco —río y asiento.

—Te lo quise mostrar ayer cuando nos arreglamos, pero se te veía cansada y no quería quitarte más tiempo —asiente y sonríe mientras sigue el tatuaje con sus ojos.

—Me gusta que tenga dos cabezas y que esté como subiendo por tu brazo hacia tu cuello —levanta la mano y roza las yemas de sus dedos por la venda transparente, pero el simple hecho que esté haciendo eso me eriza la piel—, las sombras, el trazo, es asombroso.

—Sí, dolió mucho, pero valió la pena.

Sus ojos se posan en los míos y sonríe.

No llegamos a decir nada más que el timbre suena.

Pensando que es Logan, me bajo la manga y me levanto del sofá junto a Adeena.

Pero corro con la mala suerte de que no es Logan.

—No sabía que venias —le dice sorprendida Adeena y él sonríe mirándola.

—Sorpresa entonces —dice el bobo y ella ríe suavemente.

Que chiste de mierda.

Corro la vista cuando él se acerca para darle un beso, no quiero ver eso.

—Mmm... bueno —vuelvo a ver y Adeena tiene la cara roja—. Ustedes ya se conocen ¿No?

—Marcus —dice él y lo miro de arriba abajo.

—¿Cómo te llamas? —le pregunto al baboso ya que siempre olvido su nombre.

—Nate —dice medio confuso.

—¿Nathan?

—No, Nate —frunzo el ceño.

—¿Sólo Nate?

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