Aroma a Libros

Capítulo 34

25 de junio, 2020

Adeena:

Estamos con Marcus en la casa de Isaac ya que este se la quería mostrar.

Sus padres, como de costumbre, no están.

Veo a ambos jugar a la Xbox un juego de carrera de autos. Yo preparo un aperitivo.

—¡Hiciste trampa! —lo acusa Isaac cuando queda en segundo lugar.

—¿Cómo voy a hacer trampa? —pregunta Marcus riendo.

—Tramposo, siempre gano.

—Porque te dejan ganar —se encoge de hombros Marcus y lo miro de mala manera, pero me ignora—. Yo no voy a hacerlo, si eres malo, te jodes.

—¡Marcus! —lo reprimo y me mira.

—¿Qué? Yo no voy a dejarlo ganar sólo porque tiene una enfermedad.

Voy a hablar, a retarlo, pero Isaac se adelanta hablando con una sonrisa.

—Y es por eso que me caes tan bien —ambos lo miramos—. Odio que me traten con delicadeza o con prioridad solo por tener este cáncer de mierda, que me dejen ganar por eso o que me consientan por eso, lo detesto.

—Yo te consiento porque quiero —me defiendo y este voltea los ojos.

—Lo sé, no hablo de ti, pesada. Eres una de las pocas personas que soporto y quiero de verdad.

Siento mi pecho comprimirse, Isaac es de pocas palabras cuando se trata de sentimientos, por lo que sus palabras me llegan hondo.

—¿Estás... llorando? —me pregunta Marcus y veo el techo parpadeando rápidamente para alejar las lágrimas.

—¿No?

Este ríe y Isaac me mira con una mueca.

—¿Ves? —mira a Marcus mientras me señala—. Por eso no se lo digo seguido, llora siempre, es una llorona.

—Idiota —le digo mientras me acerco a abrazarlo.

Al principio se queja y me quiere quitar, pero beso su mejilla.

—Yo también te quiero, tonto —le digo y bufa dejando de moverse, pero sonríe.

Lo suelto o va a morderme y vuelvo a terminar los sándwiches.

—Pues vete acostumbrando a que conmigo no tienes prioridad y practica más que eres pésimo en este jugo —sigue Marcus.

—Bueeeno... a veces puede que no me moleste que me prioricen ¿Eh? —comenta Isaac viendo que va a volver a perder, haciéndonos reír.

Luego de comer, veo que Isaac mira el suelo con una mueca. Lo conozco, sé que le pasa algo porque no está insultando a los actores de novela de la televisión.

—¿Qué le sucede? —me pregunta Marcus colocándose a mi lado.

—Eso voy a averiguar —voy al lado de Isaac en el sofá—. Hey, ¿Todo bien? Te ves decaído.

—¿No soy tan pesado no? —su pregunta me toma desprevenida, pero por ahí vuelve a caer en malos pensamientos—. No doy tanto trabajo ¿O sí? Soy... soy buena persona —desvía la mirada—, sí, soy sarcástico, pero es sarcasmo, no hablo en serio. Sólo... —suspira—, no entiendo.

Sé que se refiere a que sus padres nunca están y parece no interesarles.

Mi pecho se comprime en dolor cuando veo una lágrima deslizarse por su mejilla.