Capítulo 45

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5 de agosto, 2020

Adeena:

Pasó solo un día que Isaac murió y siento que pasaron meses.

Mi cuerpo se agotó de llorar tanto y ahora sólo queda el dolor que no se va en mi pecho.

Ya es de noche, estoy en el departamento de Marcus porque en mi casa hay demasiados recuerdos de Isaac que me destruyen ver.

Acostada en su cama, frente a él que me mira, me doy cuenta de algo.

Marcus está resistiendo. Resiste llorar y desahogarse por sostenerme a mí. Anoche y hoy estuvo consolándome y no me di cuenta que él también lo perdió.

Está aguantando por mí.

Él se hizo cercano a Isaac, él también lo perdió, él también sufre y le duele, y por estar cegada en mi sufrimiento no pude verlo.

—Estaba tan centrada en mi dolor que no me percaté del tuyo —él me sonríe, como siempre hace a pesar del momento en que estemos.

—No digas eso, a ti te duele mucho más que a mí —niego con la cabeza a la vez que me acerco a él.

—No disminuyas la importancia de tu dolor, jamás lo hagas.

Acaricio su mejilla y noto que traga grueso a la vez que sus ojos se humedecen y una lágrima desciende por su rostro, tomo sus brazos y lo acerco a mí para abrazarlo, haciendo que hunda su rostro en mi cuello y se acueste sobre mí, dejándose ir.

Siento sus lágrimas caer sobre mi piel y esta vez me toca a mí resistir para sostenerlo a él, por lo que respiro hondo y trato de calmarme mientras acaricio su cabello y espalda, y él se aferra a mí.

—Él me ayudó a conquistarte, a no rendirme contigo. Me dijo que él no se rendía por ti... —solloza y muerdo con tanta fuerza mi labio para no llorar que siento el sabor a sangre en mi boca—. No tendría que haber acabado así, él me ayudó a salir de mi zona, me ayudó a sentirme mejor cuando él la estaba pasando mal.

Sus palabras son cuchillos en mi alma, pero sé que lo necesita para desahogarse, por lo que aguanto los sollozos que quieren salir y lloro en silencio, consolándolo como él hizo conmigo.

Isaac tenía tanto amor para dar... tenía un corazón tan puro y sano a pesar de la enfermedad que lo rodeaba...

Nos quedamos toda la noche consolándonos mutuamente, ambos sufriendo la pérdida de alguien a quien amábamos, alguien a quien vamos a extrañar el resto de nuestros días.




7 de agosto, 2020

Adeena:

Veo a todas las personas decaídas por el funeral, por la partida de Isaac y solo puedo respirar hondo para tratar de mantenerme de pie.

—¿Segura quieres hacerlo? —pregunta Noah aun abrazándome con la voz apagada.

—Sí... sé que él lo hubiese querido.

—Si en algún momento quieres bajar me dices y listo —me dice mi tío tomando mi mano.

Asiento y cuando salgo de los brazos de Noah, Marcus me intercepta.

—¿Tienes todas las notas? —asiente—. ¿Organizadas? Sabes que por ahí las desacomodas sin querer —doy una pequeña risa asintiendo.

Me da un abrazo para besar mi frente y luego mis labios, camino al frente y me coloco en el lugar donde siempre se ponen para dar el discurso, con la imagen de Isaac a mi lado.

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