27 de marzo, 2020
Adeena:
—¿Entonces nos vemos mañana? —me pregunta Nate y asiento.
—Sí —se inclina y presiona sus labios sobre los míos.
Estamos en su auto.
Comienzo a mover los labios y llevo mi mano a su nuca para pegarlo más a mí. Su mano va a mi cintura y cuando quiero profundizar el beso, lo detiene.
—Estamos en un auto —dice divertido en medio de un jadeo.
Lo miro tratando de decirle que ya lo sabía, pero bueno. Si él no quiere, no se puede.
Asiento y me voy a mi lugar para abrir la puerta.
—Nos vemos —dice y asiento despidiéndome con la mano.
Cuando entro a mi casa, bufo en molestia.
—¿Todo bien? —me pregunta Sierra.
—No.
—¿Qué pasó?
—Sólo quiero que me toque, que... no sé, que sea un poco más atrevido, algo —comienzo a hablar—. Sí, me gusta que sea dulce y amable, pero... por el amor de Dios, pon tus manos en mi culo, bésame con ganas, algo.
—Adeena...
—Me siento cómoda con él, todo, pero quiero un poco más de acción, joder, me deja caliente hace días porque o alguien puede escuchar, o porque estamos en el auto, o porque estamos en el sofá —la miro incrédula—. No quiso hacerlo en el sofá. Un puto sofá —ríe y quiere hablar, pero sigo—. Pero él quiere ser tradicional y hacerlo por primera vez en la cama y esas mierdas cursis, ¡Por Dios! Sólo pégame a una puta pared y fóllame de una vez por todas, hombre, no es tan difícil.
—¡Adeena! ¡Para! —miro a Sierra y ríe incrédula.
—¿Qué?
—Lo siento, no sabía que ibas a desahogarte así —se disculpa y no entiendo.
Hasta que alguien se aclara la garganta y veo a un lado.
Jadeo con sorpresa al ver a Marcus mirarme con una sonrisa.
—Mierda —digo y siento la sangre acumularse en toda mi cara, lo que lo hace sonreír más, miro a Sierra—. ¡¿Por qué no me dijiste?!
—¡No podía pararte! —se defiende divertida.
—¡Sólo di, Marcus está escuchando! —ríe y Marcus se sienta a mi lado.
No puedo ni verlo, por Dios. Me alejo un poco y ríe.
—Tampoco dijiste nada fuera de otro mundo, tranquila.
—Bueno, pero igual —le digo sintiendo que me mira—, no es muy cómodo decirte lo que deseo que haga un chico conmigo.
—Lo que más me sorprende es que no lo haga y tengas que pedirlo, pero bueno.
Lo miro incrédula y toma un vaso para beber lo que creo que es agua.
Miro a Sierra que también está sorprendida y cuando me mira levanta y baja las cejas rápidamente, haciendo que sienta más vergüenza.
—Sólo... ignoremos lo que acaba de pasar.
Ambos asienten.
—¿Puedo saber qué haces aquí? —le pregunto a Marcus aún sin mirarlo.
—Sierra quería una opinión de sus fotos. Es una asombrosa fotógrafa.
—Sí, lo sé. Dentro de poco tiene una exposición en un salón de arte.
—¿De verdad?
Asiento, sin mirarlo.
—Podrías venir —le dice ella y noto que asiente.
—Ya vuelvo.
Me levanto y voy directo a mi biblioteca. Me siento en el sofá y me tapo la cara con la manta para ahogar un grito avergonzado.
Cuando dejo caer la cabeza contra el respaldar y cierro los ojos para respirar, tocan la puerta.
—¿Se puede? —veo a Marcus que sigue sonriendo divertido.
—No hasta que dejes de sonreír así.
—¿Cómo? —dice entrando.
—Como si te burlases de mí —ríe y niega a la vez que se acerca a mí.
—No es por burlarme, solo me pareció divertida tu reacción al ver que escuché lo que dijiste.
—Bueno, no sabía que estabas ahí.
—¿No lo hubieses dicho? —pregunta mientras le pone Play al estéreo y suena It's You de Ali Gatie.
—Claro que no —digo a la vez que me levanto y guardo el libro que estaba en la mesita.
No dice nada más, cuando doy la vuelta veo que se sentó en el sofá y lo analiza.
—Era cierto, es cómodo.
—Es genial.
Me acerco y me apoyo de lado en el apoyabrazos.
—Sinceramente, creo que deberías decirle —dice mirándome, bajo la cabeza y lo miro confusa—. Al chico, debes decirle. O, estar con alguien que cumpla con tus deseos, que sería la más factible ya que si no lo hace debe ser porque no le nace hacerlo.
Me quedo mirándolo.
—¿Y si se está conteniendo por alguna casualidad? —da una pequeña risa y niega.
—¿Quién podría contenerse contigo? No lo creo.
Lo miro media dudosa.
—¿A qué te refieres con eso? —sus ojos se fijan en los míos y contento un suspiro cuando lo acompaña una sonrisa ladeada que acelera mi corazón sin razón alguna.
—¿Vamos a la sala? Sierra estaba por poner una película.
Se levanta y sale, en la puerta se da la vuelta y me mira.
—¿Vienes?
No sé a qué se refería y quedé con la duda. Pero algo me dice que no va a decirme, así que suspiro y asiento para apagar la música y seguirlo.
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Aroma a Libros
Romance"Si hay atracción por su alma antes de tocar su piel, es real". Ron Lorent #1 en tensión 21/05/2023 #1 en novelaromantica 27/06/2023 #1 en amoreterno 16/08/2023 Esta historia es mía, original de mi mente, no plagien y usen su imaginación. Portada h...