Inframundo
Hades
El rio de los lamentos se había vuelto un lugar recurrente para mí, mi mente encontraba tranquilidad en las aguas y eso me ayudaba a la hora de actuar.
"Si queres encontrarla debes aprender a actuar con la cabeza fría"
Las palabras del padre de la pequeña diosa fueron las que me hicieron entrar en razón.No me importaba tener que soportar a Perséfone si eso me llevaba a ella, estaba más cerca que nunca de encontrarla.
—¡Todo está saliendo como lo esperábamos! – le hablo al arcángel que se materializa a mi lado quien asiente. —Dile que el sabueso ira al olimpo en mi lugar.
No mentí cuando dije que no quería ver al dios de la guerra y es que si lo tengo frente a frente lo mato.
—¿Por qué lo excluiste? – indaga, divago unos segundos en las aguas que chocan en las rocas.
—¡Me oculta algo! – no me siento bien en dudar de él, pero su actitud es distinta desde hace semanas, se ausenta por periodos largos y vuelve nervioso.
Como en estos momentos que no se encontraba por ningún lado, la sola idea de pensar que me traiciono me desestabiliza.
—¡No creo que sea capaz de traicionarte! – dice y es lo que en realidad espero. Adrish siempre ha estado a mi lado no lo soportaría.
—Hades, Rafael – la voz del hijo de Eros nos hace girar, fue la segunda persona que incluí en todo esto. —Ella es Hana – nos presenta a una diosa muy bonita quien camina dudosa hacía nosotros.
La ignoro porque es irrelevante.
—¿Ya están listas las tropas? – pregunto y nos da la confirmación que necesitaba.
Al amanecer dos tropas de guerreros infernales se moverían en dos direcciones completamente distintas, la primera simularía un ataca al campamento de los semi dioses y la otra iría a una ciudad en la zona nordeste del mundo mortal, muy cerca de donde estuvo el dios de la guerra.
—Según Miguel los acuerdos se firmarán en tres días – nos informa el segundo arcángel. —Tenemos que realizar la movida antes, no podemos perder esta oportunidad.
—¡Mis guerreros saldrán hoy mismo! – nos estábamos jugando mucho con esto. —Aquí es donde ingresas vos diosa, debes avisarle del ataque minutos antes de que los demonios lleguen.
¿Por qué debo avisarles si se supone que es un ataque?
—¡Miguel no quiere más muerte! – el padre de la pequeña diosa fue muy insistente en eso por lo que decidí no oponerme.
—Eso y que es una simple pantalla para cubrir la búsqueda de Hela – agrega Rafael mirándome serio.
Aunque la idea de matarlos a todos no se iba de mi cabeza.
—¿Por qué no incluyeron a Ecresio? Hela también es importante para él – la diosa ya comienza a fastidiarme con tanta preguntadera.
—Le gusta el sabueso infernal, por eso y él no participa en esto – el hijo de Eros responde por mí mientras que la mandíbula de la diosa se le descuelga por lo que le acaban de decir.
Terminamos de pulir los detalles y la mayoría se marchan dejándome a solas con el arcángel, quien debo reconocer me cae mucho mejor que Miguel.
—¿Hasta cuándo tengo que fingir? – pregunto y es que me estoy cansando, al principio fue divertido, pero me estaba comenzando a asquear Perséfone no se me despega ni un segundo.
—¡Hasta que podamos atacar al dios de la guerra! – suelta y la sola mención hace que todo valga la pena. —La necesitamos de nuestro lado, es la única que tiene acceso libre al olimpo y a sus regentes, además la diosa no va a dudar en matarlo si se lo pedís.
Cada una de sus palabras eran acertadas, Perséfone era un ser oscuro, corrompido, que empeoro con la perdida de nuestro hijo, era el arma perfecta para acabar con él.
—Además – el celestial a mí lado hace una pausa. —Fue ella quien quiso jugar y usarte en un principio.
El solo hecho de recordar que quisieron usar un hechizo de amor contra mí me divierte, como si los poderes de una simple diosa como Afrodita afectaran a alguien tan poderoso como el señor del inframundo.
—Siempre pensé que quien me iba a intentar alejar de la pequeña diosa iba a ser Miguel – el celestial se ríe divertido ya que estoy seguro de que pensaba lo mismo.
Nos despedimos y vuelvo al inframundo, Perséfone ya se había marchado al olimpo por lo que tendría unos días de completa tranquilidad.
Mundo mortal
Hela
Por la mañana temprano después de desayunar y abrigarnos salí por primera vez a pasear con Zagreo.
El aire libre nos haría bien a ambos, Carmen tenía razón al decir que la aldea era un lugar tranquilo, las personas eran muy amables y la mayoría de las mujeres se acercaban a detallar al bebe.
—Es muy hermoso niña – me felicita una señora haciéndome sonrojar, no estoy acostumbrada a tanta atención.
—¿Cómo se llama? – me pregunta el hombre a su lado.
—Zagreo – le respondo, me despido de ellos siguiendo con el paseo, me sorprende que la mayoría de las personas sean mayores de edad, casi no se ven niños.
Cruce miradas con unas muchachas que estaban hablando afuera de una de las casas, una molestia me invadió al escuchar lo que estaban diciendo, volvimos después de un buen rato, intentando no pensar demasiado en eso.
A los segundos de haber llegado el golpeteo en la puerta me sobresalto, estaba segura de que Carmen no era ya que está siempre entra sin tocar, me acerco a abrir dudosa y una alegría me recorre el cuerpo al ver al sabueso infernal parado fuera.
—Hola Hela – me saluda feliz mientras me abraza, se lo ve distinto como más alegre.
Lo invito a pasar y enseguida se va sobre el moisés, no tarda ni un segundo en tomar a Zagreo en brazos y estrujarlo, estoy segura de que estas semanas lo extraño demasiado.
—Mírate pequeño príncipe estas enorme – le habla recibiendo una sonrisa en el proceso que lo derrite.
—¿Cómo has estado? – me pregunta sin soltar al bebe.
—Muy bien, hoy hemos salido por primera vez a recorrer un poco – le cuento.
—Me alegra eso, yo he tenido mucho trabajo por lo que no me pude escapar antes.
Me siento a su lado y la incertidumbre me puede.
—¿Si te acordas que puedo escuchar tus pensamientos? ¿Qué pasa? – me obliga a mirarlo a los ojos mientras acaricia mis mejillas con la mano que tiene libre.
Las lágrimas se acumulan en mis ojos, pero no les permito salir.
—¿Es verdad que Hades volvió con la diosa Perséfone? – mi pregunta lo toma por sorpresa.
Asiente.
—No voy a mentirte, si es verdad no sé qué se le cruzo por la cabeza, pero ella volvió, hay algo raro con Hades – dice e ignoro el dolor de la confirmación, el solo pensar que algo le pasa me preocupa.
—¿Es grabe?
—No hablemos de eso – sé que nota mi tristeza. —Mejor hablemos de lo mucho que ha crecido mi pequeño príncipe infernal – se pasa el rato alagando al bebe.
Come conmigo y luego vuelve a irse a duras penas ya que según él no se apartaría jamás del lado de Zagreo y le creo, la unión que tiene es asombrosa.
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Zagreo
FantasiLa guerra dejo solo caos y destrucción. Los años habían pasado y la hija del arcángel seguía desaparecida mientras que el dios del Inframundo movía cielo y tierra para encontrar a su amada. La luna roja marco un ante y un después, una profecía, amor...