Rae
Primera tropa
Las ordenes eran claras, generar una distracción que encubriera la búsqueda de Hela, una parte de mí estaba emocionado por ver como todos en el campamento sufrían la desesperación de ver a mis soldados fuera de sus límites.
Los muy bastardos iban a tenerme miedo, estaba seguro.
Los demonios que se moverían conmigo eran leales, pero no sabían nada del plan del dios del inframundo y eso podía llegar a ser una desventaja.
—¡Nadie ataca! ¿Está claro? – grite ya que no podíamos derramar sangre por órdenes del arcángel Miguel.
Mi hermosa Hana era la encarga de sembrar el caos dentro y eso me prendía demasiado, nada me hizo más feliz que ella presentándose en el inframundo para buscarme.
Nunca tuve tantos deseos de volverla mía como ese día.
Me había elegido por encima de los dioses, a mí a un don nadie. Con ella a mí lado me sentía fuerte y poderoso.
No nos tomó demasiado llegar al campamento, eran filas y filas de demonios con espadas en mano, no nos esperaban por lo que los gritos de desesperación de los guardias perimetrales fue música para mis oídos.
La vi a lo lejos sonriéndome y esa fue mi señal.
—Asmud ordena a tus tropas que rodeen el lugar – le ordeno al tercer comandante infernal quien asiente enseguida. —No tiene permiso de atacar, esto es solo una muestra del poder de nuestro dios.
—Azud – capto la atención del primer general. —Tu y tus tropas conmigo cubriendo el frente.
Estamos listo y en cuestión de segundos teníamos rodeado el lugar, no veía a Hana por ningún lado por lo que supuse que estaría haciendo su parte dentro.
La puerta se abre dándole paso a Persio quien se sorprende al verme al frente.
—¿Rae? ¿Qué significa esto? – sin dudas Ecresio tiene razón cuando dice que es idiota como si los demonios no fueran un claro ejemplo de lo que quiero.
No le respondo ya que esas fueron las ordenes de Hades, teníamos que darle el mayor tiempo posible y lograr que informen al olimpo.
Los minutos pasan y puedo notar como se impacienta, lo conozco y sé que no va a tardar en mandar la señal, le ordena algo a mi viejo maestro quien no me quita la mirada de encima, lo saludo divertido levantando la mano.
Hana sale con el arco en mano y se para a su lado.
—¿Te volviste loco Rae? – grita haciéndome reír.
—Siempre estuve loco por vos mi hermosa diosa – le tiro un beso y mi general me mira levantando una ceja.
—Es mi novia – le confieso orgulloso y me palmea el hombro entendiendo.
Sasha se adentra con los mensajero y levanto la espada en señal de victoria.
Espero unos minutos más y doy la señal de retira, Hana sorprende a los dioses cuando corre hacía mí, la recibo gustoso cuando salta a mis brazos.
Me prendo de su boca uniendo nuestros labios en un apasionado beso, los demonios retroceden junto conmigo y emprendemos la vuelta al inframundo.
Ojalá Hades y Rafael hayan tenido suerte.
Hades
Segunda tropa
Dejamos el inframundo al mismo tiempo que el hijo de Eros, marchando hacía la última pista que teníamos de la pequeña diosa.
Los demonios que marchaban a mi lado eran los más leales bajo mi mando, confiaba en ellos y en su discreción.
Las tropas a cargo de Rafael se nos unieron en el mundo mortal multiplicando el número.
Tomamos la aldea ni bien llegamos, no íbamos a derramar sangre, pero nada nos impedía amenazarlos para que nos dieran información.
Mi segundo comandante tenía a un anciano arrodillado mientras que los ángeles entraban y salían de las casas buscándola.
—¡No sé lo que buscan, pero no está aquí, no nos lastimen! – rogaba mientras el demonio apoyaba más la espada en su cuello.
Pobre viejo le toco un demonio que disfrutaba del causar dolor.
—Estamos buscando a una diosa pelirroja, de ojos azules y piel clara, no muy alta ni muy petiza – me sorprendió la perfecta descripción que dio el celestial y luche por ignorar la ola de celos que me invadió.
—¡No hemos visto a ninguna diosa, se lo juro! – los ángeles se acercaron confirmando que no había nadie y maldije.
—¿Cuántas aldeas más hay en la zona?
—Unas treinta – dice aumentando mi desesperación ya que planear tantas salidas sin levantar sospechas nos llevaría años, sin mencionar que el arcángel firmaría los acuerdos en días.
Ordenamos la retirada después de obligar al demonio a soltar al pobre viejo, era difícil quitarles las presas cuando las eligen.
Aprovechamos que ya estábamos aquí y nos movimos a la aldea más cercana que había, pero nuevamente no hallamos nada, nadie la había visto.
—Es mejor que volvamos y pensemos donde dar el próximo paso.
Volvemos al inframundo encontrándonos con las tropas de Rae en la puerta quienes eran interrogados por el sabueso.
—¿Dónde mierda estabas? – lo increpo atropellando a todos.
—¿Qué mierda estás haciendo? – se me viene encima.
Quedamos frente a frente, nuestras miradas chocan destilando enojo y no se quien está peor si él o yo.
—¡Fuera todos ya mismo! – ordeno y desaparecen enseguida.
Lo miro y decido terminar con todo esto.
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Zagreo
FantasyLa guerra dejo solo caos y destrucción. Los años habían pasado y la hija del arcángel seguía desaparecida mientras que el dios del Inframundo movía cielo y tierra para encontrar a su amada. La luna roja marco un ante y un después, una profecía, amor...