Hades
Siento que el cuerpo me falla y que los ojos me engañan, ella está frente a mí y no puedo contener las ganas de acércame.
Se la ve muy distinta a la última vez, sus zafiros ya no desprenden la ilusión de antes.
Esta apagada, el muy hijo de perra fue capaz de apagar su luz.
—¿Pequeña diosa? – mis ojos reclaman los suyos los cuales me niega.
Adrish se fue no sé en qué momento dejándonos solos y en el fonde se lo agradezco, ignoro la culpa que me genera el haber desconfiado de él y me centro en ella.
Nada importa más que ella.
—¡No te me acerques! – su pedido me destruye, las lágrimas comienzan a salirle y no sé qué hacer.
Me imagine volver a verla muchas veces, pero nada como esto, puedo sentir el dolor que desprende su alma.
Hago todo lo que me pide ya que no me siento capaz de contradecirla, la escucho hablar mientras no deja de llorar contándome todo lo que ha pasado y su dolor es como una espada atravesándome la piel.
Ha sufrido demasiado.
—¡Espérame aquí! – me pide parándose de la alfombra y hago lo mismo imitándola ya que no quiero que se aleje.
—¿A dónde vas? – le pregunto ganándome un regaño de su parte.
—¡Solo espera!
La veo salir sin saber a dónde se dirige y la desesperación de volver a perderla me surge, no quiero volver a pasar por la misma agonía.
La quiero a mi lado por el resto de la existencia.
Sigue distante y es porque no me ha dejado explicarle que no tengo nada con Perséfone, que es una simple alianza, algo necesario para que Ares caiga.
Porque va a caer, yo personalmente me voy a asegurar de eso, mucho más ahora que se todo lo que se atrevió a hacerle a mi pequeña diosa.
Los minutos que tarda se me hacen eternos, estoy a punto de ir por donde salió cuando la veo entrar con un pequeño bulto en brazos.
Me paralizo, mis piernas no se mueven, la garganta se me seca y la voz no me sale ante la emoción que comienza a surgirme.
Es imposible, no pude no notarlo.
Ella busca mis ojos, pero no puedo hacer otra cosa que intercalar miradas entre ella y lo que tiene en brazos, un pequeño quejido sale del bulto que carga confirmando que es un bebe.
Camina hacía mi con una enorme sonrisa y puedo notar que se la ve feliz.
—Él es Zagreo – habla delante mío mientras lo destapa para que pueda verle el rostro y maldigo el que las palabras no me salgan. —Es nuestro hijo Hades.
¿Ha eso se refería al decir que solo le importaba protegerlo?
Él bebe abre los ojos ante la sola mención de mi nombre y sus ojos negros me confirman todo lo que la pequeña diosa acaba de decir.
Tengo un hijo, un heredero, un príncipe.
Tenemos un hijo, en realidad.
Mi pequeña diosa mi dio un hijo.
—¡Tiene tus ojos! – dice y el sistema comienza a funcionarme.
Lo tomo cuidadosamente de sus brazos, es demasiado pequeño, no tengo la menor idea de que hacer por lo que beso su rostro una y otra vez ante la mirada de su madre.
—¿Es nuestro hijo pequeña diosa? – es lo único que puedo articular, creo que las palabras faltan para describir lo que siento y que si existieran no alcanzarían.
—Si, es nuestro hijo – confirma y por más que no me quiera cerca la atraigo hacia nosotros con el brazo que me quedo libre.
Me siento completo, dichoso. No se aleja, por el contario me rodea apoyando su cabeza en mi hombro.
Familia. Mi familia.
—Gracias por protegerlo pequeña diosa, gracias por proteger a nuestro hijo – las lágrimas ganan la pelea comenzando a salir sin permiso, me aferro más a ella para que no las note.
¿Quién diría que el señor de la oscuridad estaría llorando?
Y es que la emisión que tengo es demasiada, no dejo de detallarlo, mi hijo, mi pequeño príncipe grita grandeza por donde se lo mire.
—¿Estas feliz? – pregunta dudosa. —¿Nuestro hijo te hace feliz?
No puedo hacer otra cosa que mirarla sin poder creer la idiotez que me pregunta.
—Es demasiada la felicidad que siento – acaricio su mejilla limpiando las pequeñas gotas de agua. —No me va a alcanzar la existencia para agradecerte por esto.
Y no mentía, a partir de ahora nadie me iba a impedir volverla mi reina. Ella reinaría en el inframundo a mi lado y juntos criaríamos a nuestro hijo.
—¿Por qué elegiste Zagreo? – pregunto mientras nos dirijo nuevamente a la alfombra.
—Me gusta mucho ese nombre – dice con simpleza. —Lo leí en uno de los libros del campamento y me fascino, significa el principio y el fin.
—Es un nombre perfecto para él – ya que me encanta como suena.
No decimos mucho más, solo nos quedamos sentados disfrutando de la paz y tranquilidad del momento. De la nada siento como si respiración se neutraliza dándome a entender que se durmió al igual que él bebe.
Diviso un moisés por lo que lo acuesto a él primero y luego la tapo con unas mantas.
Salgo de la casa buscando al sabueso, debía hablar con él.
Hola nenes ¿Cómo estab?
¿Qué les parecio? Yo llore escribiendo esto...
Los leo 💙
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Zagreo
FantastikLa guerra dejo solo caos y destrucción. Los años habían pasado y la hija del arcángel seguía desaparecida mientras que el dios del Inframundo movía cielo y tierra para encontrar a su amada. La luna roja marco un ante y un después, una profecía, amor...