Zagreo

Capítulo XXXVI (Parte I)

Inframundo

Narra Hera

Absorbo las palabras que salen por la boca del único ser en quien confió y mi respuesta es más que obvia, ya que no pienso darle la espalda cuando claramente me necesita.

Él no lo hizo conmigo.

—Hermano ¿estás seguro? – preguntó cuando guarda silencio, por lo que me cuenta, lo que planea puede salir mal.

—Lo estoy, de lo contrario no estaría acá – puedo notar seguridad en sus palabras. —Además... creo que podrías ayudarla, ella... no está bien, lo intenta, pero aún sigue sumergida en un pozo.

Me es imposible pasar por alto lo mucho que ha cambiado, mis labios se curvan en una sonrisa al escucharlo hablar de esa manera.

Mi querido hermano mayor, rey legitimo del inframundo y el señor de la oscuridad, está completamente enamorado.

—Quiero conocerla – acaricio su ante brazo demostrándole mi apoyo.  — Y a tu hijo.

La sola idea de abandonar mi lugar seguro, me enloquece, tener que enfrentar a mis hermanos no me agrada, pero por Hades estoy dispuesta a correr riesgos.

Y más, si dichos riesgos son para asegurar el bienestar de su hijo y el de su madre, quien según entiendo, ha vivido un infierno este último tiempo.

—¿Hay algo más que deba saber? – indago.

Me cuenta una que otra cosa que considera relevante y me aferro a su ante brazo cuando nos encaminamos a la salida.

Mis ojos detallan, por última vez, lo que fue mi hogar, mientras mi cabeza me obliga a sumergirme en la laguna mental que me atosiga diariamente.

Por más que no quiero, se empecina en hacerme recordar los horres que pase al lado de quien, por naturaleza debía protegerme.

Somos presos de nuestros actos, pero más lo somos de nuestros recuerdos y con ellos, la cuestión en superior, ya que no se van, no desaparecen y rara vez se pueden bloquear.

He aprendido a vivir con ellos, no fue algo fácil, pero lo hice y esa es una de las razones por la cual Hades ha venido por mí, para que ayude a la diosa a la cual ama.

Después de décadas encerrada, en soledad, pude dejar de sentir asco y pena por mí misma, crecí, me perdoné y me volví más poderosa de lo que ya era.

—¿Cómo dijiste que se llamaba tu hijo? – hablo intentando que el camino hacía el inframundo sea más grato.

—Zagreo – responde con claro orgullo.

Sonrió ya que el nombre que eligieron me parece realmente hermoso. El sabueso infernal, a quien recuerdo como Adrish, se nos une y es con quien más hablo hasta que por fin llegamos.

Todo está como en sus inicios, hasta el trasportador se mantiene intacto.

—Adrish te llevara a una de las habituaciones, puedes relajarte, mañana iremos a donde viven mi mujer e hijo – informa Hades mientras se aleja.

Dejo que el sabueso me guie mientras me preparo mentalmente para lo que se viene.

Narra Hela

Primer año de Zagreo

El tiempo es tan relativo, que en un abrir y cerrar de ojos pasa volando.

Después de tanto dolor y sufrimiento, mi pequeño niño, por quien tanto luche y lucharon, cumpliría un año.