Inframundo
☪Hela
—Mamá - me giro ante el llamado de mi hijo.
—¿Qué sucede? - pregunto deteniéndome y dándole mi completa atención.
Estábamos en el purgatorio, dándole libertad a las almas que había conseguido su redención. Me había vuelto realmente buena en esto, como si siempre hubiese pertenecido a este oscuro y triste lugar.
—Siento que algo no anda bien - suelta.
Su rostro se tiñe de preocupación traspasando toda barrera de tranquilidad cuando cierro los ojos suspirando.
También tenía la misma sensación que él, desde hace días, pero parecía que éramos los únicos que sentían tal cosa.
—¡Estaremos bien! - exclamo acunando su mejilla en mi mano.
O eso era lo que quería creer.
Habían pasado varios meses ya, tantos que el pequeño ser que crecía dentro mío nacería en cualquier momento.
Pasar nuevamente por la experiencia de dar a luz no me aterraba. Me sentía segura y acompañada. estos últimos meses he tenido pegado al dios del inframundo, atento ante cualquier mínimo deseo.
—Ven, volvamos al inframundo - le digo tomando su mano.
Cierro el libro de cuerpo rojo antes de salir del lugar. Las puertas se sellan con nuestra salida y la sensación de que alguien nos vigila nos hace girar a la par.
—¿Lo sientes mami? - pregunta aferrándose más a mi mano.
Asiento.
Claro que lo siento, sería una imprudencia no reconocerlo.
—¿Qué crees que sea? - indago.
La sensación aumenta obligándome a apresurar el paso. Es como cuando un cuerpo se queda sin aire y está a un paso de la asfixia.
—Quien.
—¿Cómo?
—No es un qué, es un quién.
—¿De qué hablas? - me detengo frente a uno de los ríos.
Zagreo no habla, mantiene sus ojos fijos en las aguas, como debatiéndose si soltar lo que oculta, lo que sabe.
No dice nada.
—Zagreo - lo llamo.
—Hace unos meses conocí a un niño - comienza. —Luego de matar aquel demonio, no podía dormir, había algo que me lo impedía y comencé a caminar por el inframundo. Fui a la sala del trono y me encontré con él. Hablamos por horas y luego desapareció, ha venido a verme desde entonces.
—¿Quién era? - pregunto al borde del colapso. —¡Como pudiste guardarte semejante cosa! - lo regaño.
Se encoje de hombros, como si no importara.
—Es un dios, no me dijo más que eso y tampoco me pareció importante preguntarle - responde.
Lo miro sin poder creer lo que dice.
—Se presento como Seth - agrega.
—¿Cómo pudiste ocultarme algo así? ¿y si es malo? - no puedo evitar no preocuparme.
—No es malo mami, confía en mí - su voz me da una extraña semejanza a la tranquilidad.
Confiar en sus palabras fue el primer error que cometí en ese día, subestimarla fue el segundo.
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Zagreo
FantasyLa guerra dejo solo caos y destrucción. Los años habían pasado y la hija del arcángel seguía desaparecida mientras que el dios del Inframundo movía cielo y tierra para encontrar a su amada. La luna roja marco un ante y un después, una profecía, amor...