Capítulo XV

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Olimpo

Narra Ares

Los lujos y las extravagancias son dos placeres a los cuales estoy acostumbrado, los he tenido durante toda mi existencia y se que los seguiré teniendo.

Tengo mi propio palacio en este lugar, el cual ambiente según mis deseos, es un lugar único y magnifico como su dueño.

—¿Me mandaste a llamar padre? la voz de mi primer hijo ingresa por mis odios, hacía mucho tiempo que no lo escuchaba ni lo veía.

Lo detallo al tenerlo enfrente, es tan parecido a mí, su físico y su carácter se me asemejan, lástima que haya sacado el corazón débil de su madre.

Es morocho, de ojos grises, tes pálida y cuerpo tonificado, es el prototipo perfecto de un dios, sin mencionar que para su corta edad es bastante poderoso.

Sería un soldado digno de lucir en mis tropas.

—¿Por qué tu madre no ha vuelto al olimpo? cuestiono ya que me está volviendo loco el no verla, la necesito a pesar de que no pueda ni verme.

Lo que siento por la diosa madre de mis hijos es una maldita obsesión, deseo cada parte de ella al punto de que si no la tengo prefiero destruirla.

Ir en contra de su hija no fue solo por el arcángel sino también por haberme abandonado y cambiado por el ridículo de Dionisio, a quien también le dio hijos.

Dos engendros de los que me encargaría más adelante, no tuve compasión ni consideración con el traidor de mi hijo menos con tres que ni míos son.

—No quiere volver porque vos estas acá, pero eso ya lo sabes, no podés pretender que vuelva después de lo que le hiciste a Helacontesta subiendo los hombros, es tan relajado y boca suelta que me sorprende que siga vivo.

—¡Vete! le ordeno pasando por alto lo que me provoca ese nombre y me centro en planear mis próximos pasos para que su madre vuelva, la diosa que me mira a los lejos es justo lo que necesito.

Las alianzas son necesarias.

Se que con ella de mi lado destruirla será pan comido, por lo que me voy aproximando lentamente mientras hace lo mismo.

Terminamos cara a cara, detallando en los ojos del otro, el odio que compartimos y por el cual estamos dispuestos a destruir el mundo.

—¡Mantenme informado! pido moviendo mis ojos hacia su boca la cual se cuerva en una terrorífica sonrisa.

—¡Nos vemos pronto dios de la guerra! – se despide besando la comisura de mis labios haciéndome arquear una ceja por su osadía.

¿Acaso me estaba coqueteando?

¿Tendría la valentía y el descaro?

Comienza a caminar moviendo las caderas las cuales hacen retumbar su trasero, es una diosa muy hermosa debo reconocer y no tengo dudas de que sería una esposa digna.

Pero ambos estamos obsesionados con la persona incorrecta.

Inframundo

Narra Hades

Mi pequeña diosa se enojó y no entendí porque, a pesar de eso quería quedarme con ella y nuestro hijo hasta que se le pasara, pero debía volver sí o sí.

Tenía que ocuparme del purgatorio mientras los heraldos hacían otras cosas por fin habíamos podido restablecer el orden y mantenerlo era necesario.

Hela había cambiado demasiado en todo este tiempo y aunque entiendo el por qué, quedaba muy poco de la pequeña diosa que conocí aquel día en la cueva, pero aun así el amor que sentía por ella seguía intacto.

Llegar y encontrarme con Perséfone aumento mi mal humor, no tenía ganas de aguantarla y fingir, pero debía, era una pieza clave que no podía darme el lujo de perder.

Matando a Ares, mi pequeña diosa y Zagreo podrían estar a mi lado —¿Dónde has estado? – se me viene encima y me aguanto las ganas de apartarla.

—¿Cuándo llegaste mi reina? – pregunto intentando desviar el tema.

—Hace un rato, me aburrí allá arriba – responde feliz colgándose de mi brazo.

Caminamos juntos hasta la sala del trono, intente a toda costa mantener la calma y paciencia con ella mientras la escuchaba hablar sobre lo que había hecho estos días.

No me importaba en lo más mínimo, mi mente solo me reclamaba el no volver con la diosa caprichosa y enojona que habita el mundo mortal.

—Mi rey me permite un momentoel hijo de Eros aparece de entre las sombras y se lo agradezco internamente.

Miro a la diosa y esta entiende alejándose, es raro que no discuta, pero decido ignorarla — ¿Qué sucede?

—Miguel y Rafael mandaron un mensajero, quieren una nueva reunión para reorganizar la búsqueda.

Desviamos el camino y nos dirigimos al campo de entrenamiento, lo escuchó atentamente trayendo nuevamente el pensamiento de que el arcángel debe enterarse de que ya encontré a mi pequeña diosa.

Tendría que volver a la aldea y hablar con ella, no sería justo de mi parte decirle sin su consentimiento, pero con la diosa aquí se complica demasiado.

—¡Cómo cornos vuelvo a salir! – exclamo elevando la voz y no es que no pueda, simplemente es un riesgo innecesario.

—Puedo pedirle a mi mujer que se acerque a la reina y la distraiga de alguna manera– habla mi primer comandante y lo miro dichoso.

Que suerte la mía de haberlo encontrado.

—Esa es una magnifica idea hijo de Eros palmeo su espalda haciéndolo reír.

Se aparta hacia donde esta la diosa amiga de Hela y que prácticamente se la devore me hace apartar la mirada rápidamente, no me interesa ver esas demostraciones, solo dárselas a ella.

A mi hermosa y perfecta pequeña diosa.

Por mi parte, en cambio, me encamino hacia donde mi segundo comandante está dando órdenes y aprovecho que ya estoy acá para entrenar un rato.

Desde que mi pequeña diosa desapareció había vuelto a entrenar, recordando lo mucho que me encantaba hacerlo y lo fácil que se me cambia el humor.

👻Hola nenes ¿cómo están?

Cada personaje comienza a forjar sus alianzas para intentar llevar a cabo sus planes ¿Quién creen que tendrá éxitos? ¿Quién usara a quién? ¿Quiénes caerán al final?

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