Narra Miguel
La noche llega, dándole fin a la fiesta de mi querido nieto, me disculpo y acompaño a mis hermanos a la puerta.
—¿Por qué tenemos que irnos? – se queja Uriel.
Lo ignoro, tengo tantas cosas en la cabeza que sus berrinches me tienen sin cuidado.
—¿Le informo a nuestro señor? – pregunta Rafael al notar mi semblante.
—Infórmale y dile que a más tardar mañana vuelvo a la ciudad.
Esta más que claro que no podemos ocultarle algo tan importante como el hecho de que la diosa Hera está viva.
Intento no darle importancia al malestar que me surge por tener que irme.
No me gusta dejar a mi hija sola, pero debo ocuparme de mis obligaciones, no es justo para mis hermanos tener que cargar con lo que no les corresponde.
Caminamos en silencio hasta un lugar solitario y los veo abrir sus alas y desaparecer.
Vuelvo a la casa sumergido en todo lo que se viene, intentando buscar las posibles soluciones a los futuros problemas.
—Hace mucho que no sentía la brisa – hablan desde la puerta obligándome a levantar la mirada.
La hija de Cronos esta arrecostada con la ojos fijos en el firmamento.—¿Puedo saber por qué? – le sigo la corriente.
Gracias a mis hermanos y a sus tontas preguntas, no pude indagar el porqué de tan repentina aparición, mucho menos el porqué de su desaparición.
La diosa parece pensar sus palabras antes de que su voz se escuche. —El aire se siente diferente en el inframundo.
¿En el inframundo?
¿Es ahí donde ha estado escondida todo este tiempo?
—El inframundo es un lugar un tanto... peculiar – suelto a lo que ella se ríe.
Aparta su mirada del cielo centrándola en mí.
—Tu hija es muy hermosa – alega con una sonrisa que me remueve todo por dentro.
—No puedo objetar tal verdad, mi niña es la diosa más hermosa que he conocido en toda mi existencia.
Desisto de la idea de entrar a la casa cuando escucho la risa de Hela la cual se mescla con la del dios del inframundo.
—Es la primera vez que escucho a Hades reír de esa manera – suelta claramente sorprendía.
—Son felices – reconozco muy a mi pesar.
—Dius ¿él también es feliz? – pregunta un tanto dudosa.
Que mencione a mi señor me pone alerta, es raro escuchar que alguien pregunte por él.
—¡Lo es!
No dice nada, solo aparta la mirada dándole fin a nuestra conversación.
El deseo de escuchar nuevamente su voz me hace apoyar la cabeza contra la pared, el golpe es ligero, pero sirve para apagar los pensamientos erróneos.
El silencio que nos absorbe se siente bien, la presencia de la diosa se siente bien y eso está mal, demasiado mal.
Narra Hades
Le ordeno a Adrish que se adelante, informe y reúna a cada demonio, trasportador y ser que sea parte del inframundo.
Deseo que todos estén presentes cuando mi hijo llegue, él no merece menos.
—¿Estás de acuerdo con que lo lleve por la mañana? – pregunto en dirección a la diosa que no deja de reírse.
El simple hecho de verla tan radiante me llena el alma.
—¿Vas a protegerlo no es así? ¿Nada le pasara lejos de mí?
—¡Lo protegeré con mi vida pequeña diosa! – le hago saber. Su preocupación me da ternura ya que demuestra cuanto ama a nuestro hijo.
Y ese amor, esa devoción me hace amarla más.
Se quedan dormidos en mis brazos, cosa que para mí es imposible. La emoción que cargo no me deja pegar un ojo en toda la noche.
La mañana llega, anunciada por el canto de algunos animales, mi pequeña diosa se levanta en silencio mientras comienza a preparar algunas cosas para mi hijo.
Puedo notar lo mucho que le cuesta esto por lo que le repito que todo va a estar bien. Se niega a separarse de él al mismo tiempo que le expresa todo lo que significa.
La madre lo suelta después de un rato largo, Miguel no deja de repetir que él también ira mañana y me despido emprendiendo la vuelta al inframundo junto a mi hermana.
Zagreo se mantiene despierto comprendiendo lo que está a punto de suceder.
Las puertas rojas nos reciben, no anda ni un alma por el lugar dando a entender que mi sabueso cumplió la orden al cien por ciento.
—Estas listo para conocer tu reino mi niño – le habló.
Los ojos se le explayan al ingresar, y el ambiente cambia, como si con su llegada todo volviese a su lugar.
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Zagreo
FantasyLa guerra dejo solo caos y destrucción. Los años habían pasado y la hija del arcángel seguía desaparecida mientras que el dios del Inframundo movía cielo y tierra para encontrar a su amada. La luna roja marco un ante y un después, una profecía, amor...