Narra Hela
Amamantó a Zagreo bajo la intensa mirada de su padre, es como un niño ansioso que no quiere perderse nada y eso me remueve el alma.
Intente dejar de lado mis inseguridades dedicándome a disfrutar de su compañía. Prácticamente lo obliga a que prenda fuego y caliente agua en un latón.
Me gustaba pasar tiempo juntos por lo que le propuse que bañaríamos al bebe, mi idea le dio tanta ilusión que se puso en marcha rapidísimo.
—¿Estás segura de que no lo va a lastimar? – pregunta con los ojos abiertos sacándome una sonrisa, no puedo creer que piense esas cosas.
—¿Desde cuándo el agua lastima?
—No te burles de mí pequeña diosa – me envuelve la cintura con sus brazos mientras besa mis mejillas.
Básicamente hago todo el trabajo sola, ya que él solo mira fijamente cada uno de mis movimientos, se ríe cuando él bebe se ríe y hace malas caras cuando algo no le gusta.
Dejo que lo vista y el hecho de que batalle para ponerle la remerita es algo que jamás me olvidaría, lo mantiene en sus brazos hasta que vuelve a dormirse ubicándolo en el moisés.
Prepara un poco de té y nos sentamos frente a los restos del fuego, el cual poco a poco se va apagando.
—¿Cuándo vas a hablar con papá? – pregunto un tanto emocionada, la simple idea de volver a ver a mi padre me llena el alma.
Lo extraño mucho al igual que a mis amigos, como quisiera verlos y que formaran parte de nuestra vida.
—Ni bien vuelva al inframundo – responde acercándose a mi lado.
—¿Cuándo vas a volver? – vuelvo a preguntarle intentando ocultar el dolor que su ausencia me genera últimamente.
No quiero que nos deje.
—¡Cuando estes bien! – sentencia tomándome de la barbilla obligándome a mirarlo. —Quiero que estes bien y que recuerdes que acá estas segura, mi hermano no va a encontrarte y yo nunca te lastimaría.
Medio muevo la cabeza asintiendo, el dios del inframundo comienza a acercarse y no soy capaz de rechazarlo cuando planta sus labios en los míos.
Es un beso suave y lento, se mueve sin prisa demostrando que no tiene otras intensiones eso me gusta ya que no tengo deseos de otra cosa.
Se separa y vuelve a atraerme a sus brazos, me acurruco lo que más puedo a él, extasiada por la ola de felicidad que nos rodea.
No quiero que se terminé.
Inframundo
Narra Adrish
Sentía que algo estaba pasando con Hela, pero que Hades estuviera en el lugar junto a ellos me daba cierta tranquilidad.
Iba de camino al purgatorio cuando Ecresio se me cruzo y no pude negarle el que me acompañase por más que estuviera prohibido, no quiero que sienta que lo desplazo, de todas formas, debería esperarme afuera.
—¿Qué se hace técnicamente en ese lugar? – indaga.
—No puedo darte muchos detalles ya que tu alma puede venir para este lugar, pero es como una enorme balanza en donde se juzgan tus acciones malas por sobre las buenas.
—¿Y qué pasa si ganan las buenas?
—Las acompañamos al rio del olvido en donde beben de sus aguas y se preparan para la reencarnación.
—¿Y las malas?
—Eso depende del peso de sus errores – me detento a unos metros de la entrada. —Espérame aquí y no hables con nadie.
Asiente y me alejo para terminar lo más rápido posible, extraño al pequeño príncipe, deseo verlo, como también deseo pasar tiempo con el joven dios.
Me demoro más de la cuenta en terminar y la culpa es grande cuando lo veo aburrido sentado en el suelo, no se percata de mi presencia por lo que lo abrazo desde atrás.
—¡Lamento demorar tanto! – susurro en su oído dándole un susto.
—No hay problema, no me aburrí.
—No me mientas Ecresio, no hace falta que siempre tengas que aguantar estas cosas, hubieras vuelto al palacio – lo ayudo a levantarse del suelo aferrándome a su pequeña mano.
—¿No quieres estar conmigo? ¿Por eso te molesta que te haya esperado? – pregunta y me doy cuenta como malinterpreto lo que dije, no soy tonto.
—Claro que no cariño, solo no quiero que estes incomodo esperándome cuando podés estar cómodo en otro lugar.
Ninguno de los dos dice nada en el camino de vuelta, nos desviamos por unos segundos para caminar por la orilla del rio que atraviesa nuestro lugar.
Por más que no haya palabras, su compañía es suficiente.
Los demonios no dejan de mirarnos mientras pasamos y se que les sorprende mi relación con él, pero tendrían que acostumbrarse a esa idea.
—¿Puedo dormir con vos esta noche? – suelta de la nada haciéndome mirarlo fijamente. —Rae esta con Hana y no quiero estar solo, pero si te molesta...
—Oh no claro que no – lo interrumpo enseguida. —Claro que puedes, me encantaría.
Mi respuesta lo hace feliz y eso por alguna extraña razón me hace feliz a mí.

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Zagreo
FantasyLa guerra dejo solo caos y destrucción. Los años habían pasado y la hija del arcángel seguía desaparecida mientras que el dios del Inframundo movía cielo y tierra para encontrar a su amada. La luna roja marco un ante y un después, una profecía, amor...