Mundo mortal-Inframundo
Narra Hades
Llego en el momento justo cuando los arcángeles están rodeándola mientras no dejan de decirle lo feliz que están de verla.
Una sonrisa se me forma en el rostro al verle la suya. Me trago la preocupación con la que vine y me centro en detallarla, mi pequeña diosa está feliz y radiante, por nada en el mundo voy a quitarle eso.
—¿Tengo algo en la cara? – pregunto hacía el sabueso de mala gana, llevándome un par de miradas incrédulas ya que no me esperaban.
Adrish me conoce tan bien que no ha dejado de mirarme desde que llegue, y por más que anticipo que sabe que algo paso, si no le digo nada, es porque no es importante.
Niega ante mi pregunta y me centro en la diosa que camina hacia mí.
Los ojos de mi pequeña diosa se iluminan aún más al verme reafirmándome que hice bien en venir.
—Hola Hades – me saluda después de unos minutos y la atraigo hacía mí en un abrazo, el cual recibe dichosa.
—Hola pequeña diosa – hablo y busco a mi hijo con la mirada, lo detallo en los brazos de uno de los celestiales más poderosos de toda la existencia, mientras que los otros tres que lo rodean, botan la baba por él.
La imagen de mi padre es algo que he evocado demasiado este último tiempo, y sé qué, por más cariño que nos tuviera, jamás estaría jugando con mi hijo como lo está haciendo Miguel en estos momentos.
—¡Papá lo ama! – susurra la pequeña diosa quien mira la escena recostada en mi hombro y beso su frente reconociendo que yo la amo a ella.
—¿Estas feliz? – cuestiono.
Sus palabras se quedan atoradas en su garganta cuando el sabueso se para bruscamente mandando a volar los platos de comida que estaban en la alfombra.
—¿Qué mierda te pasa? – indago mirándolo de mala manera y que tenga el rostro cargado de desespero no anuncia nada bueno.
Malditos problemas que no me dejan en paz ni cinco minutos.
—¡Alguien entro al limbo! – dice intentando caminar hacía la puerta, a la cual no llega, ya que lo detengo para que se calme y me explique lo que pasa.
—¿Estás seguro? – pregunta Rafael acercándose al percatarse de las palabras del sabueso.
El ambiente se tensa ya que el hecho de que alguien entre a un lugar tan resguardado no puede traer nada bueno.
Hela se aparta de mí lado en busca de Zagreo, a lo que su padre se lo da en brazos rápidamente, no sin antes acariciarle la mejilla en señal de que todo está bien.
—¡Puede ser Anubis! – digo intentando buscar opciones y se apresura a negar con la cabeza.
—Déjame – se zafa de mi agarre. —Tengo que irme, no es Anubis, es alguien más puedo sentirlo.
Sale como un rayo, que el lugar presente anomalías lo altera demasiado, siempre ha sido así, el limbo es un lugar importante para mí sabueso infernal.
Gabriel y Uriel se mueven e anticipo sus intenciones, por lo que detengo a los celestiales que quieren seguirlo, ya que es una mala idea, es mejor que nadie sepa que están cerca de este lugar.
Hela vuelve a mí lado aferrándose al bebe quien tiene los ojos bien abiertos, lo detallo fascinado, todavía no puedo creer que tan magnifico ser sea mío.

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Zagreo
FantasyLa guerra dejo solo caos y destrucción. Los años habían pasado y la hija del arcángel seguía desaparecida mientras que el dios del Inframundo movía cielo y tierra para encontrar a su amada. La luna roja marco un ante y un después, una profecía, amor...