Inframundo
Adrish
Las palabras que Hades dijo antes de perderse en su propia locura no eran tan erradas, tenía razón al decir que comenzaba a interesarme por el dios.
Aún no comprendía que es lo que sentía, pero era algo demasiado lindo lo que Ecresio despertaba en mí al punto de sentir que lo quiero siempre a mí lado.
—¿A dónde vamos? – me pregunta mientras no dejo de correr con él, no le respondo ya que quiero que sea una sorpresa.
—¡Cierra los ojos y no espíes! – le pido mermando los pasos cuando estamos cerca, me hace caso sin dudarlo y trato de ubicarlo en donde la vista es mejor.
El lugar es el más apartado del inframundo, pero también es el más hermoso, sus aguas tan poco naturales le dan su toque especial.
—¿Ya? – su impaciencia me da risa.
—Ya, ábrelos – no me alejo de su lado en ningún momento y espero ansioso su reacción, sus ojos se van abriendo despacio y...
—Oh por los dioses – sus ojos brillan por la emoción. —¿Qué lugar es este?
Negue ante lo poco que sabía, de verdad tendría que enseñarle la historia del inframundo si se iba a quedar acá.
—Es el rio Flegetonte o como muchos lo conocen el rio de fuego – su boca se abre formando una o y no pierdo en detallarlo.
Es hermoso
Se aleja comenzado a recorrer el lugar. La vegetación es casi nula por el calor que emanan las aguas, pero él igual mira todo a su alrededor como si jamás volviera a poder verlo, su forma de ser es como la de un niño, es ansioso, le gustan las cosas nuevas, pero es berrinchudo y enojón.
—¿Por qué me trajiste a este lugar?
—Quería que pasáramos un rato solos – me sincero mientras me siento en la orilla, me sonríe mientras toma lugar a mí lado.
—Es un lugar muy hermoso, jamás pensé que conocería el rio de fuego – no sale del asombro y eso me gusta.
Dudo, pero de todas formas lo tomo de la mano, me mira sorprendido, pero no dice nada por el contrario se acerca más y apoya su cabeza en mi hombro, el silencio nos envuelve mientras disfrutamos de la vista.
—Por allí queda el purgatorio – señalo. —Donde las almas cumplen con sus condenas.
—¿Podemos ir?
—No, solo Hades, Anubis y yo estamos autorizados a ir – adopta una expresión triste. —Es un lugar feo igual, no va a gustarte.
—Está bien – se resigna. —Me gusta acá, puede ser nuestro lugar.
Nuestro.
Que palabra más compleja para alguien como yo, quien solo ha tenido lazos afectivos con el dios del inframundo.
—Que así sea, que sea nuestro lugar – le respondo y por su mirada puedo deducir que eso lo hace feliz.
—¿Cuántos años tenes? – me pregunta de la nada y no me sale otra mirada que una incrédula. ¿Enserio me estaba preguntando eso?
—¿Sabes la historia de los sabuesos infernales no? – le pregunto.
—Ya te dije que no prestaba mucha atención en clases – se encoje de hombros restándole importancia. —Solo estudiaba con Rae y era porque me obligaba, además no es como que nos enseñaban mucho sobre ustedes ¿son los malos recuerdas?
—¿Crees que soy el malo? – suelto su mano incapaz de controlar lo que sus palabras me hicieron sentir.
Me mira y se me ríe en la cara.
—¡Claro que no sos el malo! Si fueras el malo no haría esto.
Me esperaba todo menos que rozara nuestros labios en un beso, sus labios eran cálidos y se movían lento sobre los míos, cerré los ojos disfrutando de su cercanía.
Mi ante pasado siempre decía que los sabuesos estábamos condenados y atados al inframundo, que jamás conoceríamos nada fuera de el, pues que equivocado estaba ya que el joven dios me estaba llevando al paraíso.
Hades
La imagen que veo mientras vuelvo del purgatorio me hace sonreír y miles de cuestionamientos inundan mi mente, intento usar nuestra conexión, pero me es imposible.
¿Por eso bloquea la conexión? ¿Por qué esta con el dios?
No me siento bien al desconfiar de mi sabueso, pero su actitud es rara, como si no me dijese algo, por el momento lo mantendría fuera de todo hasta que sepa que esconde en realidad.
Mando un mensajero antes de llegar y me preparo mentalmente, no puedo cometer errores si pretendo que todo salga bien.
La diosa a la que quiero evitar me está esperando sonriente en la sala del trono por lo que también le sonrió y me voy encima de ella besándola.
—¿Cómo está mi reina? – le pregunto mientras ocupo mi lugar, ella se ubica en mis piernas pasando sus manos por mi cuello.
—Aburrida, no hay nada divertido que hacer por acá – dice como si todo el trabajo acumulado se hiciera solo.
—Podrías ayudarme en el purgatorio – sugiero. —Hay demasiadas condenas que dar.
—¿Estás loco? Jamás, odio ese lugar, estaba pensando en ir a visitar a mis padres.
—¿No era que no querías ir al olimpo por Ares?
Se me pega más.
—¡Puedo ignorarlo por uno rato!
—Pues si eso te hace feliz entonces ve – alego intentando cortar la conversación ahí y funciona ya que se levanta para prepararse para el viaje.
Disfruto de la soledad por unos segundos hasta que escucho la risa del sabueso y del dios en los pasillos, a pesar de mis dudas hacía él me alegro de que se esté haciendo cargo de lo que siente.
—Hades – me habla a lo lejos . —¿Podemos hablar?
Asiento y se va acercando, noto la duda en él y bloqueo mis pensamientos que comienzan a verlo como un traidor.
—¿Todo está bien? ¿Hay algún problema?
—Creo que tenías razón, si me gusta el amigo de Hela y no como actuar con él.
Me rio por su frustración y eso lo sorprende.
—Soy el dios del inframundo no cupido, pero puedo decirte que tenes que ser vos mismo.
La diosa nos interrumpe cuando va a decirme algo y soy consciente como su rostro se llena de odio. Se despide y se va sin siquiera mirarla y no puedo juzgarlo ya que lo entiendo.
¿Es por la diosa que me bloquea?
—Últimamente está muy grosero – se queja y le hago señas para que venga a mí lado.
Le doy amor para que no joda mientras le cuento cuales son los próximos pasos a seguir contra los dioses.
🔥Hola nenes
¿Qué les parece el capítulo? ¿Un pocos confundidos?
Hades sospecha de Adrish y Adrish cree que Hades esta demente... ¿Quién se llevara la sorpresa más grande de los dos?Pd: amo a Ecresio con el sabueso, lo siento, debo confesarles que veremos mucho de ellos.
Los leo
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Zagreo
FantasyLa guerra dejo solo caos y destrucción. Los años habían pasado y la hija del arcángel seguía desaparecida mientras que el dios del Inframundo movía cielo y tierra para encontrar a su amada. La luna roja marco un ante y un después, una profecía, amor...