Capítulo XIX

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Inframundo

Narra Adrish

Las manos me sudan, sin mencionar que estoy completamente nervioso, no me molestaba que estuviera en mi habitación, todo lo contrario, me encantaba, solo que no sabía qué hacer.

Jamás imagine encontrarme en esta situación.

Maldito Hades que prefirió pelear antes de aconsejarme.

Era la primera vez que Ecresio entraba a mi habitación por lo que no hacia otra cosa que detallar el lugar y yo, en cambio. no hacia otra cosa que detallarlo a él.

Sus expresiones eran algo que me encantaban y me enamoraban un poco más.

—¿Te gusta?le pregunto dudoso.

Mi habitación no era la gran cosa, solo tenía una cama con algunas mantas, una mesa y algunos libros sobre el control del inframundo.

Nunca necesite muchas cosas y siendo sincero la decoración no es lo mío. Solo estoy dentro de estas paredes por la noche y a veces ni así, vivo por el inframundo y sus tareas.

—Claro que sí, es muy acogedoradice tumbándose en la cama, su cuerpo y paso saliva ante las ideas que me carcomen la mente.

Ecresio es tan lindo que despierta cosas en mí que jamás pensé sentir.

—¿Y qué quieres hacer? camino lento hacía él, sentándome a sus pies.

—¡Dormir, que más! – me jala. —Tengo mucho sueño.

Me doy golpes mentales al percatarme de que el único pervertido de los dos soy yo. Me acuesto a su lado y es él quien se acurruca en mi pecho.

—Gracias por dejarme venir aquí – dice haciendo círculos invisibles en mi pecho.

—Me hace feliz que estes aquí conmigo.

Se medio levanta y me planta un beso el cual tardo en responder ya que no me lo esperaba, sus labios se mueven sin prisa y me concentro en disfrutar de lo cálido que son.

No hay nada igual en toda la existencia que sus besos.

—¡Voy a volver más seguido!afirma cuando se aleja y me suelto a reír por la concentración con la cual me habla. 

Paso mis manos por su pelo mientras siento como se va quedando dormido, este último tiempo había notado que eso lo relajaba.

—Te amodigo en un susurro que solo escucho yo, aun no me siento capaz de expresárselo frente a frente, no quiero que crea que vamos rápido.

Quiero disfrutar de él y que el día que se lo diga mi amor sea correspondido.

Mundo mortal

Narra Hades

No quería soltarla, mi cuerpo y mi mente se negaban a llevar a cabo tal acto, pero como siempre el llanto del bebe nos obliga a hacerlo.

Muy a mi pesar tenía que compartirla con mi hijo, quien reclamaba a su madre constantemente.

—¿Quieren salir a pasear? le pregunto mientras la veo cambiarlo, se desplaza con una soltura y confianza admirable.

—¿Por la aldea? levanta la cabeza mirándome.

Asiento.

Salir y que se distraiga le va a hacer bien.

—¡Cuídalo que me cambio la ropa! – me pasa al bebe y sin ningún tipo de vergüenza se saca la remera delante de mí caminando hacía el cuarto de baño.

Su cuerpo sigue siendo hermoso y conserva su pequeña figura a pesar de haber perdido peso. Mi pequeña diosa es tan hermosa que siempre consigue que el pulso de me acelere.

No tarda mucho. 

—¡Ya estoy lista! – suelta y aparece con una enorme sonrisa.

—¡Estas preciosa pequeña diosa!la alago mientras me acerco dándole un beso en la frente.

Esta vestida muy sencilla, unos pantalones negros con una blusa de tirante blanca pero aun así se ve espectacular.

Tomo su mano mientras que con la otra cargo al bebe, salimos de la casa y es ella quien me guía hacia "los mejores lugares".

Los cuales son todos iguales para mí, solo hago esto por ella, nunca pudimos tener la cita que le había prometido y que mejor momento que esté.

Comienza a hablarme sobre los conocidos que se ha hecho mientras que asiento a todo lo que dice, sin dudas ha creado una vida acá, lejos de los dioses y por nada en el mundo se lo quitaría.

Con que ella sea feliz y mi hijo este seguro me alcanza.

—¡Y este es el mercado! – me muestras orgullosa el montículo de mesas que adornan una larga y ancha calle. —En el puesto de allí es donde Carmen vende los tejidos que la ayudo a hacer y el de enfrente es donde venden las telas más lindas de la aldea.

La sigo hasta el lugar en donde por poco se le salen los ojos de la fascinación que se carga, debo reconocer que las telas me dan lo mismo, pero a ella le gustan asique saco unas monedas y se las compro.

—¡No, no hace falta que gastes! – se niega a recibirlas cuando se las extiendo.

—Es un regalo para que te hagas ropa o lo que quieras – la obligo a tomarlas, parece que todavía no le ha quedado claro que le daría el mundo si así lo desea.

—Gracias Hades - se para en punta de pies y besa el puente de mi nariz sacándome una sonrisa.

Mi pequeña diosa está feliz.

La obligo a comprar más alimentos y cosas de mujeres mientras ella solo se queja porque gasto, el mercado es enorme y para mi sorpresa casi al final hay un puesto que llama mi atención.

Ropa y cosas de bebes. Mi padre se burlaría mío si me viese en estas trazas.

Le compro a mí hijo todo lo que me gusta, desde ropas hasta juguetes, no quiero que nada le falte, sé que aún es pequeño, pero, aun así.

—Se está poniendo fresco, mejor volvamos – pide mientras toma de las compras una manta con la que tapa a Zagreo.

La vuelta a la casa es mucho mejor ya que vuelve aferrada a mi brazo con su cabeza chocando mi hombro, el sol se está ocultando dando paso a los hermosos colores del atardecer.

ZagreoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora