Hela
—Vamos Hela un poco más - entre abro los ojos al reconocer la voz del sabueso, no sé a dónde me está llevando, solo veo la sangre que no deja de mancharme.
Voy a perderlo
Es lo único que puedo pensar.
Mi mente se convence de que no es buena idea volver a caer inconsciente por lo que lucho contra la pesadez de mis ojos.
Una aldea comienza a verse a lo lejos por lo que el sabueso acelera el paso, volvimos a las tierras del norte estoy segura.
—Señora por favor necesitamos ayuda esta por dar a luz - le habla a una mujer cuando llegamos quien pone una cara de horror al verme.
Mi aspecto debe ser horrible y no solo por la sangre, sino por lo golpes y las quemaduras que el dios de la guerra se encargó de dejar en mi piel.
—Aun no es tiempo - digo y la voz me sale débil.
Todavía no tenía que nacer, aún es demasiado pequeño para tener que hacerle frente al mundo.
—¡Tráela adentro, voy por agua y telas! - mi cuerpo se relaja cuando toca algo suave que deduzco que es una pequeña cama.
—Aun no es tiempo - vuelvo a repetir intentando sonar más fuerte.
—Cálmate niña - la voz de la mujer me recuerda tanto a Silvia, suelto un grito cuando la punzada aparece. —Tu bebe quiere nacer y necesito que te concentres en pujar.
Siento la mano de Adrish aferrada a la mía y nada agradezco más que el no pasar por esto sola.
No contengo de nuevo el grito ante el dolor.
—Tranquila Hela - dice mientras acaricia mi pelo, nuestros ojos se conectan y vuelvo a pujar.
No aguanto los dolores y nada deseo más que esto termine.
—Ya falta poco niña, vamos una vez más - me alienta la mujer e intento hacerlo con más fuerza.
Me aferro al sabueso, pero en realidad es a otra persona a la que quiero a mi lado.
Nuestro hijo esta por nacer Hades
—Concéntrate y puja cuando sientas el dolor - lo hago y mi mundo se detiene al escuchar el llanto.
No puedo controlar las lágrimas y las dejo salir sabiendo que por primera vez son de felicidad.
La sigo con la mirada mientras lo limpia y envuelve en telas, se gira en mi dirección sonriéndonos mientras camina y se agacha dándomelo en brazos.
—Es un niño muy hermoso, felicidades - no puedo apartarle la mirada y asiento ya que es un bebe precioso. Lo atraigo hacía mí lo más que puedo disfrutando de su olor.
—¿Estas bien muchacho? - la voz de la mujer me hace buscar al sabueso con la mirada y no puedo evitar reírme al verlo paralizado.
—Adrish - lo llamo y de casualidad mueve la cabeza. —Estoy muy cansada, tómalo.
Se levanta como un rayo y lo carga en sus brazos con mucho cuidado, es tan pequeño en comparación al heraldo de la muerte.
Me permito dormir ya que me siento segura con él aquí.
Adrish
Es la primera vez en todo mi existencia que no me salen las palabras, no sé qué decir ante el pequeño ser tan hermoso que tengo en brazos.
La culpa me está matando al saber que no soy yo quien debe estar en este lugar y en este momento, le estoy quitando a mi rey la posibilidad de vivir aquello que tanto deseaba, pero estamos en guerra y ellos importan más que cualquier otra cosa.
Hades puede protegerla estoy seguro, pero es débil cuando se trata de la diosa Perséfone y jamás dejaría que el pequeño o Hela sufrieran por su culpa.
También está el tema del dios de la guerra, Ares no va a parar en su venganza y si ya mato a un bebe en gestación no sé qué sería capaz de hacerle a un nacido.
—Pensé que no iba a lograrlo - me dice la mujer refiriéndose claramente a Hela.
—¿Por qué? - indago.
—Es una niña, no tendría que estar pasando por estas cosas tan joven - y tenía razón, por más que fuera una diosa mitad ángel eso no quita el hecho de que solo tiene veinte años.
—¿Ya le pusiste nombre? - vuelve a hablar ante mi silencio a lo que niego. —Tiene que elegirlo su madre.
—¿No sos él padre no? - vuelvo a negar y para mi suerte se va dejándonos solo, esta mujer habla más que el mismo Ecresio.
Las marcas en el cuerpo de Hela me enfurecen, me niego a imaginar todo lo que tuvo que pasar, el pequeño se queja asustándome y de la nada comienza a llorar, lo muevo para que se calme, pero empeora.
—Dámelo debe tener hambre - Hela me mira mientras sonríe, aun se la ve cansada, se lo paso mientras me disculpo y salgo dándole privacidad.
Camino un rato por el lugar, no esta tan mal para ser una aldea pequeña, hay pocas personas y por sobre todo esta cerca del limbo, Hela y el bebe podrían vivir sin problemas en este lugar.
Utilizando mis poderes podría crear una barrera que los proteja cuando no esté cerca.
Paso por el mercado y compro un poco de fruta y alimentos, se nota que la mujer que nos ayudo es una buena persona y me aseguro que podrían quedarse en la casa ya que esta desocupada.
Sigo caminando y no puedo contenerme al ver el moisés por lo que también me lo llevo.
—¿Ya pensaste un nombre? - le pregunto al entrar.
Asiente.
—Zagreo - hace una pausa. —Su nombre es Zagreo.
Lo tomo nuevamente en brazos, sus ojos negros son demasiado hermoso y un claro recordatorio de quien es.
—Bienvenido Zagreo - beso el puente de su nariz. —Príncipe y heredero legitimo del inframundo.
Me quede con ellos hasta el otro día, no quería dejarla sola la primera noche, aunque tampoco podía quedarme para siempre.
—Debo volver al inframundo Hela, aquí están a salvo nadie va a poder encontrarte me asegure de eso.
—Gracias por toda tu ayuda Adrish, gracias por protegernos - me despedí de ellos con un beso en la frente y me fui rápidamente.
La mujer me aseguro que ella iba a estar al pendiente dándome un poco de tranquilidad.
Pase por el limbo antes de dirigirme a la puertas asegurándome de que todo este bien. La imagen que encontré al llegar me dio demasiada ternura.
Anubis estaba en su puesto serio como siempre mientras que Ecresio dormía apoyado de su hombro.
—Sabueso bienvenido - saluda el transportador haciendo que el dios a su lado se despertara.
—¿Dónde estabas Adrish? - me reclama.
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Zagreo
FantasyLa guerra dejo solo caos y destrucción. Los años habían pasado y la hija del arcángel seguía desaparecida mientras que el dios del Inframundo movía cielo y tierra para encontrar a su amada. La luna roja marco un ante y un después, una profecía, amor...