Capítulo XIV

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Mundo mortal

Narra Hela

Las horas que pasamos junto a Hades fueron maravillosas, me genero muchísima emoción que conociera a Zagreo y que lo amara de la forma en la que lo hace.

Los padres somos importantes en la vida de nuestros hijos, para guiarlos y, sobre todo, cuidarlos, de mi parte jamás sentí eso de mi madre y si bien papá siempre intento estar, recién ahora lo siento complétame junto a mí.

No quería que mi hijo pasara por eso.

Quería creer en lo que me decía, aunque el dolor y la desconfianza que me generaba el que haya vuelto al inframundo era demasiado sofocante, no quería que volviese con ella, con la diosa que tiene como reina, lo quería para mí y para nuestro hijo.

Los días seguían pasando y Zagreo seguía creciendo, el aura que desprendía comenzaba a cambiar denotando poder, el mismo poder que la del dios del inframundo.

Cuando algo le molestaba, los ojos negros que compartía con su padre, intentaban cambiar a rojos, algo que me sorprendió y asusto por lo que llamé al sabueso lo más rápido que pude.

No quería pensar que algo malo estaba pasando con él. Para mi suerte no tardó mucho en llegar y no había venido solo.

—¿Qué sucede? ¿Él príncipe está bien? entro como loco azotando la puerta seguido por el dios del inframundo en las mismas condiciones, o peor.

—¿Qué le sucede a mi hijo? lo saco de su moisés detallándolo en busca de algo.

No pude evitar reírme de ambos, son unos exagerados.

—¡Lo van a ojear! – los regaño quitándoles al pobre bebe, al cual despertaron después de horas intentando calmarlo.

—¡Dijiste que algo te asustaba respecto a él! - sentencio el sabueso mientras tomaba asiento, su aspecto era desaliñado e intente pasar por alto la marca roja que tenía en el cuello.

¿Acaso era un chupón?

—Habla de una vez pequeña diosa Hades me había rodeado con un brazo atrayéndome más a él, pero sin sacar la mirada del bebe, quien se había vuelto a dormir para mi suerte.

—Cuando se enoja es como si sus ojos cambiasen de color – comienzo a hablar y me detengo cuando siento que ambos se relajan.

—¿A rojo? – preguntan detrás de mí a lo que asiento un tanto preocupada.

—¡Es normal! dice como si nada el sabueso y no puedo evitar sentirme excluida. —Cuando comience a caminar y a hablar vamos a enseñarle a controlarlo.

—¿Cómo que normal? – le doy un manotazo al dios del inframundo quien intenta tocar al bebe. —No lo despiertes, recién se durmió.

—Los regentes y los heraldos del inframundo tienen los ojos de ese color – habla Adrish y me golpeo mentalmente al no percatarme que ya los he visto en él.

Sus ojos rojos eran los que más habían llamado mi atención cuando lo conocí en su forma animal

—¿También tienes los ojos rojos? indago dudosa mirando al dios detrás de mí.

Asiente.

No puedo esconder la sorpresa que sus palabras me generan, ya que jamás me había hablado al respecto.

Me alejo de ambos enojada, me podían haber comentado eso antes para no asustarme de la forma en la que lo hice.

Por más que no sea parte del inframundo, Zagreo si lo es, por lo que hay cosas que necesito saber, al fin y al cabo, soy su madre.

No pueden excluirme de esta manera.

Se despidieron enseguida ya que según ellos tenían mucho trabajo, los ignore y ni siquiera deje que se me acerquen, tome a mi pequeño y me quede mirando a la nada.

No sé qué me pasaba, solo tenía un nudo en la garganta.

Cielo

Narra Miguel

Todo estaba volviendo a la normalidad, la guerra había terminado y poco a poco el caos se estaba acabando trayendo la tan anhelada paz.

Dejamos el inframundo hace semanas adaptándonos a ciertos rumores que fueron necesario para nuestros planes, una cabeza fría lo es todo en estos momentos.

La pantalla de "mi disputa" con el dios del inframundo fue necesaria para poder continuar con la búsqueda de mi hija tranquilos.

Ares retomo su puesto en el olimpo aumentando la ventaja, ya que era el último que la había visto, estaba seguro.

La firma de los acuerdos era lo único que tenia a mi favor ya que me abría las puertas del olimpo.

—Ya mandamos un mensajero al inframundo – habla Rafael a mi lado. —Estamos esperando su respuesta.

El primer movimiento para encontrarla había fallado por lo que teníamos que reorganizarnos.

Mi hermano se estaba tomado la búsqueda como algo personal, quiere encontrar a Hela a como dé lugar.

Y sé que por más que la quiera y sea algo único ante sus ojos, su interés también es por el hijo que sabemos que espera, quiere protegerlo y lo entiendo ya que también quiero hacerlo.

Fue el primero de los dos en sentir la presencia creciendo dentro de mi hija y aunque quise matar a Hades por embarazarla me guardé la rabia ya que ni él lo sabía.

—¿La sientes? le pregunto cerrando los ojos ante la ola de tranquilidad que me abraza, Hela estaba bien y por lo visto había dado a luz.

—Claro que sí, es asombroso responde feliz haciéndome sonreír, hace varios días que se comenzó a sentir el aura de un nuevo ser y uno muy poderoso.

Era mi nieto, no tenía dudas, era un aura muy parecida a la de su padre.

—¿Estarán bien? – pregunta dudoso y creo creer que sí.

—¡Debe de estarlo! Quédate tranquilo que vamos a encontrarla, a ella y al bebe.

¿Cómo sería el pequeño?

Son muchas las emociones que me genera el saber que existe, nada deseo más que poder encontrarlos y guardarlos bajo mil llaves de ser necesario. 

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