☪Capítulo XLVI

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☪Hades

Mi pequeña diosa estaba feliz y aunque tenga que compartir su atención con un montón de dioses ridículos, eso me hacía sentir bien por ella.

Traerla a este patético lugar no resultó tan mal como me lo esperaba, inclusive la visita inesperada de mi hermano la hizo sentir como lo que en realidad es, especial.

—Oye si sigue comiendo así va a terminar redonda – suelta Adrish caminando a mi sitio.

Lo miro sin poder creer la ridiculez que suelta.

—Vuelves a decir eso y te corto la lengua.

Es evidente que Hela a aumentando un poco de peso, está más redonda y tiene mucho más curvas, pero es mi culpa.

Mía y del pequeño ser que lleva dentro, el cual me pertenece.

—Solo es una observación.

—Porque mejor no observas al dios berrinchudo, me parece que quieren quitártelo – lo molesto señalando la escena delante.

Me apena, pero él empezó. Se aleja corriendo y no puedo contener la risa que me causa cuando está celoso.

—Papi – llama Zagreo.

Lo tomo en brazos besando su frente. —Dime.

—Me gusta ver a mami tan feliz.

—También me gusta, hijo mío.

Camino con mi hijo hacía dónde está con sus hermanos y me esfuerzo por socializar con ellos, aunque en realidad no los soporto. Las horas siguen pasando y por fin la fiesta termina.

—Es hora de volver al inframundo – le hago saber.

Asiente despidiéndose.

Las puertas rojas nos reciben y por fin puedo respirar.
Detesto estar lejos de mi hogar, es como si me sacaran una parte del cuerpo.

—Gracias – susurra Hela cuando estamos solos.

—¿Gracia por qué?

—Por soportar todo por mí.

Me sonríe y la beso.

—Sabes que no hay nada que yo no hago por vos, pequeña diosa.

Ahora es ella quien me besa. Sus labios se mueven ansiosos, apresurados por los míos. Rodeo mis brazos en su cintura profundizando y sé como va a terminar todo cuando comienza a frotarse contra mi.

Mis labios pasan a recorrer su cuello mientras me muevo con ella hasta la pared más cercana. No hay nadie, cosa que agradezco por lo que la recorro descaradamente.

—Hades – gime mi nombre cuando me prendo de sus senos.

El embarazo aumento su tamaño y soy cuidadoso al succionar.

—Dime pequeña diosa – hablo en su oído. —Dime que deseas.

No deja de reflejarse aumentando el tamaño de mi miembro, el cual está deseo por adentrado en ella.

—Deseo a mi rey – responde. —Deseo que el dios del inframundo me tome.

“Mi Rey”

Las palabras se repiten al mismo tiempo que me apresuro por liberarnos de la ropa. Quedamos sin nada y ella se me trepa enredando sus piernas a mi cintura.

Alineó mi miembro en su entrada y muevo la pelis adentrándome en ella una vez más. Su calor me recibe y comienzo a follarme a mi pequeña diosa en cada rincón del inframundo.

Su diminuto cuerpo facilita el agarre dejándome manejarla a mi antojo. Al cabo de minutos quedamos exhaustos. Satisfechos con el cuerpo del otro.

No sé en qué momento llegamos a la habitación pero me dejó caer en la cama junto a ella. Sus ojos comienza a cerrarse y me encargo de ponerle telas cómodas para que pueda descansar.

Beso su frente yéndome al segundo lugar más importante para mí, a demás de ella claro.

El purgatorio.

Necesito trabajar, sentirme en casa y cargarme de la energía que solo el inframundo puede darme. Zagreo y Adrish se me unen al cabo de unas horas y cierro los ojos absorbiendo la paz.


☪Hela

Abro los ojos reconociendo enseguida en donde estoy. La habitación que compartimos con Hades.

Los recuerdos de las últimas horas reaparecen en mi mente y siento pena por comportarme de esa manera.

El deseo sexual ha despertado en mi y según mi amigo es debió a mi estado. Cosa que agradezco internamente, me fascina disfrutar de mi esposo.

Mi esposo.

Sonrió por esas palabras mientras que el anillo resalta en mi dedo haciéndome sentir completamente feliz.

Dejo la comodidad de las telas yendo por algo de comida. En el camino, me encuentro con mi amiga quien viene con una sonrisa de oreja a oreja.

—¿Se lo dijiste? – pregunto.

Su cara significa una sola cosa y es que está bien con Rae.

—Si.

—¿Y cómo lo tomo? – me impaciento.

—Está tan feliz como yo – suelta.

No dudo en abrazarla.

Sabía como iba a reaccionar Rae ante la noticia y es que la que duda sobre el amor de mi amigo es ella. Mi querido comandante infernal besa el suelo que la morocha a mi lado camina.

Mis ojos se fijan en un punto mientras mi mente deja mi cuerpo, yendo más allá de lo permitido.

—¿Qué sucede? – pregunta.

Vuelvo a la realidad.

—Es raro que todo nos valla tan bien – confieso.

—¿Ya era hora no crees?

Asiento.

—Déjate de cosas y vamos por algo de comer – pide.

No refutó y la sigo ya que también tengo hambre. Mas aun, después de todo el ejercicio que hicimos con Hades.

Pasamos el resto del día juntas, hablando sobre bebés hasta que se nos une Ecresio entonces el rumbo de la charla cambia a planear su boda con el sabueso infernal.

Un escalofrío me recorre la espina dorsal cuando unos ojos que destilan odio se aparecen enfrente. No olvidó su rostro ni muchos menos las marcas de la guerra que ambos tenemos.

Sacudo la cabeza volviendo a prestarle mi atención a mis amigos.

El pasado es pasado.

Y ahora, solo importa el futuro.

ZagreoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora