🔥Especial 1k
Narra Hana
—¿Están seguros, pero seguros de hacer esto? – pregunta Ecresio a mi lado y le hago seña para que se calle.
Lo menos que necesitamos es que nos descubran por su culpa.
—¡Solo sigue caminando! – pido lo más amable posible intentando no perder la paciencia.
Quien me manda a hacer planes con estos dos.
—¿Si saben qué pueden matarnos por hacer esto? – habla Rae sin dejar de abrirnos paso.
Ahí está el otro, son tan para cual —¡Con esa actitud seguro que sí! – le reclamo pasando por su lado mientras Ecresio se ríe divertido.
—¡No te enojes amor! – susurra Rae dejándome un ligero beso antes de seguir.
Para la buena suerte de mí salud mental no tardamos muchos en llegar y sin ser vistos.
Lo primero que hicimos fue extender una manta sobre el verde pasto y centrar la mirada en las cristalinas aguas, hacía ya mucho tiempo que no pisábamos tan importante y significativo lugar.
—¡Por Hela! – sentencia Ecresio de la nada, levantando el vaso lleno de jugo y sonriendo con nostalgia.
Después de meses habíamos podido coincidir y juntarnos nuevamente como antes, nada extrañaba más que pasar tiempo con ellos, a pesar de que a veces quiera matarlos.
Escabullirnos del inframundo y colarnos al campamento para llegar al viejo lago no había sido fácil, pero lo logramos.
Juntos siempre lográbamos todo lo que nos proponíamos.
—¡Y por Liam! – agrega Rae también con tono angustiado.
Aunque no estaban físicamente siempre estarían presentes en nuestro corazón.
Liam nos cuidaba desde el cielo junto a los dioses y todavía no perdíamos las esperanzas de que Hela regrese.
—La última vez que estuvimos en este lugar fue con ellos ¿se acuerdan? – evoco los últimos recuerdos felices de los cinco juntos.
Extraño demasiado a Liam, pero no tanto como extraño a mi mejor amiga, hay tantas cosas que deseo contarle y no puedo, aunque nada se compara con las ganas de abrazarla.
—¿Dónde creen que esta Hela? – indaga Ecresio sin apartar la vista de las aguas.
El silencio nos abraza.
—¡Estoy seguro de que está bien! La condenada puede con todo – Rae nos hace reír por lo que dice y en el fondo se lo agradezco.
Hacía ya mucho que necesitábamos hacer esto y no solo por ellos, sino que también por nosotros, tanto lio, tanto problema nos había alejado.
Y era evidente que nos necesitábamos.
—¿Cómo va tu relación con el sabueso? – le pregunto a mi amigo.
Su relación es algo que me tomo por sorpresa, pero aun así me ponía sumamente feliz por él.
—Oh, creo que bien – responde como si nada, aunque claramente hay algo más detrás, es tan trasparente que te das cuenta enseguida cuando algo le pasa.
—¿Cómo qué crees? – lo cuestiona el dios que tengo como novio sin ningún tipo de consideración.
—El otro día dormimos juntos – suelta haciéndonos escupir lo que comíamos. —Y...
—¿Qué? – preguntamos a la par interrumpiéndolo.
Ecresio siempre fue boca suelta y sin pudor, pero jamás me imagine que podría hablar de esas cosas tan abiertamente.
—Si y ni siquiera me toco – dice desganado. Nos miramos incrédulos sin entender a qué se refiere.
—¿Durmieron juntos y no te toco? – indago con tono dudoso -.
Asiente.
—¿Entonces solo durmieron? ¿Sin sexo? Idiota pensé que hablabas de eso - comienza a reírse Rae y no me contengo en darle un golpe en la cabeza por desconsiderado.
—No creo que eso sea algo malo Ecresio, hay parejas que llevan las cosas sin prisa – digo mientras acaricio su hombro intentando darle alguna solución a las dudas que debe tener.
Me sonríe.
—¿Ustedes tuvieron sexo? – pregunta.
Rae se ahoga con el jugo manchando todo cuando lo escupe.
—¡Ey no seas cochino! – lo regaño.
—¡Qué te importa! – responde y sin darme cuenta están corriéndose a mi alrededor como dos niños.
No sé cuánto tiempo están en la misma situación, pero verlos me llena el alma, cuando se cansan ambos caen al agua entre risas.
Un deja vu me arrasa y traslada hace más de un año atrás en donde ellos jugaban en el agua mientras que le contaba a Hela sobre mi cita con Rae.
Una pequeña lagrima se desliza por mi mejilla sin poder evitarlo.
—Los extraño mucho – digo mirando a su dirección entregándome al llanto que me invade de la nada.
En un segundo ambos están aferrados a mí, no me importa que broten agua por todos lados solo quiero que me den su contención.
—Shhh no llores – pide Rae pasándome la mano por el pelo.
—¡Vamos a encontrarla! – sentencia Ecresio haciéndome levantar la mirada, nunca lo había visto hablar tan firmemente.
—¡Claro que vamos a encontrarla! – lo secunda Rae. —Aunque tenga que salir sin parar con las tropas.
Se que no mentía al decirme aquello, lo he visto volver cansado y ni parar con tal de encontrarla.
—¿Ecresio? ¿Rae? ¿Hana? – una voz conocida nos obliga a separarnos y ponernos alerta en cuestión de segundos.
Ahora sí que estábamos en serios problemas.
—¿Qué hacen acá? – cuestiona el hijo de Poseidón claramente con cara de confusión.
Nos miramos entre nosotros sin saber que responder.
—Extrañamos a Hela y a Liam – habla Ecresio parándose delante de nosotros. —Solo queríamos sentirnos cerca de ellos, lamentamos haber entrado sin permiso no tenemos malas intenciones.
La mandíbula se nos desprende cuando Persio tira el tridente y se apresura a abrazar a nuestro amigo quien queda con las manos a los costados.
—No te imaginas cuanto necesitaba saber que estabas bien – habla bajo, pero de igual forma pudimos escucharlo.
Su reacción nos dejó más que sorprendidos.
—¡Apártate! – lo empuja Ecresio con clara molestia. —Ya viste que estoy enterito.
Se aleja con la cara larga —¿Cómo han estado? – pregunta en nuestra dirección.
—¡Bien! ¿Y ustedes? ¿Cómo va todo en el campamento? – pregunta Rae animado.
—Bien, hemos estado inten...
—¡Vámonos, este no es nuestro lugar! – lo interrumpe Ecresio callándonos a todos. —Espero que eso no sea problema.
Jamás entendí el por qué de su actitud con él, tampoco indague sobro eso.
Comienza a caminar sin esperarnos y sin importarle los llamados desesperados del dios, quien claramente esta angustiado.
Nos despedimos de él y seguimos a nuestro amigo quien ni siquiera se detiene a esperarnos.
El inframundo se alza ante nosotros e ingresa como si nada, pasando por alto a Hades, al guardián y hasta al sabueso quien lo sigue con la mirada sin comprender su reacción.
—¿Qué le pasa? – pregunta.
—Oh nada, tuvimos un desafortunado encuentro con Persio, el hijo de Poseidón – explica Rae.
El rostro del sabueso se trasforma y sin decir nada sigue el mismo camino que tomó nuestro amigo.
Dejándonos con más dudas que respuesta.
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Zagreo
FantasyLa guerra dejo solo caos y destrucción. Los años habían pasado y la hija del arcángel seguía desaparecida mientras que el dios del Inframundo movía cielo y tierra para encontrar a su amada. La luna roja marco un ante y un después, una profecía, amor...