Capítulo 51

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Cassian me toma del brazo y salimos de la pequeña cocina para ir afuera de la casa, dónde empezó a nevar con mayor intensidad, por lo que el frío también se incremento.

- ¿Por qué has dicho eso? - pregunta molesto. - ¿Por qué le has dicho que se nos uniera? ¿Acaso quieres llevarte bien con tú cuñada? Porque conmigo no es necesario eso. ¿Qué sigue? ¿Mandarle una postal navideña a mi madre? - su mirada refleja lo furioso que en realidad está.

- Me dijiste que las personas en las que más confías son tus hermanos, pues necesitamos gente de confianza. Haz los cálculos, suma uno más uno.

- Dile que no, que has cambiado de opinión. - dice en un tono autoritario.

- No le diré eso. Necesitamos personas como ella. Mujeres como ella. Así que deja tus malditos sentimientos de lado y piensa con claridad en lo que es lo mejor para el clan. Esa es nuestra prioridad. Una vez que lo entiendas todo tomará perspectiva.

- ¡Hasta hace cinco minutos te estaba apuntando con un arma y tú con una botella cortada! - exclama con ese tono de voz suyo tan firme y autoritario.

Viktor no estaba tan errado con eso de que tan solo una palabra suya te pone los pelos de punta y que podría lograr que tú sangre deje de fluir y que el aire dejara de circular por los pulmones. Y eso que ni siquiera levanta la voz.

- Pues, dicen que del amor al odio hay un solo paso, puede que ella y yo terminemos siendo mejores amigos. - digo dando unos pasos para estar más cerca de él. - Lo que me recuerda... - le agarro la mano que está sangrando y la giro para observar su palma, de la cuál tiene unos leves cortes de los que salen sangre que ya está seca. Deslizo la yema de mi dedo con suavidad. Al levantar mi mirada, noto sus ojos oscuros observarme con atención. Por la cercanía que estamos puedo notar como su respiración disminuyo.

Me alegra no ser la unica que siente los efectos de la presencia del otro.

Acerco su palma a mis labios y dejo un prolongado, pero suave beso en está. Cassian sigue observándome sin pestañar, hasta diría que sin respirar, sino fuera que tiene su color normal.

- Tú mano está fría... - digo.

- Y tus labios cálidos... - dice casi en un susurro.

- Confía en mi... - le pido.

- ¿Qué acaso no es lo que vengo haciendo todo este tiempo?

- ¿Por qué lo haces? - no puedo evitar preguntar.

- Porque desde el instante que te conocí que tuve el presentimiento que me ibas a cambiar la vida. - responde automático, por lo que deduzco que no pensó la respuesta, tan solo lo dijo. - Todavía estoy tratando de descubrir si para bien o para mal.

- Tendrás que esperar y ver...

- Espero que no sea muy tarde para cuando me de cuenta...

- ¿Tarde para que?

- Para huir.

- ¿Te crees capaz de hacerlo?

Se queda observándome en silencio, en medio del frío, mientras la nieve cae y se posan minúsculos copos en sus pestañas negras y tupidas. Es la segunda vez que presencio esto, me gusta mucho esa imagen, es como contradictorio... Él todo serio y brusco, con esa expresión severa y esos labios carnosos en línea recta, pero que esos pequeños copos se posen en sus pestañas... No lo sé.... como que me da tranquilidad.

Cassian no responde, tan solo niega.

***

Así que los cuatro nos subimos al auto y regresamos a Moscú. En el trayecto de vuelta fue por demás silencioso, apenas si se oía nuestras respiraciones. Al menos fue así hasta que Viktor termino un dormir su breve siesta y empezó a cantar Harry Styles durante todo el camino que nos quedaba. Cassian lo amenazó con bajarlo del auto, pero Viktor no se detuvo, creo que en verdad lo hubiera dejado a un costado de la ruta si no fuera porque estaba yo. Supongo que prefiere oír a su desafinado hermano cantar, que tener que oírme a mi molesta. Chico listo.

Fuego con Fuego (Mafia Marshall III)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora