Capítulo 45

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Cassian me toma del brazo y me lleva hasta afuera de la casa, sin soltarme.

- ¿¡Qué diablos te sucede!? - exclamo fastidiada cuando me zafo de su agarre. 

Tiene sus manos en su cintura y me mira de una forma aún más seria de la que creí podría expresar. Parece muy molesto. 

- Que no se que diablos quieres. - su voz áspera suena más severa que de costumbre. - Empiezo a creer que me estás viendo la cara de idiota, pero déjame decirte que no lo soy. 

- Aguarda.... ¿¡Qué!? - exclamo confundida, sin entender. - ¿Qué quiero? Creí haber sido bastante directa con ese tema, que parecía no molestarte hasta ahora. ¿Es por lo que dije de vivir juntos? Tranquilo, no tendrás que compartir habitación conmigo. 

- No es por eso. - se apresura a decir a la defensiva. 

- ¿Entonces si quieres compartir habitación conmigo? - pregunto divertida. 

Me vuelve a tomar del brazo con fuerza y me atrae hacía él. Me mira firme. - Me dijiste que no juegue contigo, pero tú tampoco lo hagas conmigo, porque solo has visto la punta del iceberg de lo que soy. - dice amenazante. 

- No te atrevas a amenazarme. - sentencio seca, acercando más mi rostro al suyo. 

- ¿Qué escondes? - pregunta, con una mirada inquisidora, pero ahora no de forma severa, sino con curiosidad, como si quisiera desnudar mis pensamientos. 

Me aparto. - ¿De que hablas? - pregunto brusca.

- Tú lo has dicho. - comienza a decir. - Viniste buscando ayuda y...

- No, no vine buscando ayuda. - lo interrumpo. 

- Bueno, aliados, lo que sea... - sigue diciendo. - Pero pareces tener todo resuelto. - da unos pasos para acercarse más a mi. - Sabias lo de Egor Petrov, descubriste lo de la reunión de los jefes de cada clan, ahora encuentras está casa con un bunker secreto. En mi opinión todo parece muy servido en bandeja de plata. No estoy acostumbrado a que todo me resulte tan bien. Así que acá hay algo raro. Lo mismo contigo. - hace una pausa, mientras me observa atento. - No me termina de cerrar que hayas dejado a tú familia, tú clan y todas tus comodidades para venir a la otra punta del mundo, con un frío intenso, en una casa en estas condiciones y la cereza del postre... te quieres casar con alguien como yo. 

Suspiro con fastidio. - No me digas que eres uno de esos inseguros, que los acompleja la diferencia de clase y esas tonterías. Porque si es así, mejor cortemos esto acá. No quiero a alguien que dude de si mismo. 

- Ese no es el punto. - sentencia firme. 

- Te sorprenderá saber que en realidad soy más sencilla de lo que la gente cree. Todos me hacen la fama de complicada y caprichosa, pero siempre digo lo que pienso, siento y voy por lo que quiero, lo que en teoría me hace más sencilla de conocer. No tengo ningún plan secreto, ni ninguna tramoya detrás, o dobles intenciones. Soy esto que ves, no finjo. 

 Queda observándome en silencio, pensativo. - No te describiría como una persona sencilla, es más, creo que sería la ultima palabra que usaría. 

Ninguno despega la vista del otro, durante un prolongado silencio. 

Tengo que empezar a ser honesta con él, porque sino esto no funcionara. Creo firmemente que la honestidad es la base de cualquier relación, la que sea. Cassian y yo estamos por convertirnos en la cabeza deñ que pronto será un gran clan. Se tiene que volver la persona en la que más confío, porque de lo contario esto acabara antes de siquiera comenzar. 

- A mi hermano le toco el liderazgo del clan de mi padre por ser el mayor. - comienzo a decir. - Si yo me unía, tenía que ser para acatar sus ordenes y yo no sigo las ordenes de nadie. Él tendría la ultima palabra. Y sin importar lo que haga, siempre me vería como su hermana menor, como una niña. Puede que tú no lo entiendas porque eres el hermano mayor, pero no es satisfactorio estar a la sombra de tú hermano, solo porque nació antes, siendo que eres tan capaz como él.

Da otros pasos más, hasta que queda a unos pocos centímetros de distancia de mi. Acerca su rostro al mío. 

- ¿Era verdad lo que me dijiste? - pregunta en voz baja, con ese tono ronco y tan masculino, que logra que se me erice la piel aún debajo de tanto abrigo. 

- No se a que te refieres, pero seguro que si. 

- Lo que me contaste de tú novio. 

- Demian. - digo. Hago una pausa. Suspiro. - Él formaba parte del clan, nadie sabia de lo nuestro y... una noche hubo una misión, que era un trampa y exploto el lugar donde estaban. Murió al instante, junto con el resto de los miembros del clan. Fue todo orquestado por Adrik Vólkkov, aún así mi hermano le dio su perdón y lo invito a las fiestas familiares. Ahí fue cuando explote y le contente de lo mío con Demian, pero aún así no tuve ni una llamada, ni una disculpa de su parte. ¿Te sigue pareciendo sospechoso que me haya ido? 

 - ¿Lo amabas? - me pregunta, luego de un silencio. 

- Fue mi primer amor. Significo mucho para mi. - respondo. Asiente levemente. - Ah, casi lo olvido... - sigo diciendo. - ¿Quieres oír la mejor parte? Tal parece ser que esa rata es mi medio hermano. - la expresión de Cassian refleja sorpresa. - Si. Mi madre estuvo con uno de los Vólkkov. Mejor dicho, ese hombre abuso de ella y de allí salió el otro. Mi familia no es enredada para nada. - agrego con sarcasmo. 

- Todas las familias tienen sus cosas... - dice y su semblante se torna oscuro, como cada vez que se mete en sus pensamientos. 

Me pregunto, ¿Qué será lo que lo atormenta? Todos tenemos nuestros demonios. ¿Cuáles serán los suyos? 

- ¿Me hablaras de la tuya? - pregunto. 

Menea la cabeza. - Llegado el momento... 

No tengo intenciones de forzarlo a que hable. Solo conseguiría cabrearlo y que no me diga nada. 

Nos quedamos mirando en silencio, parados en la nieve, mientras está también cae del cielo con leves copos. Al estar tan cerca de él, puedo ver como pequeños copos de nieves se posan en sus tupidas y oscuras pestañas. 

- Puede que las ideas hayan sido mías y que yo encontré lo que necesitábamos, pero... - comienzo a decir. - Fuiste tú quién acabo con el ruso ese en la habitación y que logramos pasarlo a la de al lado para luego sacarlo del hotel. Tú tenías el contacto en el club y conseguiste el explosivo. No hubiera podido hacerlo sola con Mason.  

- ¿Estás tratando de decir que me necesitas? 

- Algo así... pero no voy a admitirlo.  

Sonríe levemente. - ¿Así que tú y yo viviremos aquí? - pregunta, observando la casa. 

- Si. - afirmo también mirándola. - Es la fachada perfecta. Vivimos acá, pero también tenemos nuestro lugar de reuniones. De todas formas, lo primero es ponerla en condiciones. ¿Conoces gente que pueda ayudarnos? 

- Si, yo me encargo. 

- ¿Crees que estará lista para navidad? - pregunto. Gira su cabeza para observarme con esos ojos oscuros. - Es solo que... que nunca he pasado una navidad lejos de casa... - agrego. - Será algo raro. Aunque... ahora está será mi casa... - me sigue mirando en silencio. - Y claro, la tuya también... y la de todos tus perros, que más les vale no defecar en las alfombras. 

Ríe. - Ellos están bien entrenados. 

- Eso ha dicho Nikolai, que están mejor adiestrados que él. 

- Eso no es parámetro, cualquiera lo está. - agrega divertido. Río. 

Me doy la vuelta hacía él para observarlo mejor. Cassian gira su cabeza. Tengo mi mirada fija en esos ojos penetrantes. 

- Mi padre siempre me ha dicho "arrasa con todo". - digo seria. - Es la ultima vez que te lo voy a preguntar, Cassian. ¿Arrasamos con todo, juntos? 

Asiente con seguridad, también mirándome con firmeza. - Si. - responde. - Arrasaremos con todo. 

Sonrío con satisfacción. - Eso quería oír. 

Encontré lo que buscaba. Nada más importa... 

Fuego con Fuego (Mafia Marshall III)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora