Capítulo 91

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Por la noche, tarde, Cassian se me aparece en la cocina, mientras sirvo en los platos la comida que encargue.

- Ahí estabas. - digo. - ¿Dónde te metiste todo el día? Te perdiste la reunión de hoy a la mañana.

- Tenía que terminar unos encargos del club. - responde acercándose a mi. 

- Creí que ya lo habías terminado ayer. - me cruzo de brazos, lo miro con reproche. - Al menos eso fue lo que me dijiste. 

- No me mires así. - dice y me aprisiona contra la mesada. Acerca sus labios a mi cuello y empieza a besarlo, dejando mordiscos entre tanto. 

- Yo quieras controlarme usando el sexo. - sentencio firme, pero él continua. - Cassian... No puedes controlarme. Tú no puedes... - comienza a descender a lo largo de todo mi cuello. Y mi autocontrol se desmorona. Ya ni recuerdo por qué era que lo estaba regañando. - Okay... okay... - cedo. - Tú puedes... puedes tener un poco de control, pero aún estoy a cargo. Puedo atacar en cualquier minuto, pero tu puedes tener control por un segundo. - apoya sus labios en la parte trasera de mi oreja. - Oh eso está bien...

Se aparta. - Quiero enseñarte algo. 

- Otro perro no, por favor. 

Se quita la chaqueta y por ultimo la remera, quedando ese torso marcado y tatuado al descubierto, que enseguida logra excitarme. Me enseña el interior de su brazo, dónde entre sus otros tatuajes hay uno nuevo, en el que se lee mi nombre con una perfecta caligrafía cursiva, la cuál reconozco ya que es mi letra. 

- Respóndeme algo. - comienzo a decir. - ¿Es el día de los inocentes o el día de los idiotas? Dime por favor que no lo hiciste. - le pido con suplica.

- Lo hice. - responde con orgullo lo que me temía.

- ¿Estaban tan baratos que era una oferta imposible de rechazar? ¿O era un tatuaje estúpido gratis por persona?

- No me gustan las cosas gratis. - sentencia.

- ¿Y cuando te deje que harás? ¿Te cortaras el brazo?

Se acerca más a mi, hasta tener su rostro a unos centímetros del mío. - Como si pudieras dejarme, su real emperatriz. - dice con su voz ronca y arrogante.

- Ahora mismo lo haría.

Pone sus manos en mi trasero y lo toma con fuerza, levantándome y me acuesta sobre la mesada de la cocina. Rapidamente se deshace de su pantalón, junto con su boxer, quedando completamente desnudo frente a mi. Observo ese cuerpo trabajado con lujuria. Lo quiero encima y dentro mío. Con sus fuertes manos desgarra mi remera y me quita el brasier, luego tira de mis botas y las arroja a un lado, al igual que el pantalón y por ultimo mis bragas. Se para entre mis piernas y apoya su pecho sobre el mío. Comienza a besar mi cuello, por lo que el placer que siento en mi parte baja no tarda en extenderse por todo mi cuerpo. Lleva sus manos a mis senos y los masaje mientras continúa con sus labios en mi cuello que entre besos y mordiscos, yo me aferro al suyo. Sus besos van haciendo un recorrido por el centro de mi cuerpo. Mi espalda de arquea cuando llega a mi pelvis. Él si que sabe tocar el lugar justo para hacerme estallar de placer y excitación. 

Cuando ya no aguanto más, me siento sobre la mesada y atraigo a Cassian hacía mi, aferrándome a su cuello. Vuelve a sostener mi trasero entre sus manos y yo entrelazo mis piernas a su cintura. Con mi mano tomo tomo su pene y comienzo a masajearlo, mientras se va poniendo duro. Me atrae hacia él presionando mi pelvis contra su miembro, y que una vez erecto lo introduce dentro y empieza a hacer movimientos constantes en los que subo y bajo, llenándonos de placer, ambos jadeando. Él no me quita sus mirada de encima, solo cuando atrapa mis labios con sus suyos, mordiendo mi labio inferior. 

Fuego con Fuego (Mafia Marshall III)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora