Capítulo 33

1.3K 140 39
                                    

¿Cómo hice para regresar al departamento sin chocar con nada y no causar un accidente? No lo sé. Con honestidad no recuerdo siquiera el trayecto de vuelta a la ciudad. Solo puedo decir que mi corazón no dejaba de latir con fuerza, hasta un punto temía que me saliera del pecho. Me sentía impotente, herida y traicionada. Eso ultimo es lo peor. 

En todos estos meses ninguno tuvo la decencia de decirme sobre que ese desgraciado seguía en nuestras vidas. Se que estuvo distanciada, pero tampoco que me fui a vivir bajo una piedra. Todos me lo ocultaron, porque sabían como me pondría. Es una puta locura que ahora el causante de que hayamos perdido todo tenga un lugar en la mesa familiar. 

No importa quien sea, lo que le haya sucedido, o los traumas que tenga. Eso no justifica todo lo que hizo. 

¿Cómo pueden siquiera estar en la misma habitación que él, o mirarlo a los ojos? ¿En que clase de clan mafioso se perdona con tanta facilidad a los enemigos? 

Ese no es clan que fundo mi padre. Ese no es el clan que tantas ansias tenia de formar parte. 

Esto me sirvió para darme cuenta de que no pertenezco, ni a la familia, ni al clan. Porque que me hayan ocultado todos estos meses esa noticia, es porque no les importa lo que yo piense. Me siguen viendo como una niña. Y no quiero estar en un lugar en el se me subestime o me inferiorisa. Tengo que encontrar mi camino en otro lado. 

Así que cuando llego al departamento de Peter, me dirijo hacía la habitación. 

No habrán pasado 15 minutos, cuando oigo la puerta de la entrada abrirse y luego cerrarse de un portazo. Yo sigo metiendo mis pertenencias en el bolso, cuando Peter entra a la habitación. 

- ¿Qué haces? - pregunta confundido. 

- Me voy. De aquí, de Nueva York. - respondo sin mirarlo. 

- Arwen, ¿¡Qué demonios!? - exclama molesto. - ¡Parecías una lunática! ¡Me has asustado! 

Levanto mi mirada y la clavo en él. - ¡Lo sabias! - grito molesta, aunque en realidad dolida. - ¡Pudiste habérmelo dicho! Sobre todo sabiendo que día es hoy. ¡Tendrías que habérmelo advertido!

Me mira apenado. - Si te decía algo, no hubieras venido.

- ¡Pues claro que no! ¿¡Te crees que me importa que sea cumpleaños de ese niño!? ¡Hoy hace un año!

- Precisamente por eso creí que lo mejor sería que estuvieras acompañada.

- ¿¡Rodeada de estos traidores!? ¿¡Compartiendo mesa con el responsable!? - sigo gritando. Lo miro, él está serio. - Tú también lo eres. Tú también eres un traidor. 

- Arwen... - se acerca a mi, extendiendo su mano. 

Me aparto de él. - No. - digo firme. - Sabia que me ocultabas algo. Todos estos meses y jamás fuiste capaz de decir una palabra. Me convenciste de que lo liberara, que lo dejara ir, que era cosa del pasado. ¡Puras mentiras! Eras muy consiente de lo que hacía Renn, que parece que ahora están de mejores amigos con el bastardo. Permití que me persuadieras... - mis ojos se ponen llorosos. - Lo hice por ti, por querer ser mejor ¡por ti! - exclamo furiosa. - Y tú me mentiste y me ocultaste todo esto. Ya estoy cansada de compartirte con Renn. Tú lealtad está dividida. Y ya no puedo seguir soportándolo. Él te absorbe.

- ¿Y eso que significa?

- Que tienes que elegir. No quería llegar a eso, con mi familia no me importa, pero tú... tú si. Él o yo. No puedes tenernos a ambos, no después de esto. No quiero estar con alguien que no se si me apoyo al 100%. 

- ¡Siempre estoy de tú lado! - exclama serio. 

- ¡Hoy no! En el día que más lo necesitaba no fue así. - hago una pausa. Ambos nos miramos a los ojos en silencio. Quisiera poder odiarlo como a los demás, eso lo haría más sencillo. - Ven conmigo. - le pido. Él me mira sorprendido. - Nos iremos de aquí, iremos a un lugar en el que podamos ser tú y yo. Empezaremos algo nuevo, de cero. Los dos.

Fuego con Fuego (Mafia Marshall III)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora